Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Hay libros que se convierten en clásicos y merecen relecturas como homenaje. Hay historiadores que dejan una impronta con su quehacer académico y se convierten personajes de recuerdo y admiración.
Ambas características se reúnen en el libro Uso y valor de Henri Lefebvre. Siete ensayos a propósito de El derecho a la ciudad, coordinado por Luis Fernando Granados, que aparece en la colección Biblioteca de la Editorial de la Universidad Veracruzana. En primer lugar, se recuerdan los más de 50 años de aparición del texto del teórico marxista y, en segundo lugar, es un reconocimiento para el historiador que falleciera en 2021.
Henri Lefebvre (Hagetmau, 1901-Navarrenx, 1991) fue un filósofo nacido en Francia que impulsó la teoría de Karl Marx en el país galo y fue un intelectual determinante que motivó el movimiento estudiantil de 1968 del mayo francés.
Uno de sus libros torales es El derecho a la ciudad en el que plantea que las sociedades deben de producir conscientemente su espacio. Hace una crítica de la vida cotidiana formada en el sistema capitalista en la que se expresan las distintas experiencias sociales de los obreros, de los marginados, de los diversos trabajadores y de los dueños del gran capital. El libro abrió brecha para crear una estrategia del conocimiento unida a una estrategia política hacia la puesta en práctica de la ciudad como derecho a la vida.
Para sociólogos, urbanistas, activistas, historiadores, geógrafos, biólogos y todo interesado en crear mejores espacios para vivir en la ciudad, el texto se convirtió en un libro de cabecera.
Luis Fernando Granados (Ciudad de México 1968-2021) fue el motor principal para recordar la obra de Henri Lefebvre con motivo de los 50 años de la publicación de El derecho a la ciudad y, junto con otros académicos, organizó el coloquio “El derecho a la ciudad: medio siglo de una idea revolucionaria” que se celebró en 2018 en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS) de la UV.
En ese encuentro interdisciplinario los académicos se propusieron replantear sus investigaciones revisando a un clásico y, desde diferentes lecturas, entender a las ciudades a través de su historia, de sus espacios, de comprender en qué momento los centros urbanos se vuelven mercancía y de entender cómo podría recuperarse a la ciudad.
Como apunta Luis Fernando Granados, el texto de Lefebvre es un “libro célebre, denso, colmado de promesas y también, por supuesto, de problemas; libro que es mucho más que un título que se volvió consigna y aun mercancía; libro que merece todavía ser leído -hoy incluso más que hace medio siglo”.
El libro se forma con siete aportaciones. La primera es de Jerónimo A. Díaz Marielle, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, titulada “La distopía urbana de Henri Lefebvre y los usos políticos del derecho a la ciudad”, en la que nos presenta las primeras herramientas para abordar a Lefebvre quien advirtió una doble crisis, primero con una ciudad colapsada por la revolución industrial y, segundo, con la urbanización moderna que no promueve una sociedad igualitaria y gozosa para los habitantes a la que aspiraría una ciudad utópica. He aquí que el derecho a la ciudad de ser una consigna pasó a ser un slogan.
Malik Tahar-Chaouch, del IIHS de la UV, escribe “El derecho a la ciudad, la ‘mundialización en marcha’ y el marxismo del 68”, donde plantea las ideas centrales de Lefebvre y la influencia que tuvieron en el movimiento que surgió en la Universidad de París
en Nanterre, así como los planteamientos de Herbert Marcuse, considerado el “padre de la Nueva Izquierda” y los de Guy Debrod, autor de La sociedad del espectáculo (la última etapa del desarrollo del capitalismo). Ante la utopía de la clase del trabajo al poder (y con ello la apropiación de espacios en la ciudad), el cineasta Pier Paolo Passolini, en Escritos corsarios, considera que el marxismo del 68 es un grito desesperado y un “adiós de la juventud a la revolución obrera”.
“Una lectura crítica de El derecho a la ciudad desde la óptica de las experiencias cotidianas”, es el ensayo que presenta Ana Isabel Fontecillas Carbonell, del IIHS de la UV, en el que plantea que el “derecho a la ciudad” no basta con ocupar, habitar, transitar y encontrarse, sino que también se debe estudiar la desigualdad contemporánea.
“De la ciudad capitalista a la ciudad colonial. Dinámica histórica y segregación socioespacial en El derecho a la ciudad”, es el texto de Luis Fernando Granados, del IIHS de la UV, donde pone su vista en el pasado para analizar en otros tiempos y otros lugares la segregación socioespacial que se impuso a los pueblos originarios por el núcleo europeo, separación que se da también en nuestros tiempos.
Paulo César López Romero, del Ayuntamiento de Xalapa, escribe sobre “Un espacio para acceder a la ciudad. Las colonias agrícolas de Xalapa, 1924-1937”; habla de una ciudad que no se ajusta al modelo convencional y sí presenta organizaciones de clase en expansión y con colonias proletarias formadas por los sindicatos.
Dora Cecilia Sánchez-Hidalgo, de la UV, en “El ideal urbano ante la ciudad proletaria. La proyección vanguardista de casas mínimas para colonias obreras, Ciudad de México”, analiza la urbanización con los beneficiaros de la Revolución y centra sus estudios en los arquitectos y en los planeadores que diseñaron las casas de la capital del país.
Finalmente, Rihan Yeh, de la University of California, presenta “El derecho a la garita. La transformación urbana y el régimen escópico de la frontera en Tijuana”, donde hace una parábola de las ideas de Lefebvre con un hecho real: la ciudad perdida Cartonlandia que sucumbe ante la nueva urbanización.
Uso y valor de Henri Lefebvre. Siete ensayos a propósito de El derecho a la ciudad, coordinado por Luis Fernando Granados, es de la colección Biblioteca de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 272 páginas, 2022. Para adquirir este libro consulta www.uv.mx/editorial/puntos-de-venta-11
