Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Tornado de ideas por el futuro del libro

Miguel Mora

Más que un congreso, es una tormenta de ideas masiva y babélica. Con más tribulaciones y esperanza que certezas, 200 libreros, editores, escritores, blogueros y periodistas de todo el mundo piensan en Monza (Italia) sobre el mañana del libro y la escritura del futuro. Los libreros tienen pánico de acabar como las tiendas de discos; la mayoría sabe que la revolución es un tsunami imparable, y algunos editores, como el de Mondadori, invitan a todos «a coger la tabla de surf y subirse a la ola»; Google pone cara de no haber roto un plato, y Milagros del Corral, exdirectora de la Biblioteca Nacional, se pregunta en nombre de la Unesco, qué pasará con los derechos de autor o con las bibliotecas, cómo sobrevivirán las librerías, quién editará periódicos si son gratis, qué parte del negocio y del margen volará.

«Acabaremos siendo alquiladores de libros», creen en Mondadori

En EE UU el mercado electrónico roza el 25%. Google ofrecerá 15 millones de títulos

Todos imaginan cómo llegará su trabajo hasta el lector el año que viene, o dentro de cinco: sin intermediarios. Pero la sensatez se abre paso en un sector que se supone inteligente. Ni somos víctimas de lo digital ni debemos hacernos las víctimas. Esa parece la consigna. El papel y lo digital convivirán largo tiempo.

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Sin escribir no soy nada

Por J. R. M.

Ana María Matute, la tercera mujer que recibe el Cervantes en más de tres décadas de historia del premio, ensalza el papel de salvavidas de la literatura

«Tuve una depresión mala y dejé de escribir. ‘Olvidado Rey Gudú’ me salvó»

«Fundamentalmente, lo que haré será dar las gracias», dijo la escritora, que añadió que no había comparado su discurso con el de ninguno de sus predecesores. «Solo he mirado si había alguno tan cortito como el mío», aclaró. Aunque este año la ceremonia ha pasado -cosas de la Semana Santa- del día 23 al 27, otro clásico de estas fechas es hablar del Quijote.

Matute, que en julio cumplirá 86 años, lo leyó por primera vez a los 14: «Me aburrí muchísimo. No entendí nada». Más tarde, con 20 años e «instalada en escritora», volvió a leerlo. Ella era ya otra persona y la novela también parecía otra: «Me enamoró. Fue la primera vez que lloré leyendo un libro. Y no solo porque muere don Quijote, también por lo que se moría con él. Esa muerte trae consigo un desencanto».

Ana María Matute pasa sin perder la sonrisa de la silla de ruedas que empuja su hijo a apoyarse en una muleta que sirve de pareja al brazo de alguna de las autoridades. Ayer, la jornada en la biblioteca de la autora de Primera memoria tuvo también dos partes. Al encuentro con la ministra y la prensa le siguió una tertulia con Juana Salabert y Elena Medel presentada por Carmen Amoraga.

Por supuesto, se habló de la mínima presencia de las mujeres en el palmarés del Cervantes desde que arrancara en 1976: la filósofa María Zambrano (1988), la poeta cubana Dulce María Loynaz (1992) y la propia Matute, que llegó al coloquio con la respuesta ya dada a los periodistas. «Me gustaría que el premio tuviera larga vida y que lo ganaran muchas mujeres, pero también me gusta que lo gane un hombre que se lo merece». Cuando le preguntaron si su premio fue un acto de justicia fue igual de rotunda: «Yo no soy la persona indicada para decirlo. Injusto no ha sido, creo. Es como si me hubieran dicho: ‘¿Sabes? Esto a lo que te dedicas ha valido la pena. No has suspendido’. Pues yo tengo la sensación de que he aprobado la vida».

Cuando la sociología dio paso a la literatura, la homenajeada subrayó que, pese al tópico, la infancia no es el eje de su obra. «Es recurrente porque nos marca», aclaró, «pero hay otros temas que me hacen pensar y escribir: el amor-odio entre hermanos, la incomunicación, la soledad del hombre actual…».

La autora de Los Abel insistió en su felicidad, pero no dudó al afirmar que «a la literatura grande se entra con dolor y con lágrimas. Escribir es una forma de protesta siempre, un modo de expresar nuestro malestar en el mundo». De un largo dolor, dijo, salió con la ayuda de una de sus novelas más populares, Olvidado Rey Gudú: «Tuve una depresión mala y dejé de escribir. No me interesaba nada. Ese libro me salvó. Volver a escribir fue volver a ser yo misma. Sin escribir no soy yo, no soy nada».

Tomado de: http://www.elpais.com



La depredación de lo público

La crisis económica en Inglaterra ha provocado una serie de recortes presupuestales. El gobierno central ha limitado los recursos que entrega a las localidades y éstas deciden en dónde aplican la tijera. Un buen número de condados ingleses ha decidido terminar con el financiamiento de las bibliotecas públicas. Según los ahorradores, en estos tiempos no se justifica el gasto en esos símbolos de la antigua cultura. La gente tiene hoy acceso a otras fuentes de información, por lo que no necesita de esos edificios repletos de libros. Si quieren preservar sus bibliotecas, los vecinos habrán de dedicarse voluntariamente a cuidarlas. Hace un par de semanas, el novelista Philip Pullman puso el grito en el cielo: sofocar las bibliotecas públicas es una monstruosidad, un atentado a la civilización, una tragedia para la vida en común.
Pullman, el autor de la trilogía La materia oscura, tomó la palabra—literalmente. Pronunció un discurso en Oxford en defensa de las bibliotecas públicas que rebotó de inmediato por los conductos de la red. De pronto, miles y miles leían y comentaban su alegato. Asfixiar presupuestalmente a las bibliotecas no puede ser obra más que del fundamentalismo. Como el obispo Teófilo destruyó la Biblioteca de Alejandría por ser depósito de la cultura pagana, los fundamentalistas del mercado están dispuestos a rematar las bibliotecas por no resultar rentables. Estos dogmáticos del lucro, no entienden otra razón que el provecho económico. No tiene valor lo que no produce una ganancia cuantificable e inmediata. ¿Qué sentido tiene guardar un libro de filosofía que no ha sido consultado en diez años? ¿Por qué no eliminar de los estantes todos esos libros impopulares y preservar solamente los que se leen frecuentemente? Si quieren bibliotecas, bastaría con una buena colección de best-sellers.
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Un mundo distraído

Bárbara Celis

La tercera parte de la población mundial ya es ‘internauta’. La revolución digital crece veloz. Uno de sus grandes pensadores, Nicholas Carr, da claves de su existencia en el libro ‘Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?’ El experto advierte de que se «está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma».

El correo electrónico parpadea con un mensaje inquietante: «Twitter te echa de menos. ¿No tienes curiosidad por saber las muchas cosas que te estás perdiendo? ¡Vuelve!». Ocurre cuando uno deja de entrar asiduamente en la red social: es una anomalía, no cumplir con la norma no escrita de ser un voraz consumidor de twitters hace saltar las alarmas de la empresa, que en su intento por parecer más y más humana, como la mayoría de las herramientas que pueblan nuestra vida digital, nos habla con una cercanía y una calidez que solo puede o enamorarte o indignarte. Nicholas Carr se ríe al escuchar la preocupación de la periodista ante la llegada de este mensaje a su buzón de correo. «Yo no he parado de recibirlos desde el día que suspendí mis cuentas en Facebook y Twitter. No me salí de estas redes sociales porque no me interesen. Al contrario, creo que son muy prácticas, incluso fascinantes, pero precisamente porque su esencia son los micromensajes lanzados sin pausa, su capacidad de distracción es enorme». Y esa distracción constante a la que nos somete nuestra existencia digital, y que según Carr es inherente a las nuevas tecnologías, es sobre la que este autor que fue director del Harvard Business Review y que escribe sobre tecnología desde hace casi dos décadas nos alerta en su tercer libro, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus).

«Aún no somos conscientes de todos los cambios que van a ocurrir cuando realmente el libro electrónico sustituya al libro»

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La huella de los libros

Por Leila Guerriero

Hay escritores que atesoran y acumulan libros, mientras otros les dejan de prestar atención una vez leídos. La formación de las bibliotecas particulares crea manías. Una serie de autores responde a la pregunta sobre el apego que se puede tener por ellos

Dos estantes de madera barata, amurados a la pared a los pies de la cama de la habitación de un niño que, cuando sea grande, será escritor. En los estantes, algunos cómics, libros de Mark Twain, de Bradbury, poesía.

La biblioteca como el rastro de una excentricidad, de una obsesión, como resguardo contra el olvido

Cinco estantes de madera barata, amurados a la pared a los pies de la cama de la habitación de un adolescente que, cuando sea grande, será escritor. A los cómics, a los libros de Mark Twain y de Bradbury, se han sumado Julio Cortázar, J. D. Salinger, Henry Miller, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez.

Seis estantes de madera barata, amurados a la pared a los pies de la cama de la habitación de un piso de soltero de un varón joven que empieza a ser escritor. En los estantes hay dos hileras de libros más varias pilas sobre la mesa de noche más cinco pilas a los pies de la cama. Los cómics, Mark Twain y Ray Bradbury se mezclan ahora con Paul Auster, Dostoievski, Henry James, Scott Fitzgerald, Flaubert, Nabokov, Barthes, Faulkner.

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10 claves para escribir bien, segun Rosa Montero

La escritora española y el autor mexicano Jorge Volpi imparten un cibertaller de escritura durante la Feria del Libro de Guadalajara. Cada día, de 16.00 a 18.00, hora peninsular española, charlan con los lectores sobre los entresijos de escribir. Montero se ha estrenado con el método de la creación literaria. Estas son sus 10 claves a preguntas, también clave de los lectores.

¿Para qué se escribe?

«Uno no escribe para decir nada, sinopara aprender algo. Escribes porque algo te emociona y quieres compartir esa emoción. Y tú sin duda sientes esas emociones que son más grandes que tú, y por eso quieres escribir, ¿no? No se trata de soltar mensajes sesudos».

¿Cómo empezar?

«Toma notas de las cosas que te llamen la atención o te emocionen. Y déjalas crecer en la cabeza. Luego, escribe un cuento en torno a una de las ideas… Para hacer dedos, también hay ejercicios. Por ejemplo, escribe un recuerdo importante de tu vida contado por otra persona. Puedes hacer ejercicios como escribir algo que hay sido muy importante en tu vida, quizá en tu infancia, pero contado desde fuera por un narrador real (por ejemplo un tío tuyo) o inventado, e incluyéndote como personaje».

¿Cómo enfrentarse a la página en blanco?

«Llamar la atención’ es el primer paso. El huevecillo. Déjalo crecer en la cabeza… Juega a imaginar en torno a eso. Consecuencias de los hechos, posibilidades… Se escribe sobre todo en la cabeza. Y cuando tengas más o menos una historia, escríbela.

En cuanto a la rutina, depende del escritor. Tienes que encontrar tu método. Yo no tengo rutinas horarias, pero para escribir desde luego tienes que trabajar. Siempre es bueno forzarte a sentarte todos los días un rato, aunque no sea a la misma hora, y aunque no escribas nada».

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Todos los libros a la mano

Gabriel Zaid

En el principio fue la biblioteca de Alejandría. En el presente es la inmensa, y muy polémica, biblioteca Google. En este ensayo Gabriel Zaid traza el arco que va de los rollos de papiro a los libros digitales y descubre las dificultades materiales y legales que enfrenta hoy el perdurable sueño de construir una biblioteca total.

Alejandro fundó Alejandría soñando en una nueva Atenas, y su general Tolomeo (que en el reparto del imperio se quedó con Egipto) fundó una dinastía que continuó ese sueño. Los Tolomeos (que reinaron del 305 al 30 a. C., cuando murió Cleopatra sometida a Roma) crearon el Museo (lugar de las musas): una especie de think tank donde alojaban espléndidamente a poetas, artistas y sabios, con una gran biblioteca adjunta, la famosa Biblioteca de Alejandría. Se valieron para esto de Demetrio de Falera, discípulo de Aristóteles (como Alejandro); que se inspiró en la biblioteca del Liceo (al parecer, la primera biblioteca concebida y organizada como tal, no un montón de libros). Se dice que Cleopatra participaba con inteligencia en las tertulias del Museo.

Para reunir todos los libros del mundo griego, los Tolomeos tenían agentes viajeros que salían a buscarlos y comprarlos. Además, los barcos que pasaban por Alejandría eran abordados por inspectores para confiscar los que tuvieran. Si la biblioteca los tenía, eran devueltos. Si no, copiados tan cuidadosamente que, al entregar la copia en vez del original, muchos pasajeros ni cuenta se daban (Mostafa El-Abbadi, La antigua Biblioteca de Alejandría. Vida y destino).

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Inteligencia sin palabras

Gabriel Zaid

La inteligencia que conversa maravillosamente hace olvidar la inteligencia muda. La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato entienden muchas cosas sin palabras ni interlocutor. Es una inteligencia íntima, incomunicable en el acto mismo de entender, aunque después sea tema de conversación.

Sabio consejo de un entrenador de box (al poeta Julio Hubard): No pienses. Razonar toma tiempo, por poco que sea. Te distrae de la realidad inmediata. Y en esa fracción de segundo te pueden noquear.

Hay una tradición milenaria que recomienda lo contrario: la previsión, el cálculo, el ponderar los pros y los contras. Actuar sin pensar se considera peligroso, inferior. Aristóteles llevó esa tradición al análisis de la inteligencia práctica y la deliberación (Ética nicomaquea). San Ignacio inventó un método para tomar buenas decisiones y llevar el control de su cumplimiento (Ejercicios espirituales). Pascal introdujo el cálculo de probabilidades como criterio para tomar una decisión (Pensamientos).

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«Escribir es servidumbre y gozo»

J. Cruz

Mario Vargas Llosa estaba ayer exultante. Pero no perdía ni el sentido del humor ni el equilibrio que le ha dado rigor a su obra. Estaba sorprendido de haber sido galardonado con el premio, y estaba agradecido, aunque temeroso aún de que fuera una broma. Durante 14 minutos tanto él como su mujer, Patricia, que están en Nueva York porque el Nobel 2010 da clases en Princeton, pensaron que el secretario de la Academia sueca era «un impostor». Y le dieron 14 minutos para que ratificara que no era una tomadura de pelo. «Cuando pasaron los 14 minutos ya pude disfrutar de esta sorpresa».

¿Una sorpresa, de veras? «Déjeme que le diga antes por qué creía que era broma. Hace años le hicieron una trastada así a Alberto Moravia, el novelista italiano. Fue una noticia fea, que a él le cogió desprevenido. Entonces, inmediatamente que me dijo Patricia que habían llamado de la secretaría del Nobel nos pusimos en guardia».

Además, ya no estaba en las listas. «Y no crea, eso me tranquilizó. Estar en las listas era una pesadilla anual, porque mucha gente llamaba para indagar si era cierto que iba a ganar el Nobel. Todo eso abonaba la idea de que pudiera ser una broma una noticia que luego resultaría tan grata».

Mario Vargas Llosa se había convencido, a lo largo de los años, de que él no era un escritor para este premio. ¿Y por qué? «¿Por qué? Porque llegué a la conclusión de que yo no estaba en la identikit del Nobel; yo soy un escritor conflictivo, tomo posiciones incómodas, me equivoque o no siempre digo lo que me parecen las cosas, y todo eso me hizo creer que no era el escritor que encajara con la manera de ver la literatura por parte del jurado».

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Memoria oral de García Márquez

Winston Manrique Sabogal

A Gabriel García Márquez no le gusta hablar en público y mucho menos dar discursos. Y cuando lo ha hecho ha sido empujado por las circunstancias o por el cariño a un amigo. Algunas de esas intervenciones son conocidas y otras no tanto por el gran público que ahora podrá acceder a esa memoria oral del Nobel colombiano en el volumen Yo no vengo a decir un discurso, que editará Mondadori el 29 de octubre. El título corresponde a una de las frases que García Márquez pronunció en su primer discurso con 17 años. Como adelanto, Babelia publica hoy en ELPAIS.com la estructura y temas de dicha antología y algunos fragmentos, especialmente del titulado América Latina existe, que la revista cultural del diario publicará completo este sábado 23 de octubre.

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