- Los recuerdos del porvenir es una novela polisémica, además de ser una representación de la violencia en general
- En la próxima sesión del curso “En busca de una literatura propia: narradoras latinoamericanas”, el jueves 18 de marzo, se hablará sobre la escritora sinaloense Inés Arredondo
Paola Cortés Pérez
13/03/2021, Xalapa, Ver.- La escritora mexicana Elena Garro se consideró una mujer heterodoxa y no feminista, no idealizó a la mujer, apuntó Lucía Melgar Palacios, profesora de literatura y género en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la quinta sesión del curso “En busca de una literatura propia: narradoras latinoamericanas”.
La charla se llevó a cabo la tarde del jueves 11 de marzo y fue transmitida a través de Facebook Live y el canal de YouTube de Casa de Estudio Cien Años de Soledad.
Este evento literario es desarrollado por la Casa Estudio Cien Años de Soledad de la Fundación para las Letras Mexicanas (f,l,m.), con la colaboración de la Universidad Veracruzana (UV) y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Melgar Palacios mencionó que Elena Garro, al igual que Rosario Castellanos, no se consideraba feminista, pero en sus textos abordó temas que en su época apenas empezaba a hablarse de ellos y ahora son vigentes, como son la violación femenina y el feminicidio, ejemplo de ello son las obras de teatro Los perros y El rastro.
Dijo que fue una mujer heterodoxa, no se consideraba feminista, pero en muchos sentidos y muchas de las cosas que hizo en algunos momentos de su vida están relacionadas con una visión crítica de la condición de la mujer, ya que ella lo vivió durante su juventud.
“Fue una mujer muy interesante porque desde sus inicios hizo cosas que no estaban bien vistas por la sociedad mexicana; por ejemplo, salía a la calle en pantalones y gorra en 1937, lo que causaba un gran escándalo, no era común que las mujeres usaran pantalones.”
Expresó que Elena Garro es una de las grandes escritoras sobre la violencia en México y América Latina, al hacer una continua crítica de la violencia; además, la violencia contra las mujeres está presente en sus obras de teatro, también habla de la violencia política, violencia social, discriminación, racismo, clasismo, poder, autoritarismo, y lo hace a través de los personajes a los que da voz.
“Habla sobre las relaciones de las mujeres y no idealiza a éstas, va a mostrar que las mujeres también discriminan, ejercen violencia y pueden ser agresivas.”
Lucía Melgar, también crítica literaria, dijo que hay muchas maneras de leer a Garro y presentó una propuesta a partir de las lecturas que ha hecho. Unos rasgos fundamentales en su obra son los juegos con el tiempo, que para ella es múltiple; la magia de la palabra puede transformar en algo bello, terrible o funesto.
Además, se le ha considerado precursora del realismo mágico por la novela Los recuerdos del porvenir, y aunque ella decía que no hacía realismo mágico, sí tiene elementos fantásticos como la presencia de Felipe Hurtado que cruza el jardín cuando está lloviendo y no se moja ni se le apaga la vela.
Después de los años ochenta, Elena Garro escribió sobre el desplazamiento, el desarraigo, no tener papeles, no tener redes sociales, no tener familia, y sobre mujeres perseguidas y aisladas, “es algo que le da vigencia a sus obras”.
Los recuerdos del porvenir
Lucía Melgar comentó que la novela Los recuerdos del porvenir la escribió en los años cincuenta, tenía el deseo de publicarla en los años sesenta en Argentina, pero no lo logró; después lo intentó en España, pero no les interesó su publicación.
Finalmente, Elena Garro logró publicarla en la Editorial Joaquín Mortiz, y el mismo año de su aparición (1963) ganó el Premio “Xavier Villaurrutia”.
En cartas y entrevistas, la novelista mexicana contó que mientras estaba enferma, Octavio Paz (que era su esposo) le sugirió escribir sus recuerdos de infancia, por lo que Los recuerdos del porvenir es como un homenaje a Iguala, a su infancia y aquellos personajes a los que admiró.
La novela recrea la vida de un pueblo del sur de México, Ixtepec, contada por él mismo; va mostrando la serie de acontecimientos que lo afligen, a los personajes que lo habitaron en otro tiempo bajo un ambiente fantasmal y su realidad desdibujada durante uno de los movimientos más complejos de México: la Guerra Cristera.
“Destacó por sus características literarias: presenta un narrador colectivo en tercera persona que es el pueblo de Ixtepec, quien cuenta su propia historia; el realismo mágico, y el final que es feliz y desgraciado, donde la protagonista se convierte en piedra.
”Hay otras formas de leerla: como una nueva novela histórica, una novela de la microhistoria, es la historia de los vencidos contada desde la voz y visión de los vencidos; como una novela de la memoria, de la memoria de un pueblo destruido por la Revolución y la Guerra Cristera.”
Melgar Palacios dijo que se trata de una novela polisémica en la que hace una representación magistral de la violencia: violencia estructural, violencia política, “es una excelente narradora”.
El curso continuará el próximo jueves 18 de marzo con la sesión intitulada “Mirada, locura y deseo en Inés Arredondo” y hablará sobre sus obras Mariana, Las mariposas nocturnas y Opus 123.
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