¿Qué es la identidad digital?
Al igual que el mundo físico, en el entorno digital contamos con una representación que nos distingue: la identidad digital. Esta se conforma por toda la información disponible en Internet sobre nosotros, como datos personales, fotos, videos, comentarios, publicaciones y cualquier otro tipo de contenido.
Esta representación se construye a través del rastro continuo de datos, también conocido como huella digital, que generamos con cada una de nuestras acciones en Internet: publicaciones, interacciones, búsquedas en navegadores, compras en línea, entre otras. Así mismo, incluye el contenido generado por terceros sobre nuestra persona.
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La reputación digital se basa en el prestigio, opinión o consideración que se tiene de nuestra persona a partir de la información disponible sobre nosotros en Internet. En este sentido, es importante cuestionar ¿cómo actuamos en Internet? y ¿qué reputación nos gustaría generar?
La gestión eficaz de nuestra identidad digital puede ayudarnos a construir una reputación en línea positiva y acorde con nuestra identidad real.
Riesgos asociados a la identidad digital
Muy a menudo, la identidad digital proporciona una falsa sensación de seguridad debido a que no siempre somos conscientes de sus posibles implicaciones. Sin embargo, conlleva riesgos importantes cuando no se gestiona de manera adecuada. Entre los principales se encuentran:
- Riesgos a la privacidad
- Riesgos sobre la reputación digital
- Publicaciones falsas o calumnias;
- Información descontextualizada; y
- Acciones propias sin ética.
- Suplantación o robo de identidad digital
- Crean perfiles falsos utilizando la información de quien pretenden suplantar. En algunos casos puede tener motivaciones personales o emocionales, como establecer relaciones en línea bajo una identidad ajena, ganar la confianza de otras personas o afectar la imagen y reputación de la persona suplantada.
- Acceden de forma no autorizada a cuentas o perfiles legítimos, el objetivo es utilizarlos para enviar mensajes fraudulentos, propagar malware o realizar estafas, aprovechando la confianza que los contactos depositan en el titular legítimo.
- Realizan de actividades fraudulentas, como solicitar préstamos o efectuar compras no reconocidas.
- Aceptar solicitudes de amistad o interacción de personas desconocidas.
- Divulgar información sensible, como ubicaciones en tiempo real, credenciales de acceso, datos personales y datos bancarios.
- Utilizar contraseñas débiles o reutilizarlas en distintos servicios, lo que puede derivar en el uso inadecuado de nuestras cuentas.
Generalmente publicamos una gran cantidad de información en Internet sin ser conscientes de que, en el momento en que la publicamos perdemos el control sobre sus posibles usos y difusión.
En línea, existen situaciones o actividades que pueden afectar el prestigio, opinión o imagen que una persona ha construido. Esto puede originarse por diferentes causas, entre las que se incluyen:
En comparación con el mundo físico, las situaciones anteriores suponen un riesgo mayor porque los contenidos en Internet se difunden con rapidez.
Uno de los riesgos más graves de la identidad digital es la suplantación o el robo de la misma. En la que, individuos malintencionados actúan en nombre de otra persona, generalmente buscando obtener un beneficio económico. Lo anterior puede manifestarse en situaciones como las siguientes:
Estas situaciones suelen presentarse por una gestión inadecuada de la identidad digital, principalmente debido a la ausencia de prácticas seguras en el uso de servicios y plataformas en línea, tales como:
En consecuencia, proteger nuestra identidad digital implica reconocer los riesgos asociados, valorar nuestros datos como un recurso valioso y asumir prácticas responsables que permitan mantener el control sobre cómo se construye nuestra presencia en Internet.
Gestionar responsablemente nuestra identidad digital
A continuación, compartimos algunos consejos que pueden contribuir a gestionar de manera responsable y segura nuestra identidad digital:
- Configura adecuadamente la privacidad de tus perfiles y redes sociales; limita la información visible para desconocidos.
- Protege tu información personal. Evita divulgar datos como domicilio, número telefónico o información bancaria en redes sociales o sitios no verificados.
- Sé cuidadoso al etiquetar o permitir que te etiqueten en fotografías y publicaciones. Estas etiquetas pueden revelar información personal o relacionarte con lugares y personas sin tu consentimiento.
- Evita aceptar solicitudes de contacto o amistad de personas desconocidas.
- Lee las políticas de privacidad y condiciones de uso de las plataformas digitales donde compartes información, para conocer cómo será tratada y protegida.
- Utiliza contraseñas seguras y únicas para cada cuenta. Emplea frases, números y símbolos, y evita usar información personal evidente.
- Cierra las sesiones de correo electrónico, redes sociales y otros servicios después de utilizarlos, especialmente en dispositivos compartidos o públicos.
- Desconfía de los mensajes o solicitudes que te pidan información personal o financiera, incluso si provienen de contactos conocidos.
- Mantén tus dispositivos actualizados con las últimas versiones de software.
- Cuida tu reputación digital. Reflexiona sobre el contenido que compartes, su posible alcance y las consecuencias que podría tener. Cuestiona: ¿cómo te haría sentir si eso se hiciera público?
- Monitorea regularmente tu presencia en línea, buscando información o perfiles falsos asociados a tu nombre.
- Reporta cualquier actividad sospechosa o suplantación ante la plataforma correspondiente o las autoridades competentes.
Video
Conoce más en el video sobre identidad digital
INCIBE. (2025). Privacidad, identidad digital y reputación online. https://www.incibe.es/ciudadania/tematicas/privacidad
Francisco S.R. (2015). Identidad y reputación digital. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6101297.pdf


