Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Paráfrasis 5. Jorge

Lyons, J. 1968. Introducción a la lingüística teórica. Barcelona: Teide S.A.

Secciones: 9.3 La “significación” y 9.4 Referencia y sentido

Jorge Vaca

El texto resulta de difícil lectura quizá por no haber seguido paso a paso las consideraciones hechas en capítulos anteriores y ya que el autor va tratando cada uno de los conceptos en forma independiente. Creo que habría que hacer una lectura continua y ordenada del texto, de considerarse importante.

En cuanto a la “significación” Lyons introduce inicialmente una distinción entre “tener significado” y “significar”, aduciendo que las palabras tienen significado mientras que las frases y oraciones (o expresiones y enunciados) pueden o no ser significativas (¿= tener significancia?). Más adelante se nos dice que “la significancia de las oraciones bien formadas gramaticalmente se formula a base de ciertos principios generales sobre la compatibilidad entre los “significados” de sus elementos constitutivos” y da el ejemplo de “comer leche” o “beber pan”.

Enfatiza la idea general de que “tener significado implica opción” y, a pesar de que afirma que no adopta una vertiente “informativa”, es claro que si un elemento tiene significado es en función de la impredecibilidad de la aparición de ese elemento: si el elemento es obligatorio (¿cómo está usted?) no es informativo y por tanto no tiene significado y, al contrario, si es muy extraño e impredecible, tiene “mucho” significado. Recuerda la importancia del contexto, de los rasgos deícticos (ese, aquí, hoy) y el conocimiento de la situación para la comprensión de ambos hablantes.

La relación de “referencia” (o denotación), en términos muy generales, establece la relación entre las palabras y las cosas, hechos, acciones y cualidades que representan y es importante para cualquier teoría semántica ya que presupone la existencia en “la realidad” física o en cierto mundo posible bien delimitado: los dragones, los duendes, las hadas, los átomos, los puntos (en geometría), las competencias para… (en los individuos), etc.

Finalmente, “por sentido de una palabra entendemos el lugar que ésta ocupa en un sistema de relaciones que ella misma contrae con otras palabras del vocabulario… lo que entendemos por sentido de un dato léxico es el conjunto entero de relaciones de sentido (incluyendo la sinonimia) que este dato contrae con los demás datos en el vocabulario” “…vamos a suponer que por lo menos algunos datos del vocabulario se hayan dentro de sistemas léxicos y que la estructura semántica de estos sistemas debe describirse a base de las relaciones de sentido que se mantienen entre los datos léxicos. Esta afirmación se entiende como una formulación más precisa del principio según el cual ‘el significado de cada término está en función del lugar que ocupa en su propio sistema’” (parentesco en ruso o español).

Luego de esto el autor ilustra la noción de campos semánticos con los términos de color y acaba hablando de la relatividad semántica, la intersección cultural y la aplicación como aspectos importantes por considerar.

 Como todo esto es poco claro, recurrí al Vocabulaire des sciences cognitives (Houdé, O., et. al. 1998, Paris: PUF).

Comparto la traducción rápida de dos entradas:

SIGNIFICACIÓN. (Inglés, meaning).

Lingüística. Como muchos términos de semántica (>SEMANTICA) el de significación viene de la escolástica (…). Su sentido moderno en francés se remonta a Nicolas Beauzée en el siglo XVIII quien en la enciclopedia metódica estima que cada palabra tiene primero una significación primitiva y fundamental, dividiéndose en significación objetiva (idea fundamental que es el objeto individual de la significación de la palabra) y significación formal equivalente al “modo de significar” escolástico). Esta problemática hace de la significación el sentido propio (primitivo y fundamental), donde los sentidos figurados deben ser dispuestos entre las acepciones que dependen de ella (>SENTIDO). Hasta nuestros días, esta distinción sigue siendo válida entre muchos autores.

En el uso de la mayor parte de los lingüistas franceses contemporáneos, cuando la distinción entre significación y sentido permanece, queda en general relacionada a las palabras léxicas: la significación compete a la lengua; el sentido, al discurso o al habla (en la acepción saussuriana de esta palabra) (>DISCURSO, LÉXICO, ORAL). En otros términos, la significación de una palabra es un tipo y los sentidos que toma en el discurso son las ocurrencias de ese tipo (>TIPO, OCURRENCIA).

En lingüística anglosajona, la distinción entre sentido y meaning no es tan clara, especialmente porque meaning designa diversas formas de intencionalidad (>INTENCIONALIDAD). Además, sense designa frecuentemente el conceptual meaning o el core-meaning de una palabra (>CONCEPTO) y puede entonces traducirse como “significación”. Sin embargo, en todos los casos la significación es definida como una forma estable, independiente de los contextos, mientras que los sentidos varían según los contextos desde que ya no es definido en relación con un signo aislado (>CONTEXTO y SITUACIÓN, SIGNO).

En la tradición lógica, la significación queda frecuentemente asimilada a la comprehensión (o intención) del concepto significado por la palabra, y opuesto a la extensión (>CATEGORIZACIÓN, LÓGICA). La tesis de Frege da testimonio de lo anterior, según la cual la significación determina la denotación: “es natural asociar a un signo algo que podría llamarse su denotación (Bedeutung), lo que quisiera llamar la significación del signo (Sinn), donde está contenido el modo de donación del objeto”. La semántica contemporánea llamada “intencional” estudia la significación así definida.

La relación entre significación y denotación es precisada por la teoría de las condiciones necesarias y suficientes, explicitada por Morris y Carnap: a cada elemento de sentido corresponde una condición de denotación. La semántica cognitiva ha abandonado la problemática de la denotación y se ha concentrado en la cuestión de las relaciones entre conceptos en el seno de una misma categoría (o clase). Inspirándose en los trabajos de Rosch en psicología, la semántica cognitiva adoptó el concepto de prototipo que define tanto un ejemplar privilegiado o “parangón” (por ejemplo, el canario sería el prototipo del pájaro), como un tipo abstracto cuyos diversos miembros de la clase serían las ocurrencias centrales o periféricas (el canario sería un ejemplar central de la categoría de los pájaros y el avestruz, un ejemplar periférico).

En cuanto al estatus de las significaciones, se plantean tres problemas: ¿la significación es del dominio de las lenguas, del lenguaje o de los contenidos mentales? (>ESPÍRITU, LENGUAJE). ¿Está ligada a la expresión lingüística de los conceptos o es independiente de esta expresión? ¿Cómo se relaciona, en la primera hipótesis, con el sentido y en la segunda, con la denotación? Por regla general, para los autores que trabajan en semántica cognitiva las significaciones son contenidos mentales de carácter universal, sea por las primitivas que las componen (…) o ya sea por las operaciones que las constituyen.

Finalmente, se pueden distinguir las diversas teorías de la significación por las relaciones que privilegian: las teorías lógicas privilegian la referencia; las teorías pragmáticas, la inferencia. La semántica lingüística de tradición estructural privilegia la diferencia: son las oposiciones en el seno de clases semánticas y entre clases semánticas las que permiten definir los contenidos léxicos (>LÉXICO). La semántica cognitiva ha reevaluado la problemática de la diferencia introduciendo o reconociendo las desigualdades cuantitativas entre los miembros de las categorías (o clases léxicas) e introduciendo formas de gradualidad en la organización de las categorías.

SENTIDO

Lingüística. Desde Nicolás Beauzée en el siglo XVIII se distingue en semántica francesa el sentido de la significación (>SEMÁNTICA, SIGNIFICACIÓN). Sin embargo, los usos varían y ciertos autores emplean indistintamente las dos palabras. En semántica léxica se puede llamar significación al contenido que se supone invariante de la palabra y designar por sentido sus acepciones o sus empleos en contexto (>CONTEXTO, SITUACIÓN, LÉXICO). La oposición entre sentido y referencia retomada de la traducción francesa de Frege no toma en cuenta esta distinción y el término de “sentido” incluye entonces el concepto de significación. Otra distinción concierne a los niveles de la descripción; se habla entonces de la significación de una palabra y del sentido de un texto. Esta segunda distinción refleja dos tradiciones diferentes: la tradición lógico-gramatical y la tradición hermeneútico-retórica. Esas distinciones no tienen continuidad en el dominio de la semántica cognitiva. La relación entre significación y sentido léxico es concebida como una relación entre tipo y ocurrencia o entre prototipo y ejemplar de una categoría. Además, cuando se estudia el nivel del texto, el principio de composicionalidad es ahí mantenido de diversas formas, generalmente debilitado: el sentido de un texto es, entonces, considerado como la composición de las significaciones de las proposiciones que lo constituyen.

Se podría objetar que la significación es un tipo, constituido como tal por el lingüista a partir de los sentidos observados en el discurso, que tienen el estatus de ocurrencias. Para las teorías clásicas de la significación y precisamente para ciertas teorías de prototipos léxicos, una palabra tiene una significación propia, constante o al menos privilegiada. Esta significación propia es un concepto estable (>CONCEPTO), el cual refleja una cosa dotada de una substancia permanente, de una esencia. Es en relación con la significación que se definen las variaciones de sentido o acepciones, frecuentemente consideradas como accidentes de esta substancia o, en términos más modernos, como los sentidos periféricos al prototipo (core-meaning, en inglés). La significación de la palabra está entonces anclada  al paradigma de la referencia, pero este paradigma (de la referencia directa o no) no puede dar cuenta del sentido, ni explicar por qué y cómo la referencia varía con los contextos, incluso postulando que la significación se encuentra ahí deformada. Si se relacionan los sentidos léxicos a los textos donde ocurren y esos textos, a los géneros y a los discursos a los que pertenece, se debe reconocer que las referencias son codificadas por las normas que los gobiernan (>NORMATIVIDAD). De hecho, la jerarquía entre sentido y significación podría ser la inversa. El sentido no es la significación deformada por el contexto, y la significación no sería ya un tipo diversamente deformado en sus ocurrencias, las que constituyen los sentidos, sino el sentido normalizado una vez sacado de su contexto. El tipo se convierte entonces en una colección de accidentes, un resumen convencional de las ocurrencias retenidas como pertinentes para su definición.

Ludwig, Pascal. 1997. Le langage. Flammarion: París.

Este pequeño gran libro trata diferentes aspectos de la relación entre el lenguaje y el pensamiento desde la filosofía del lenguaje. Selecciona y comenta un importante conjunto de textos cortos, originales, pero fundamentales del tema, por lo que es un importante compendio. Además, presenta un glosario del que traducimos algunas entradas que pueden ser útiles para aclarar los conceptos que se desean comprender, o al menos para dar pistas para su estudio a profundidad. Quizá esté traducido (averigüen) o quizá puedan acceder a los textos compilados en otro idioma, ya que son textos clásicos. Busquen…

Véase también: http://web.mac.com/cludwig/Site/Bienvenue.html

REPRESENTACIÓN

Lo que distingue una representación de otros tipos de objetos es que posee un contenido: trata de otro objeto, del que se dice, según el caso, que lo esboza, lo denota, toma su lugar, lo significa… Esta propiedad de «tratar de» otra cosa, de remitir a un contenido, se nombra la intencionalidad, y muchos debates se consagran a la elucidación de su naturaleza. Siguiendo a Pierce, las representaciones se pueden clasificar en tres categorías. Los iconos, en primer lugar, representan su contenido en virtud de una relación de semejanza del tipo de la que liga un retrato a su modelo. Los índices representan en virtud de relaciones de dependencia causal, el humo representa el fuego de esta manera, porque aquel depende causalmente del fuego. Finalmente, los símbolos representan en virtud de relaciones que son impuestas de manera arbitraria por el uso. Resolver el problema de la intencionalidad de las representaciones parece hoy una tarea particularmente crucial porque puede comprenderse la intencionalidad de los estados mentales reduciéndola a la de las representaciones mentales -trátese de ideas, de imágenes o de símbolos mentales-.

SIGNO

El signo es un ser doble que se caracteriza por una relación con otra cosa distinta a él. En efecto, se pueden distinguir dos caras del signo. Por una parte, su cara material: un signo es una cosa como otras, susceptible por ejemplo de entrar en relaciones causales. Por otra parte, su contenido, es decir, eso de lo que es el signo. Consideremos, en primer lugar, el signo en su aspecto material. Se sostiene, a veces, que un signo debe poder ser percibido. Sin embargo, este uso se aleja mucho del sentido de la palabra en la teoría clásica del signo. Según los clásicos, las ideas son, en efecto, signos; entonces, se trata de entidades esencialmente privadas que sólo pueden aparecer como sujeto. Se admitirá entonces que los estados mentales o, en general, los estados inobservables, como los estados computacionales de una computadora, pueden ser signos. Consideremos ahora la naturaleza de la relación que un signo mantiene con su contenido.  Esta relación puede descansar en una regularidad natural. Así, el humo es el signo del fuego y el número de círculos que se pueden observar en el tronco de un árbol, el signo de su edad. Nótese la relación que parece existir entre los signos naturales y la información: los signos naturales parecen vehiculizar una información que trata de eso de lo que son los signos. La relación de significación puede, sin embargo, igualmente descansar en regularidades no naturales. Los clásicos hablaban al respecto de signos de institución. Hoy, el término de convención se ha impuesto. Se aplica, evidentemente, por excelencia, a los signos lingüísticos.

SENTIDO-REFERENCIA

Es una distinción introducida por Frege, para quien la noción de referencia no permite, por sí sola, construir una teoría de la significación. Es necesario apelar, para comprender las relaciones entre los signos y las relaciones que son denotadas, a la noción suplementaria de sentido. El sentido de una expresión, según Frege, es lo que determina su referente. Él lo identifica precisamente a la manera en que asociamos el referente a la expresión, a su modo de representación o modo de donación. No se trata, sin embargo, de una concepción mental o de una idea. Frege se toma mucho cuidado en distinguir la noción de sentido de la de representación o de imagen mental. Insiste, en efecto, en el carácter objetivo y comunicable del sentido, que opone al carácter subjetivo y privado y, por lo tanto, incomunicable de las ideas o de las imágenes mentales. Además, aprehendemos los sentidos de los términos que designan objetos abstractos como «cero», «un» y todos los nombres de los números, o bien, como «el Estado francés» o «la institución del matrimonio» sin formar imágenes de esos objetos. El concepto de sentido permite a Frege resolver cierto número de enigmas que se plantean a la teoría «ingenua», referencialista, de la significación. En primer lugar, una expresión puede poseer un sentido sin tener referente. Las descripciones definidas constituyen la ilustración más sorprendente de esta posibilidad: se puede comprender la expresión «el actual rey de Francia», la que no tiene referente, si se aprenden los sentidos de sus constituyentes. De la misma manera, puede identificarse el sentido de nombres propios que no tratan de nadie, como Sherlock Holmes, a los conceptos que están asociados a él y que permitirían identificar al individuo en cuestión, si existiese. En segundo lugar, la noción de sentido permite resolver el problema de los enunciados de identidad que vehiculan información del tipo «Phosphorus = Hespherus» [dos nombres con los que se conocía en la antigüedad a Venus, creyendo que eran dos planetas / estrellas diferentes: uno, el primero que aparecía en la tarde; otro, el último que se veía al amanecer]. Ya que los dos nombres comparten la misma referencia, su sentido y, entonces, según Frege, su valor cognitivo, difiere: cada uno aporta una información diferente al locutor porque modos de presentación diferentes les son asociados.

REFERENCIA

La referencia es una relación entre las palabras y el dominio de los objetos que describen. En general, se trata de una relación entre el lenguaje y el mundo, pero sólo en general: es en efecto posible referirse a objetos ficticios -Hamlet, Sherlock Holmes- o abstractos -el rojo, el conjunto de los números pares- cuya existencia plantea, evidentemente, problemas. La relación entre un nombre propio y el objeto en el que tiene lugar (su portador) constituye el paradigma de la relación de referencia, lo que explica el interés que los filósofos del lenguaje atribuyen a la semántica de los nombres propios. La pregunta principal a la que las diferentes teorías filosóficas de la referencia intentan responder concierne a la naturaleza y a la importancia de la relación de referencia. Dos grandes posiciones se confrontan al respecto.

La primera se inspira en los escritos de Frege, cuyo estudio ha sido renovado por el filósofo británico M. Dummett, y considera que la relación de referencia es una relación derivada. Según esta aproximación fregiana hay que partir de la frase para comprender la noción de referencia, y no de sus constituyentes. Si se admite que comprender una frase equivale a conocer sus condiciones de verdad,  puede definirse indirectamente la referencia de cada constituyente de la frase como su contribución a esas condiciones. Así, los sentidos de los constituyentes de una frase permiten, cuando son compuestos, comprender el sentido de la frase, es decir, conocer en qué condiciones la frase es verdad. Y de este conocimiento se puede extraer el de la referencia de cada uno de los términos. La teoría descriptivista de la referencia, que desde hace mucho tiempo funge como ortodoxia en filosofía del lenguaje, comparte esta idea de una relación indirecta entre un término referencial y su denotación. Según ella, esta relación está determinada por propiedades o conceptos que permiten identificar el referente de manera descriptiva. Así, a un nombre propio como «Aristóteles» estarían asociadas condiciones descriptivas del tipo «alumno de Platón», «filósofo griego», «preceptor de Alejandro»…, permitiendo al locutor identificar al individuo al que el nombre refiere.

Según la aproximación naturalista que reivindica la herencia de Mill y de Kripke, se debe reconocer, al contrario, el carácter primero de la relación de referencia. Los partidarios de esta aproximación la reducen frecuentemente a una relación causal o, en todo caso,  a una relación que puede ser determinada independientemente de las consideraciones que tratan de la significación de los términos o de la manera en la que los locutores los comprenden. La teoría causal de la referencia analiza así la relación de referencia, la que vincula un término referencial al objeto que denota, apelando a la noción de cadena causal. Ilustremos esta idea con el caso de los nombres propios. Un nombre propio, según la teoría causal, es introducido en una comunidad por el acto del bautismo, luego del cual, queda asociado a su referente de manera ostensiva. Ese vínculo se mantiene en consecuencia a lo largo de las cadenas causales constituidas por las conversaciones o los textos en los cuales el nombre aparece. Es el vínculo el que permite a los locutores utilizar correctamente el nombre. Según los partidarios de la teoría causal de la referencia, es componiendo directamente las denotaciones de las subexpresiones de las que una frase está constituida como uno determina sus condiciones de verdad.

Notemos, finalmente, una ambigüedad en la significación del término «referencia»: puede designar la relación de referencia, el acto por el cual un escucha introduce la relación o uno de los términos de la relación (el objeto al cual se hace referencia).

SIGNIFICACIÓNNN

El término de significación posee una gran diversidad de sentidos. Para designar la noción que busca definir, es decir, la significación tal como se manifiesta en los actos de comunicación -el «querer decir»- Grice emplea la expresión «significaciónNN«. A fin de precisar lo que entiende por eso, es indispensable establecer algunas distinciones. En primer lugar, hace falta distinguir la significación que depende de los actos intencionales de aquella de la que no depende. Grice no se interesa más que en la primera y no, por ejemplo, en la relación natural de significación que puede haber entre el humo y el fuego. Consideremos, entonces, en segundo lugar, el caso en el que lo que es significado lo es intencionalmente a través de un acto o del comportamiento de un agente. En esta clase de casos, aún hay que distinguir los actos de comunicación que no necesitan, para tener éxito, un reconocimiento de parte del interlocutor de la intención de comunicación del locutor, de aquellos que necesitan tal reconocimiento. En efecto, Grice tampoco se interesa en los casos de comunicación intencional en los cuales el reconocimiento de la intención de comunicación no es absolutamente necesario para el éxito de la empresa. Supongamos, por ejemplo, que Pedro, para informar a Pablo la identidad del nuevo presidente de la República, deja desplegado el periódico en su escritorio, abierto en la página pertinente. Hay ahí manifiestamente un acto intencional de comunicación de información; sin embargo, Pablo puede aprehender lo que es significado sin reconocer la intención de Pedro: es muy posible que no tenga la menor idea concerniente a la persona que ha puesto el periódico en su escritorio. No se trata, entonces, de un «querer decir» en el sentido restringido del término que estudia Grice. Supongamos ahora que Pedro, encontrándose en la oficina de Pablo, se pone ostensiblemente a tiritar mirando la ventana abierta; también hay manifiestamente una intención de comunicación tras el comportamiento de Pedro. Pero esta vez es necesario que la intención sea reconocida por Pablo para que el acto de comunicación tenga éxito. Si Pablo no se da cuenta de que Pedro tirita ostensiblemente para significarle cerrar la ventana, el acto desemboca en un fracaso. Es a este segundo tipo de acto de comunicación intencional al que Grice atribuye la propiedad de significarNN.

Este análisis de la significación desembocará, en la continuación de la obra de Grice, en una teoría de la conversación como empresa racional. En una comunicación normal, un locutor quiere hacer aprehender lo que tiene la intención de comunicar y su interlocutor desea comprenderlo. En consecuencia, los actores de un intercambio lingüístico pueden mantener ciertas expectativas: pueden suponer que sus interlocutores respetan ciertas normas -o, si las transgreden, que lo hacen con un objetivo preciso-. De hecho, Grice insiste en el carácter de acción intencional colectiva de la conversación. Como en toda empresa colectiva, los interlocutores de una conversación pueden seguir estrategias que tomen en cuenta la información acerca del objetivo común de la que los otros disponen.

EXTENSIÓN/INTENCIÓN

La extensión de un término o de una expresión es el conjunto de los objetos que la satisfacen; la intención es la condición que un objeto debe satisfacer para que el término le sea aplicado de manera verídica. Dos términos pueden tener la misma extensión, pero diferir en cuanto a su intención. Así, el conjunto de los animales racionales es exactamente idéntico al conjunto de los bípedos sin plumas; las expresiones «animal racional» y «bípedo sin plumas» tienen entonces la misma extensión. Sin embargo, sus intenciones son diferentes. No se puede, en efecto, aplicar el término «animal racional» sino a los individuos que poseen la propiedad de ser un animal racional. Si hubiera otros bípedos sin plumas aparte de los hombres, no podríamos aplicarles el término. Muchos teóricos en el siglo XX han identificado la significación de los términos con su intención. La significación de un predicado es, entonces, la propiedad que determina su extensión, y la significación de un término singular, el concepto que permite identificar al individuo al que el término se aplica. Sin embargo, los trabajos Kripke y de Putman que han desembocado en la teoría de la referencia directa han puesto en entredicho esta concepción.

3 comentarios en “Paráfrasis 5. Jorge

  • Amanda dice:

    Por lo visto son conceptos que han sido objeto de mucho debate, e incluso se ha llegado a un punto en que los elementos que los dostinguen no son del todo claros. El panorama que nos brindas es muy interesante porque nos reafirma la idea que comentamos el miércoles en el seminario, es decir que hay diversas corrientes teóricas discutiendo el asunto, a mi me ayudó a comprender que significado está en el ámbito de la lengua y de las palabras, y el de sentido en los usos del habla.

  • Alfonso Javier Bustamante Santos dice:

    Gracias por la traducción ayudan a entender las nociones complicadas, me quedo con la idea de que la singificación es más convencional y el sentido es realativo a la situación o al contexto. Revisé la liga de Pascal y Ludwig y hay textos que se pueden descargar, bajé el de referencia y existencia: una defensa de Frege. Problematiza la distinción entre la negación de la existencia de un objeto y la negación de la referencia del concepto de dicho objeto.

  • Alfonso Javier Bustamante Santos dice:

    Jorge dice que hay nuevos textos traducidos sobre el tema.