Universidad Veracruzana

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Las cosas bellas son difíciles: La muerte en Venecia, de Thomas Mann

Por Antonio López**

Explicar la belleza es por lo regular, caminar por un territorio inexplicable. Vaya paradoja.

Lo sublime, lo excelso, lo que nos conduce a un nivel espiritual; a eso podría llamársele belleza y aun así, estaríamos lejos de definirla.IMG_20150207_184825

Thomas Mann (1875-1955), escritor alemán nacido en una cuna de intelectuales, publicó esta historia en 1912, sobre un artista de edad madura llamado Gustav von Aschenbach, quien ya consumado por el trabajo de su vida, decide abandonar todo y despegar hacia lugares desconocidos. Su decisión, o más bien, necesidad de liberarse, lo conduce a Venecia, ciudad italiana hundida en el esplendor.

Inquieto a su llegada, explora el hotel donde se hospeda, creándose una rutina tan monótona como satisfactoria. De la playa va a las calles, y de ahí a su habitación, descubriendo un poco de tranquilidad en cada recoveco. No está seguro de lo que busca, hasta que cierta mañana se encuentra con un huésped muy especial. Un joven cuya imagen cobra fuerza impronunciable ante sus ojos. Es su piel y su cabello, su mirada y actitud lo que evoca luz y pureza. El chico, de quien poco sabe, se llama Tadrio, o al menos eso ha escuchado.

Al pasar los días, el hombre comienza acercársele, aunque no demasiado, pues es suficiente con sólo mirarlo, saboreando cada detalle que se le impregna. Si es amor o deseo, habrá espacio para debatirlo, aunque primordialmente es su belleza la que le consterna.

Tiempo después, surge una alerta de peste en la ciudad, y Aschenbach debe decidir si irse y cortar de tajo este encuentro fantástico, o permanecer a riesgo propio.

Mann se abandonó totalmente al momento de describir sus sentimientos, poniendo en versos claros aquello que es difícil entender. La sensualidad que despierta en Aschenbach, por otra parte, no rinde cuentas en ningún momento a la concepción de género, si hay algo que le incomode en todo caso, es sentirse indigno de la belleza de Tadrio, incapaz de retenerla mas que en sus recuerdos, al contemplar su propio cuerpo avejentado y poco atractivo.

Como su título lo sugiere, hay mucho de tragedia griega en la historia, pues el héroe emprende un viaje largo para encontrarse con un destino incierto.

La muerte en Venecia es una obra que merece toda nuestra atención, obviamente por su belleza inherente, pero además por el ímpetu que está reflejado no sólo en el personaje, sino en todos nosotros, de querer alcanzarla.

Mann, T. (1912) La muerte en Venecia. México. Editorial de la Universidad Veracruzana.

**Alumno de segundo semestre de la Especialidad en Promoción de la Lectura.



La imagen de una belleza inaceptable

Por Ruth Toledano

En 1962 la poeta surrealista francesa Valentine Penrose publicó Erzsebet Bathory, la comtesse sanglante, mezcla de biografía literaria y ensayo histórico sobre la condesa Bathory, que en 1611 fue condenada por el asesinato de seiscientas cincuenta jóvenes. Se cuenta que la condesa, una mujer inteligente y excepcionalmente cultivada para la época, estaba del tal modo obsesionada con la belleza y la juventud que entró en una espiral sin fin de locura y sadismo, aunque hay quienes aseguran que las acusaciones contra ella no fueron sino el producto de una venganza política. Sea como fuere, la Dama de Csejthe murió emparedada en una mazmorra de su castillo en Transilvania y pasó a convertirse en emblema de la extrema crueldad humana.

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