Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Luis, Juan y Carmen Villoro, del análisis a las letras

Por Abril Posas

De apellido Villoro, dos mexicanos se adentraron en la literatura desde diferentes aproximaciones, a pesar de no haber estudiado de manera formal las letras.

Luis Villoro  (1922). Nacido en Barcelona de padres mexicanos, don Luis se ha distinguido como un filósofo crítico que ha utilizado su capacidad analítica para adentrarse en conceptos como la condición humana. También se ha preocupado por el tema de la educacióny la historia de México, en libros como En México entre libros: Pensadores del siglo XX (1995, FCE). Leer más…



Nobel de literatura, sobreviviente de genocidio nazi, dona sus archivos a Alemania

Por AFP

Autoridades alemanas se congratularon por el gesto de “confianza y reconciliación” del escritor húngaro, Imre Kertész, al otorgarlos a la Academia de las Artes de Berlín.

El escritor húngaro Imre Kertész, premio Nobel de literatura en 2002.

 El escritor húngaro Imre Kertész, premio Nobel de literatura en 2002, donó sus archivos literarios a la Academia de las Artes de Berlín, anunciaron este jueves las autoridades alemanas, que se felicitaron por el «gesto de confianza y reconciliación» de un superviviente del genocidio nazi.

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Saramago ya tiene su día en Lisboa

A la manera del Bloomsday de Dublín, en el que los habitantes de esta ciudad, cada 15 de junio, tratan de seguir el itinerario de Leopold Bloom, el principal del Ulises de Joyce, Lisboa celebra hoy el día de Saramago. O, más exactamente, el día del desasosiego. Leer más…



Primero surgió el ingeniero, luego el músico y después el escritor!

Por José David Cano

Lo diré con cuidado, y sobre todo con respeto —le comenté de pronto a Carlos Prieto, mientras hablábamos sobre la Medalla Bellas Artes que mañana le será otorgada—: verá, suele decirse que los homenajes y galardones empiezan a llegar cuando ya lo están retirando a uno de circulación… Entonces el chelista mexicano, uno de los más reconocidos en el mundo, rió.

Luego, con la sonrisa todavía en su rostro, dijo:

—Qué va. Esos dichos a mí no me preocupan, en lo absoluto; porque no pienso para nada en el retiro… Por el contrario, mi agenda está llena de com­promisos hasta terminar este año.

Tomó entonces su agenda electró­nica, y con una destreza sin igual, don Carlos Prieto desglosó el largo trajinar que tiene por delante: tras recibir la Medalla Bellas Artes (la ce­remonia será mañana, a partir de las 19 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes), sale a una breve gira por algunos países lati­nos. Lo hace también en su calidad de escritor. (El maestro lleva publicados al menos siete libros, lo que le ha vali­do además su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua este año.)

—Primero voy a Colombia, don­de daré unos seis conciertos y una conferencia en la Academia Colom­biana de la Lengua. De ahí parto a Ecuador, donde tendré varios concier­tos; además, presentaré uno de mis li­bros… Por si hiera poco, la Academia Ecuatoriana de la Lengua me liará miem­bro honorario de esa institución, así que daré un discurso de ingreso y, al igual que hice aquí en México (cuando ingresé a la Academia), daré un concierto. Y así está casi el resto del año…

—O sea que de retiro ni hablar… —No,  para nada. Antes de que termine el año también estaré en Baja California, luego iré a Phoenix, Arizona; ahí presenta­ré una nueva edición de un libro mío. En noviembre me esperan en el Instituto Tec­nológico de Massachusetts, el MU, porque desde hace muchos años soy miembro de un comité asesor de música y teatro. El cargo quizá se deba a que en mi juventud cursé dos carreras allí; hasta donde sé, soy el único graduado de la institución que se ha dedicado a la música…

—¿En su juventud se veía lograr todo esto? Es decir, ¿se veta o se vislumbraba llegar a este momento de su vida?

—Depende de a qué edad. Empecé a estudiar el violonchelo a los cuatro años, porque había una tradición familiar de to­car cuarteto de cuerdas. Cuando nao, falta­ba el chelista en la familia. Por esa razón empecé a estudiar el violoncello. Por casua­lidad; o llámale vocación, siempre me gustó mucho ese instrumento. Así que a los 14 años de edad estaba dando mis primeros conciertos en la Sala Manuel iL Ponce…

—… Perdón., ¿nunca dudó de su vocación?

—Fue en ese momento de mi vida. Calando tenía esa edad, no estaba segu­ro si seguía o no la vocación musical, porque en el colegio siempre me había ido bastante bien en materias como ma­temáticas y física. Por esa razón ingresé al Tecnológico de Massachusetts. Des­de luego no abandoné la música, por­que entré como primer chelo en la orquesta del instituto… Claro, el problema vino después: cuando 110 se tiene el promedio, lo echan sin misericordia de la institución. Así que mi prioridad era el estudio, ya que además estaba es­tudiando dos carreras a la vez: ingenie­ría y economía. La música no era mi primera prioridad. Luego me gradué, regresé a México a trabajar como inge­niero, y me iba bien. Pero a medida que iban pasando los años, iba creciendo en mí un sentimiento de cierta amargura por no haberme dedicado a la música… Después, va casado y con tres hijos, con gran ayuda de mi esposa, decidí aban­donar todo para dedicarme completa­mente a la música.

—Habrán sido momentos difíciles. —Por supuesto. Esa transición me tomó cierto tiempo, porque no podía yo soltar las actividades que tenía así nada mas.

Articulo completo en: El financiero 4/09/2012



La Tierra Prometida

Por Sabina Berman

Viajamos en mi Mustang negro, de líneas supersónicas y tracción de cacharro antiguo. Modelo 75, hoy es 1993. Viajamos dentro mi sobrina Karla de cuatro años y yo, al volante. Karla hincada en el asiento negro de cuero, las manitas en el borde de la ventanilla, mirándolo todo, esa avenida Juárez, ese mundo tan distante de donde vive ella, en Lomas de Frondoso.

Hay una hora de distancia en auto entre Lomas de Frondoso y avenida Juárez. Pero la distancia mayor es de pretensión: allá se trata de olvidarse de la historia, de vivir en un suburbio genérico del primer mundo, casas rodeadas de árboles, edificios de cristal rodeados de estacionamientos, mientras acá es la pura nacionalidad, cada cuadra un edificio de piedra de más de cien años, cada cuadra un monumento a un héroe y su gesta.
Karla se gira sobre las rodillas y señala hacia mi nariz, pero en realidad está mirando por mi ventanilla el hemiciclo marmóreo con Juárez sentado al centro y siendo coronado con una U de laureles por dos ángeles alados. —¡Es Benito! —grita Karla—. ¡Es don Benito y sus secretarias! Leer más…



Felipe Garrido habla de sus conjuros (entrevista)

Por Silvina Espinosa de los Monteros

Integrado por 303 cuentos breves, Conjuros (Jus) de Felipe Garrido es una suerte de libro recopilatorio que reúne  tanto textos ya previamente publicados como material inédito.

-Todos los textos giran alrededor de varios ejes temáticos -dice Garrido-: las crónicas de Antón Gil, el marinero ilustrado y el  profesor, las comidas en casa de Martucha, los cuentos de fantasmas y las  historias de san Barlaán para el príncipe Josafat; en fin, todos esos lugares  del imaginario personal a donde uno siempre regresa.

Su estructura «justamente está relacionada con estos temas. Algunas  personas me dijeron que por qué no tomaba los textos de cada eje temático y los  juntaba. Pero a mí como lector me aburriría leer un libro donde todos  los cuentos de fantasmas estuvieran uno tras otro. Creo que algo que sí logré  fue hacer una buena mezcla, ya que yo mismo he leído varias veces el libro y no  recuerdo su secuencia. Así que tú, como lector, podrás leer un cuento y el  siguiente, que no se parece nada al anterior, se estará asomando ya para  asombrarte».

-¿Por qué Conjuros?

-Porque el primer texto que aparece en el libro fue el primer conjuro que  escribí allá por 1988 para ver si podía enamorar a doña Sonia, y funcionó muy  bien. El día que me otorgaron el premio, autoricé a todo el mundo a que lo usara  libremente, incluso sin darme crédito. Además de esto, en medio del libro hay  uno más que tiene que ver con una época en que cada Semana Santa y Día de  Muertos íbamos con Peter Smith a un campamento de maestros en Michoacán. Él  alquilaba un molino antiguo y ahí nos invitaba a dar pláticas, a donde siempre  iba María Luisa Puga, Bertha Hiriart y también llegó a ir Guillermo Samperio.  Así que ese conjuro tiene que ver con la atmósfera de aquellos campamentos que,  por cierto, ya no existen debido a la situación de violencia en ese estado.  Muchos de los textos incluidos en el libro son eso: un conjuro, una suerte de  fórmula mágica. De hecho, cada palabra es un conjuro. Me gustan los títulos  breves, por lo que es un nombre que solito se impuso.

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Libros para ser libres

El Gobierno de Brasil publicó en el Diario Oficial de la Unión que recortará, en las cuatro prisiones federales en las que están confinados los reclusos más relevantes del país, cuatro días de condena por libro leído durante un mes. Si los penados son diligentes podrán ver reducida su condena en 48 días por año, si consiguen leer 12 obras y redactar sus correspondientes informes. No valdrá cualquier cosa. En la nota se explica que en esos textos deben “hacer un uso correcto de los párrafos, estar libre de correcciones y utilizar los márgenes y una escritura legible”.

No es poca cosa si se tiene en cuenta que de los 513.000 reclusos que hay en Brasil, sobre una población de 191 millones de habitantes, un informe de 2005 aseguraba que un 70% de ellos no había completado la escolarización básica. Tampoco sirve cualquier libro. Solo valen los de literatura, filosofía, ciencia y los clásicos. La idea que alienta la iniciativa es que nunca viene mal ilustrarse un poco.

Para los que creen que la lectura es capaz de transformar a una persona, la medida es oportuna, sobre todo si consideran que el cambio que produce es para bien. Los más escépticos seguro que aceptan que, cuando menos, mientras estén embarcados en un libro los presos no tendrán tiempo de hacer cosas peores. No conviene olvidar tampoco que la iniciativa ayudará al sector editorial, cada vez más frágil por la crisis: las bibliotecas de esas cuatro cárceles federales tendrán que estar mejor surtidas.

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28 autores eligen sus hijos predilectos

Winston Manrique Sabogal

Este es un viaje a los aleph de 28 escritores a través de sus propias voces. A los lugares elegidos por ellos por condensar lo más representativo, logrado, emblemático o preferido de su creación literaria. Todo en 757 páginas a bordo de  Mil bosques en una bellota (Duomo), un libro a cargo de Valerie Miles después de casi cinco años en los que convenció a estos escritores de crear una especie de autorretrato literario. “Una suerte de testamento en el que a través de sus pasajes elegidos ellos se presentan y dicen: ‘Este soy yo”, resume la editora y periodista neoyorquina cuya relación con la literatura en español va camino de cumplir dos décadas.

Las estaciones del viaje incluyen universos tan conocidos en el mundo como los de Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Ricardo Piglia, Ana María Matute, Carlos Fuentes, Juan Marsé, Enrique Vila-Matas, Antonio Muñoz Molina o Juan Goytisolo; así como otros muy prestigiosos en sus países y que merecen más reconocimiento fuera de ellos como Aurora Venturini, Cristina Fernández Cubas, Ramiro Pinilla, Rafael Sánchez Ferlosio, Hebe Uhart o Evelio Rosero.

La antología pretende, en palabras de Miles, hacer una lectura desde la distancia y la extrañeza. “Redibujar parte de la literatura hispanohablante a través de una nueva mirada donde hablan los propios escritores. Dejar a un lado prejuicios, tratar de ir más allá de la tradición, quitarnos el corsé, con un espíritu más lúdico”.

“La nena fue el primer relato de la máquina de contar historias de La ciudad ausente. Por eso lo elijo (…) A veces pienso que lo que he escrito después son en realidad historias de la máquina”, cuenta el argentino Ricardo Piglia sobre la elección de su bellota literaria. ¿Y qué es la bellota en esta antología? Una idea que surge de la frase de Ralph Waldo Emerson: “La creación de mil bosques está en una bellota”, que sirve para reflexionar sobre la manera en que, según Miles, “hay una mente común a todos los hombres y por lo tanto, toda la historia existe en cada hombre, que toda la historia se encuentra plegada en una experiencia individual única”.

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Gabo está en todos sus cuentos

Por Juan Cruz

Gabriel García Márquez le dijo a Luis Harss, el autor de Los nuestros, la biblia del boom, que aborrecía sus primeros cuentos, los que escribió para El Espectador de Bogotá. Entonces era 1965, dos años antes de que apareciera Cien años de soledad, el que sería Nobel se alimentaba de hierbas y otras esperanzas, y escribía como un poseso mientras hacía cine, periodismo y cumplía otros ritos para alimentarse, para alimentar a sus hijos y para llevarle a Mercedes Barcha, su joven esposa, la tranquilidad que no tuvo el coronel de El coronel no tiene quien le escriba.

Cuando le dijo eso a Harss, García Márquez no hablaba en serio, y de hecho la historia no se lo ha tomado en serio cada vez que dijo que quería dar un escrito a las llamas. Ahora esos cuentos (incluidos en el volumen Ojos de perro azul, sobre todo), y muchos más, aparecen en un solo volumen por primera vez en la historia editorial del prolífico escritor lento de Aracataca. El libro tiene 509 páginas y ha sido publicado, como toda la obra de Gabo, por Mondadori. Está impreso en Barcelona, donde vivió el escritor (en la calle de Caponata), y donde pasan algunas de estas fábulas que despiertan a un muerto, y que por cierto están llenas de muerte, que es el ramaje en el que se desenvuelve, a grandes rasgos, la narrativa de este enorme cuentista.

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El cómic en femenino: una historia de ciencia ficción

Por Silvia Hernando

Las heroínas del cómic se cuentan por cientos: Superwoman, Wonderwoman, Catwoman… Con sus mayas ajustadas, sus capas voladoras y sus melenas al viento, todas ellas velan por el bien de la humanidad. Armados con sus lápices y sus pinceles, quienes se ocupan de ellas suelen ser, no obstante, súperautores de género masculino. Aunque el multiverso en el que se aloja ese mundo llamado tebeo es mucho más grande y da cabida a muchas otras aventuras más allá de frenar el apocalipsis en el último minuto. Especialmente las que toman forma de novela gráfica, que en los últimos años ha engullido gran parte del terreno del cómic tradicional. “La mujer se ha acercado como nunca, porque ha habido un cambio temático, con historias con un carácter más autobiográfico, más intimista, menos de ciencia ficción”, señala Jesús Moreno, director de la editorial especializada Sins Entido. Leer más…