Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Federico en su balcón

Por Carlos Fuentes

Lo conocí por casualidad. Era una noche más que caliente, pegajosa, enojosa, inquieta. Una de esas noches que no alivian el calor del día, sino que lo aumentan. Como si el día acumulase, hora tras hora, su propia temperatura sólo para soltarla, toda junta, al morir la tarde, entregársela, como una novia plomiza y mancillada, a la larga noche.

Salí de mi cuarto sin ventilación, esperando que el balcón me acordase un mínimo de frescura. Nada. La noche externa era más oscura que la interna. A pesar de todo, me dije, estar al aire libre pasada la medianoche es, acaso psicológicamente, más amable que encontrarse encerrado sobre una cama húmeda con el espectro de mi propio sudor; una almohada arrojada al piso; muebles de invierno; tapetes ralos; paredes cubiertas de un papel risible, pues mostraba escenas de Navidad y un Santaclós muerto de risa. No había baño. Una bacinica sonriente, un aguamanil con jarrón de agua –vacío–. Toallas viejas. Un jabón con grietas arrugado por los años.

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Las últimas palabras de Fuentes

Por Winston Manrique Sabogal

Sesenta y seis. Esos son los años que estuvo atrapado Carlos Fuentes por la verdadera pasión de la literatura. Sesenta y seis años que hay entre el descubrimiento que hizo de El conde de Montecristo, a la edad de 17 años, y la escritura de sus dos últimos libros: Personas y Federico en su balcón que dejó a los 83 años, antes de morir el 15 de mayo. El primero son unas memorias sobre los personajes que conoció y el segundo una novela en la que salda cuentas con Nietzsche.

No es solo el legado póstumo de uno de los escritores e intelectuales más relevantes del mundo hispanohablante del último medio siglo. “El significado de Federico en su balcón”, explica Pilar Reyes, editora de Alfaguara que publicará la novela a finales de año, “es que Fuentes nunca pensó que fuera el último. Pero ahora cobra una gran dimensión simbólica. Resume dos aspectos: el Fuentes ciudadano y el literario e intelectual. Es una reflexión sobre el poder y la decisión moral en las pequeñas cosas de la vida. Una especie de combate entre lo público o el poder que incide en la vida de todos y las decisiones pequeñas y privados”.

La novela empieza envuelta en la luz donde se encuentran la noche y el día, una “aurora lenta y despiadada”. Lo vive Dante Loredano, trasunto de Fuentes, que ve cómo en el balcón de al lado un hombre mira la noche “con un vasto sentimiento de ausencia”. Asomado a esa calle literaria de una ciudad que afronta una revolución social contra la oligarquía del poder económico y social, Carlos Fuentes traza el círculo de su vida.

Tomado de: El PAÍS 20/05/2012



La región más transparente

Por: Guadalupe Loaeza

Fuentes.comodoA Carlos Fuentes nada más lo podemos comparar con Diego Rivera. A lo largo de sus casi 60 años de escritor, el maravilloso novelista trazó un mural de nuestra historia, de nuestros personajes más entrañables, de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia, de nuestras contradicciones y hasta de nuestro futuro. Pero Fuentes no nada más fue un pintor, sino un extraordinario conocedor de México.

¿Cuántas personas serán capaces de concebir como él un país tan complejo y lleno de intrigas? ¿Cuántos novelistas tendrán esa claridad con la que Fuentes nos revela quiénes somos y por qué pensamos como pensamos?,¿cuánto autores nos han transmitido esa fascinación que produce México? Casi no hay personas que sepan de cine, de arte prehispánico, de literatura, de música, de periodismo, del Quijote, de la historia novohispana, de política actual, como lo sabía Fuentes. Leer más…