
Según la academia, distinguió con el premio al poeta sueco «porque, a través de sus imágenes condensadas, translúcidas, aporta un acceso nuevo a la realidad»
El poeta sueco Tomas Tranströmer ganó el premio Nobel de Literatura del 2011 debido a sus obras surrealistas sobre la mente humana, que le han valido elogios como uno de los más importantes escritores escandinavos desde la Segunda Guerra Mundial.
Según la Academia Sueca, el autor de 80 años de edad se merece el galardón «porque, a través de sus imágenes condensadas, translúcidas, aporta un acceso nuevo a la realidad».
En 1990, Tranströmer sufrió un derrame cerebral que lo dejó semiparalizado y le privó del habla, aunque continuó escribiendo y publicando una colección de poemas – «El gran enigma» – en el 2004. «Caminar es un salto en paracaídas de los sueños. Libre de la sofocante turbulencia en la que se hunde el viajero hacia la zona verde de la mañana», escribió en ese poema.
San Jerónimo creía que las mujeres tienen que hacer cosas más importantes que casarse. Promovió que se dedicaran al estudio, la contemplación y la oración, con tanto éxito que fue acusado de subversivo de la buena sociedad y líder de aristócratas rebeldonas. Su ejemplo era un apoyo frente a la pequeñez moral que no ve en la cultura más que vanidad y perdición. Era posible tener cultura y fe. Era posible ser mujer y letrada. Era legítimo tener una gran biblioteca y dedicarle mucho tiempo. San Jerónimo no quería ser sacerdote, y, cuando lo presionaron, aceptó, a condición de que no lo distrajeran de sus libros, con misas y esas cosas.
El autor cocina, el lector degusta. De autores con talento y de lectores avezados se hace la literatura