Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

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Acerca de una antología

Eusebio Ruvalcaba

Por fin, y en un tiempo record, la antología poemas para un poeta que dejo la poesía ha visto la luz. Soy el primero en asombrarme. Cuando la idea de esta compilación cruzó por mi cabeza, se me antojó absurda. ¿Con qué cara podía yo convocar a los poetas, quiero decir con qué autoridad? Le di muchas vueltas antes de tomar la determinación. Había muchos riesgos, que más tienen que ver con el mundillo literario que con la poesía propiamente dicha. En primer término, que atrajera los reflectores. Que se pensara esta idea que no era más que un ardid para trepar por la resbaladiza pared de la vanidad. En segundo término, que fuese interpretada como un pretexto para invitar a mis amigos poetas a participar. A sea, una fiesta para los amigos y no para la poesía. Absurdo por donde se le vea.

Decidí poner manos a la obra. Nunca me ha importado más de la cuenta lo que se diga respecto de mí en ningún sentido.

A modo de cortesía, me permito transcribir el prólogo del libro. Y, una vez más, darle las gracias a Víctor Roura por asumir el difícil compromiso de su publicación.

 

“Los acontecimientos atroces conmueven, sublevan a los poetas, y a las poesía da cuenta de esta indagación. Entonces la poesía fluye como un rio que irriga el alma de los hombres”

 

“Cada poeta lo manifiesta a su modo. Como acaso lo observe el supuesto lector, el respecto poético de esta antología es tan versátil como enriquecedor. Hay poetas punzocortantes, como el llamado filo que hacer los reclusos con sus propias manos, sea para defenderse o para matar. Hay poemas silenciosos, más cerca de la cripta que del mausoleo, cuya voz solo se escucha si cerramos los ojos y guardamos silencio. Si miramos hacia nuestro interior. Si descubrimos la parte por el todo. Y poemas que rayan la intimidad feroz de una declaración de odio, cuya lectura mueve a la ira, o bien al remordimiento. Pues la poesía es como una esfera de barro que hiciera un niño para nosotros. Que llega a nosotros en el mejor momento, cuando todo parecía venirse abajo.

“En escasas tres semanas, nació y culminó la gestación de esta antología. Hasta llegar a su integración total. El primer asombrado es quien esto firma. Salvo contadísimos casos – que respeto; si para algo sirve la poesía es para unir, no para separar -, por parte de los poetas no hubo más que comprensión y apoyo. A lo que se le sumaron los señores españoles convocados – Eloy Sánchez Rosillo, Vicente Gallego, José Rubio, Rafael Adolfo Téllez, José María Álvarez y José Antonio Villena -, que desde la misma España no solamente estaban enterados de los tristes sucesos que dieron lugar a esta compilación de poemas, sino que enviaron su material a la brevedad, de un día para otro si no es que en el tramo de unas cuantas horas.

“El 4 de abril de 2011 apareció la convocatoria en las páginas de EL FINANCIERO. El 7 de abril recibí el primer poema. Llevaba el remitente de José Emilio Pacheco. Y debo de confesar que fue la señal que yo esperaba. Estaba en el camino correcto. Entonces hasta el momento en que estas líneas son redactadas, los poemas siguen llegando. De Oaxaca, de Yucatán, de Veracruz… y por aquí viene la parte triste de este trabajo. Por razones de espacio muchísimos textos se quedaron afuera. Casi tantos como para formar otra antología. A todos esos poetas les extiendo mi más sincera disculpa, y les ruego su tolerancia.

“Que Javier Sicilia se sienta acompañado en su pena, es el cometido de esta antología.

“PD. No puedo dar por concluidas estas líneas, sin incluir las palabras con el que el maestro don José Rubio acompaño su poema.

Las comparto:

“Amigo Ruvalcaba:

“Con gusto y también con tristeza, por lo que la motiva, me sumo a esta nobilísima iniciativa suya. He leído su carta y me a emocionado, le envió este breve poema escrito hace muy poco recordando a mi padre. Esta inédito como usted pide. No sé si vale para su antología, pero no he encontrado entre en los míos otro adecuado para este fin. Me produce pudor y muchísimo respeto acercarme al dolor de cualquiera, pero aún más al de alguien a estado sufriendo algo tan horrible como perder un hijo. Realmente tengo dudas de que si mi poema esta a la altura de su finalidad tan admirable como la que pretende su antología. Decida usted sobre mi publicación o no. Tiene plenos poderes. Iniciativas como la suya renuevan la fe en la personas. Mucho ánimo. Estoy seguro de que su trabajo hará posible un esplendido libro, y lo deseo de todo corazón. Reciba un grandísimo abrazo de su amigo.”

Tomado de: El financiero 20/jun./2011, pág. 43.

 

«Los acontecimjientos atroces conmueven, sublevan a los poe-

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