Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



México era un país de cambios que ahora se han detenido

Verónica Calderón

Una conversación con la escritora Margo Glantz (Ciudad de México, 1930) abre un amplísimo abanico de temas. Igual se habla de antisemitismo que de política mexicana o de su admiración por Armani. La ganadora del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2010, que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), es narradora, ensayista, académica, viajera, fashionista, bloguera y hasta tuitera (cuida de actualizar todos los días su cuenta, @moscas43).

Con estilo impecable, Glantz posa para el fotógrafo por los pasillos del Palacio de Linares y no pierde un detalle. Es una y muchas a la vez. Y cada una igual de interesante que la anterior.

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Libros en pintura

Enrique Villa-Matas

En el principio fue el dibujo y luego las letras, después todo se invirtió. Ahora esta fórmula de los libros clásicos ilustrados vuelve como una de las estrategias para fomentar la lectura y reducir la crisis del sector. A los dibujos de Doré o Beardsley se suman los de artistas actuales que iluminan el ingenio de Hawthorne, Wilde, Brecht, Kipling o Schnitzler.

Existe la creencia de que en las novelas que van ilustradas los grabados, los dibujos, se basaron siempre en los textos escritos. Y, sin embargo, no siempre fue así. Hubo una época en la que los narradores que escribían novelas por entregas para los periódicos se ponían al servicio de famosos y prestigiosos dibujantes; primero, entregaban éstos sus ilustraciones, y después venían los narradores y se acoplaban a los dibujos de las estrellas de los grabados. Es el caso célebre del periódico londinense Evening Chronicle, que en 1836 le encargó al joven Dickens de 24 años que escribiese una serie de textos de carácter costumbrista para las ilustraciones del famoso dibujante Robert Seymour, gran estrella del momento. O sea que Seymour hacía las ilustraciones y a éstas las acompañaba posteriormente un texto adicional. La trama de las historias, por tanto, se subordinaba al dibujo. En el caso que nos ocupa, pronto surgieron las desavenencias entre la estrella Seymour y el genio -entonces desconocido- de Dickens. La obra concebida por el dibujante proponía, a través de sus grabados, un relato acerca de un club de cazadores llamado Nimrod, una sociedad de perdigueros cómicamente inexpertos…

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Acerca de una antología

Eusebio Ruvalcaba

Por fin, y en un tiempo record, la antología poemas para un poeta que dejo la poesía ha visto la luz. Soy el primero en asombrarme. Cuando la idea de esta compilación cruzó por mi cabeza, se me antojó absurda. ¿Con qué cara podía yo convocar a los poetas, quiero decir con qué autoridad? Le di muchas vueltas antes de tomar la determinación. Había muchos riesgos, que más tienen que ver con el mundillo literario que con la poesía propiamente dicha. En primer término, que atrajera los reflectores. Que se pensara esta idea que no era más que un ardid para trepar por la resbaladiza pared de la vanidad. En segundo término, que fuese interpretada como un pretexto para invitar a mis amigos poetas a participar. A sea, una fiesta para los amigos y no para la poesía. Absurdo por donde se le vea.

Decidí poner manos a la obra. Nunca me ha importado más de la cuenta lo que se diga respecto de mí en ningún sentido.

A modo de cortesía, me permito transcribir el prólogo del libro. Y, una vez más, darle las gracias a Víctor Roura por asumir el difícil compromiso de su publicación.

 

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