Carmen Mañana
Javier Ruescas es un estudiante de periodismo de 23 años que ha conseguido que Alfaguara publique el 26 de mayo su tercera novela, Tempus fugit. Impresionante, pero no extraordinario. Y casi lo menos sorprendente en la corta carrera de este madrileño. Desde los 19 años, editoriales como Santillana, Espasa, Molino o Ediciones B le pasan los manuscritos de las novelas juveniles cuyos derechos estudian comprar para que los evalúe. «Hago los informes casi con miedo, porque soy consciente de que puede que un libro se publique o no, según lo que yo diga», explica. Su criterio influye no solo en los editores, sino también entre los lectores. ¿La prueba? La gran apuesta de Espasa para esta temporada, Hermosas criaturas, de Kami García y Margaret Stohl, se publicita acompañada por una frase que no pertenece ni a un autor reconocido ni a un crítico. En carteles y escaparates, en letras gigantescas, se utiliza como reclamo la recomendación de este universitario. No es la primera vez. En la segunda entrega de la serie Los juegos del hambre (Molino) se recoge el comentario de Ruescas junto a los de Stephenie Meyer, creadora de la tetralogía Crepúsculo, y de The New York Times.
Todo comenzó cuando, con 18 años, Ruescas leyó Crepúsculo. Le gustó tanto que buscó en Internet la web oficial de fans para compartir sus impresiones. Pero no había ninguna en español. Así que decidió crearla. Hoy tiene 80.000 usuarios registrados y es la más grande dedicada a esta serie en castellano. «Los de Alfaguara [editorial de la tetralogía] me llamaron la primera vez que vino Stephenie Meyer porque yo tenía el contacto con todos los fans y así empezó la historia». Otros sellos comenzaron a contratarle para que diseñara la promoción online de sus títulos. «Hasta que un día me dijeron: ‘Confiamos en tu criterio, ¿te importa leerte este manuscrito y decirnos qué te parece?’. Yo pensaba: ‘¿De verdad que me van a pagar por leer y además me van a regalar libros?», se ríe. Raúl González, editor de Alfaguara, asegura que Ruescas tiene «el olfato de alguien que ha leído muchísimo y, como plus, el punto de vista del escritor».
Articulo completo en: http://www.elpais.com