Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Bisiesto

Todo es cosa de llamar por teléfono y viene a casa la enfermera. El ambulatorio está como a unos cuatrocientos metros caminando y en realidad no sería cosa del otro mundo si a nuestro hombre no le conviniera más estar en reposo los cuatro o cinco días posteriores a la aplicación de la quimioterapia. La verdad es que hace un poco lo que le da la gana pero en esto sí se apega a la opinión del doctor porque el desguanzo que le viene estos días es bastante pesado. Ah, qué pocas ganas de salir, de caminar, de moverse. Lo veo y yo mismo me contagio; lo bueno que sería quedase en un sillón reclinable repasando historietas. Leer, dormitar, ver series de tele en la pantalla de la computadora, escribir un poco; los días se van uniformando, haciéndose iguales unos a otros hasta que cada vez cuesta más trabajo seguir su orden numérico pues da lo mismo que sea cinco o catorce.

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¿Has leído un buen libro últimamente?

Todos somos un lector único, uno en medio de otros que comparten nuestra misteriosa devoción.

 Alberto Manguel

En el tren, dos muchachas, inmersa cada una en su libro, como si el mundo exterior no existiese, como si cada una se hallase encerrada en la consabida torre de marfil. Inclino la cabeza para alcanzar a leer los títulos. Una está leyendo Pot-Bouille de Zola, la otra Lenta biografía de Sergio Chejfec. La primera suspira, cierra su volumen, y le dice a su compañera: «¡Cuánto me gustaría leer un buen libro!». La segunda cierra a su vez el suyo y pregunta: «El que estás leyendo ¿no es bueno?». «Es bueno, pero no bueno para mí ¿me entiendes?». Su compañera la mira perpleja. «Para mí», le responde, «todo libro que me gusta es bueno. Los otros los dejo de lado».

Libros buenos y libros malos: todo lector lee en un bosque de libros calificados de antemano. Por aquí han pasado batallones de Linneos clasificando rigurosamente cada espécimen de sobresaliente sin reservas, de excelencia moderada, de muy bueno, bueno o regular, de malo con reservas, muy malo, abominable. Según el contexto (diletante, universitario, periodístico, de tertulia o comercial) las etiquetas cambian. Buenos son aquellos clásicos, en su mayor parte hoy disfrutados por un puñado de excéntricos arqueólogos, cuyos nombres conocemos epidérmicamente. Buenos son los libros premiados en arreglos prenupciales, que sin sorpresa alguna ascienden las gradas de ese efímero Parnaso que son las listas de best sellers. Buenos son (ésta es la definición que busco) las obras que, secretamente, cada lector elige para sí, como esa que busca la lectora de Zola, soñando con un encuentro erótico que no querrá seguramente compartir con nadie más.

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