Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



El libro biblioteca

Por: Sergio González Rodríguez.

Días atrás, los gremios de la letra impresa recordaron que, durante los últimos 15 años, cerraron entre el 30 y el 40 por ciento de las librerías en todo el País, es decir, van en extinción.

 

La mala noticia que aquello representa encuentra sus causas principales, aparte de la adversa situación económica, en el crecimiento de las conductas promonopólicas de grandes empresas, en buena parte de índole multinacional, ya sea editoriales o de las que controlan la exhibición/distribución, así como la venta, de los libros en gran escala. Éstas han aniquilado poco a poco a las librerías, para reemplazarlas por almacenes en los que hay estantes con productos impresos.

 

El 90 por ciento de los títulos que circulan en México es de autoría extranjera, y entre ellos dominan no sólo la marea de los best-sellers y «novedades», sino los remates de inventarios que llegan de ultramar. El impacto de los escritores mexicanos en el exterior resulta mínimo, si no insignificante, al lado de las obras y autores extranjeros que circulan y se venden aquí. Esto debería ser motivo de un programa específico de divulgación de la literatura mexicana dentro y fuera del País, pero a nadie se le ocurre, entre los responsables institucionales, encargarse de esto.

 

Como se trata de un fenómeno que impacta en términos generacionales, los estudiantes desconocen ya la literatura mexicana, o tienen un nexo funerario con ella, y se familiarizan con los best-sellers y su concepto mercantil como un valor privilegiado. Así, nada extraña que los nuevos escritores tiendan a buscar la celebridad mediática o el espectáculo por encima del compromiso literario o cultural.

 

Los dogmáticos del libre mercado dirán que éste ordena tales transformaciones, y que quienes no sobreviven es porque no saben sobrevivir. Hasta la fecha, nadie ha podido demostrar la verdad de tal dogma, y sí se ha hecho más evidente día tras día el poder de los depredadores económicos y sus sirvientes.

 

 En tal contexto, lo mejor vino cuando nuestras autoridades culturales declararon que apoyan la propuesta de Ley a favor del libro, la lectura y el precio único de aquél. Lo decepcionante fue que las palabras de aliento carecieron de su complemento: en qué forma, cómo, cuándo, en dónde, con quién y ante quién se hará realidad semejante apoyo. Cosas de la política actual, se añadirá, que indica cautela y discreción, pero aún está pendiente saber qué viene de Conaculta al respecto.

 

En el momento en el que en México se elevaban las voces con diversos reclamos y apreciaciones, e incluso se hablaba de la salida que para el libro representan las «nuevas tecnologías», llegó otra noticia fuerte: el fundador del comercio por Internet, Jeff Bezos, de Amazon, anuncia el lanzamiento de su artilugio Kindle, un auténtico libro electrónico.

 

Compañero generacional del iPod musical, de su hermano el iPhone, también de Apple, que ha trastornado el mercado de los teléfonos sofisticados, o del Gphone, de Goo-gle, que promete emparejar la carrera del anterior, el Kindle significa un auténtico avance en la difusión del libro y de la lectura de cara al futuro. Si hacia 1450 el libro gutenbergiano marcó una ruptura revolucionaria respecto del marco estricto de la letra impresa proveniente desde la antigüedad, lo que augura el Kindle es la diseminación de la biblioteca, que puede ser asequible en adelante aquí y ahora, urbi et orbi, a la ciudad y el mundo. 

Equipado para funcionar a partir de tecnología inalámbrica, la misma que emplea la telefonía celular, el Kindle es del tamaño de un libro de formato medio y pesa menos que uno de «bolsillo». Tiene una carátula transparente que expone las páginas en un material denominado «papel electrónico». Al pie de la pantalla, hay un teclado similar a los de los teléfonos portátiles y, con sus comandos, se puede modificar tanto el tipo como tamaño de las letras por desplegar. En esta fase inaugural, el Kindle dispone de más de 90 mil títulos de libros que pueden ser descargados, además de garantizar acceso a cientos de blogs, diarios y revistas de todo el mundo. Asimismo, puede usarse como escritorio para recibir correos de texto e imagen. Descargar un libro de la lista de los más vendidos de The New York Times costará 10 dólares, un precio muy mejorado respecto de la edición impresa en papel. A pesar de que la propuesta del libro electrónico ya se conoce desde la década previa, el Kindle es el primer artilugio que se fabrica para un gran mercado, en esta fase de lanzamiento, el de Estados Unidos. Si bien puede funcionar fuera de su territorio, y aunque su precio no es más alto que el de un teléfono sofisticado (400 dólares), su uso global todavía demorará.

 

Así como Marcel Duchamp creó el concepto del museo portátil y André Malraux generalizó la idea del museo imaginario, el Kindle de Jeff Bezos permitirá entrar en una nueva época que acopia la posibilidad de la lectura, la propiedad-posesión del libro, con la invasión individual de las bibliotecas y su ulterior traducción en la vida diaria. Se dice fácil, pero el trance implica algo cuya magnitud apenas se puede vislumbrar. En medio del triunfalismo, surgen las preguntas, las dudas, los desafíos. Comienza el Libro de arena que anticipó Jorge Luis Borges.

Tomado de Reforma. 25 nov. 2007.