Primera entrada de tu blog personal

LA MANIPULACIÓN DE LA HISTORIA EN LOS TIEMPOS DE LA CÓLERA IDENTITARIA

Por Jesús Turiso Sebastián

 

 

Nuestra época es el periodo de la historia que más interés está dispensando a la historia y, por ende, la que más está pensando en términos históricos. Nunca hasta ahora el hombre ha sido tan consciente de la historia y de su relevancia como sujeto histórico. A pesar de ello, y aunque parezca un contrasentido, en un mundo sustentado en las bases del pragmatismo, el valor y la función de la historia está relegado a un papel secundario dentro de nuestra sociedad, cuando no anecdótico. Los historiadores día sí y día también estamos acostumbrados a escuchar preguntas del tenor de “para qué sirve la historia”. Más allá de la incomodidad que pueda ocasionar este tipo de respuestas, que diría Marc Bloch, lo que denotan es un evidente desconocimiento de la función de la historia y, por lo tanto, de su valor intrínseco y de su sentido social. Nadie duda, ni pregunta por la relevancia o pertinencia de la medicina o de la ingeniería, sería absurdo, pero de la historia, sí. Ahora bien, si nos damos cuenta, al preguntar para qué sirve la historia lo que se está suscitando es una auténtica querella acerca de su legitimidad. Sin embargo, la historia y el trabajo del historiador en determinados contextos se va a considerar como fundamental y, es ahí, donde observamos las importantes propiedades valsámicas sociales y políticas que desde el poder político se le conceden y que se contradicen con los criterios profesionales de los historiadores. Es entonces cuando se pone el rigor histórico y la Historia con mayúsculas al servicio de la política, con lo cual deja de la historia de ser rigurosa y científica. El problema de algunos historiadores o es que son sensibles o insensibles a ciertos hechos, análisis o interpretaciones, lo cual no les permite la posibilidad de separar al observador de la cosa observada y a la Historia del historiador, que diría Paul Valery.  Desgraciadamente, en la actualidad se está dando una lamentable actitud de desenterrar las reliquias del pasado para judicializar la historia, manipulándola para adecuarla a unas circunstancias o contexto político actuales. El ejemplo más flagrante de esto lo estamos viendo con la celebración en Diciembre de 2014 del Simposio Espanya contra Catalunya: una mirada històrica (1714-2014), promovido por el Institut d’Estudis Catalans de Barcelona y organizado por el Centro de Historia Contemporánea, institución vinculada al Departamento de Presidencia de la Generalitat de Cataluña. 

Uno de los grandes problemas que dificultan la neutralidad histórica es la manipulación sistemática de la historia en contextos políticos determinados, como sucede en la actualidad en Cataluña, para crear unas condiciones ideológico-culturales para facilitar no solo la imposición de una identidad, sino para conservar unas relaciones de poder y dominación. De tal manera que el Simposio Espanya contra Catalunya: una mirada històrica (1714-2014), ya desde su enunciado y observando los títulos de las ponencias, manifiesta que se está creando una imagen distorsionada del pasado y de nuestro presente, construida por, precisamente, intereses de dominio.  Esto, no es historia, es propaganda. Y no es por casualidad que se lleve a cabo en estos momentos en los que la reivindicación soberanista y el axioma de la identidad desde el nacionalismo catalán se hace más ostensible, dentro de una coyuntura muy particular económica y social que se está viviendo en aquella región de España. Recurrir al pasado en determinados contextos es especialmente rentable, ya que  permite crear las condiciones oportunas de sensibilidad y conciencia necesaria para elaborar un clima identitario al que sumar más adeptos. Hacer una historia de los agravios, como plantea este simposio, es de por sí manipulador, porque la historia no es absoluta, la historia requiere de que se expliquen sus matices y realidades objetivas, necesarios para acercarnos lo más posible a la verdad histórica. Dice Todorov en Los abusos de la memoria que conmemorar las víctimas del pasado es sumamente gratificador. Esto es evidente en el caso del nacionalismo catalán, quien está  manejado deliberadamente la historia para rememorar los agravios del pasado -reales o ficticios- en un doble sentido:  porque desvía la atención de los problemas reales y porque, como acierto afirma Todorov, “ese recuerdo les permite olvidar –eso esperan- las agresiones por las que se convierten ahora en culpables”. La realidad de la historia es más compleja y cambiante que un enunciado como el de “España contra Cataluña”, que presupone que desde 1714 hasta la actualidad ha existido un enfrentamiento continuo de identidades.  Ello, desde el punto de vista histórico es tan falso, como establecer que los catalanes, los occitanos o los sardos del siglo XVIII, su cosmovisión, su realidad material o sus circunstancias son las mismas que las de los catalanes, occitanos o sardos del siglo XXI. Manipulaciones de la historia así, en condiciones propicias de deriva identitaria, solo pueden traer más manipulación de las conciencias, más enfrentamiento y, sobre todo más injusticia, como la historia ha demostrado, para el verdadero paciente de la política: el ciudadano. Un última reflexión en forma de pregunta, si la coyuntura actual hubiera sido de crecimiento económico y bonanza social ¿tendría tanto empuje, importancia y seguimiento la identidad y sería necesario manipular la historia ad hoc?