Primera entrada de tu blog personal

 

Caracola de mar o del oficio de escribir de ida y vuelta 

Dalia Xiomara Ceballos Romero

 Introducción

Dos de las mejores cosas que he aprendido en la vida ha sido a nadar y, sin duda, aprender a leer. Y partiendo de ello he recordado que dicen, que para ser un buen nadador hay que practicar con disciplina, aprender a respirar, ampliar la capacidad pulmonar y adquirir una técnica, cuidarla y mejorarla. Con la lectura, pasa algo curioso, mientras más se lee, más se amplía la capacidad para organizar ideas, narrar, pensar de manera más ordenada y plantearse preguntas. En este orden de ideas, leer para mí es clave para aprender a escribir, porque te permite pensar, hacerte preguntas y entablar diálogos –de entrada- consigo misma.

En las siguientes líneas comparto una breve reflexión sobre algunas de las actividades que realizo cuando voy a escribir, con ello pretendo definir mi perfil de escritora, reforzar aquellos aciertos en mi práctica, y mejorar y cambiar los errores que me impiden su desarrollo.

Caracola de mar: De ida y vuelta

Cada uno de los paisajes acuáticos que he decidido conocer, los he podido nadar, luego de emprender un viaje. Cada libro que he decidido leer, me ha llevado por senderos que otros han abierto y, a su vez, me han posibilitado emprender los propios. Como cualquier viaje o camino en la vida, la escritura demanda tiempo, planeación y disciplina. Realizando el ejercicio de intentar definir mi perfil de escritora, reparé en que al disponerme a escribir siempre parto de una pregunta, una nota, una reflexión sobre algo ocurrido, vivido, leído, escuchado o algo proyectado. Luego de ello planeo el camino, garabateo en cualquier trozo de hoja un esquema o esqueleto sobre aquello que contendrá mi escrito; hacer este esquema me permite, en función de mi objetivo, organizar las ideas y estructurar las partes que desarrollaré a lo largo del texto, para lograr comunicar de manera clara y efectiva la idea central.

Una vez planteado el tema, la pregunta o reflexión, definido el objetivo del escrito,  dibujada la estructura tentativa del mismo, me dispongo a redactar mi postura y la tesis que tengo sobre ello, identificar algunas ideas centrales y argumentos y hacer bocetos. Más tarde busco y leo  información y producción académica que hay sobre el tema, hago notas, identifico elementos argumentativos, contra argumentativos, vuelto a mi estructura o esquema, lo reviso, lo corrijo, sigo pensando, lo repienso, lo reinvento, lo reescribo. Y así, voy como las caracolas de mar, de ida y vuelta una y otra y otra vez; así es mi ejercicio de escritura. En cada línea, cada idea plasmada, cada párrafo, cada cuartilla y apartado suelo ir y venir una y otra y otra vez, como en un diálogo constante.

Conclusión

La escritura, es una habilidad que una pueda aprender y desarrollar, pero se requiere practicar con orden y disciplina, justo esto es lo que para muchas personas –como en mi caso- suele complicar su desarrollo. A esa complicación le acompañan las creencias y sentimientos en torno al acto de escribir y la responsabilidad de quien escribe, frente las demandas, expectativas y exigencias de una potencial lectora o lector.

Inicié este pequeño texto con una confesión, y cierro con otra: nunca antes me había detenido a preguntarme por las actitudes, habilidades y las costumbres que tengo a la hora de disponerme a escribir. El ejercicio me permitió darme cuenta del camino que recorro una vez que, con coraje y valentía, decido enfrentarme a la “hoja en blanco” y empezar un diálogo conmigo misma y con una lectora que aún no conozco.