En una interesante disertación, Ibarra procedió a analizar dos de sus obras en el auditorio de la Facultad de Música: Duelo de siglos, para orquesta y escrita por encomienda para los festejos nacionales de 2010, y El pequeño príncipe, ópera sobre la obra de Antoine de Saint-Exupéry. Después de ello, el compositor accedió a comentar en torno de su trabajo.
Al comentar respecto al mundo de posibilidades que presenta la labor de componer, Ibarra aseguró que actualmente la libertad es absoluta y que no hay moldes a los cuales ajustarse. Ya se acabaron los tiempos en que había “guías” que marcaban el derrotero a seguir, como Edgar Varèse, Olivier Messiaen o Karlheinz Stockhausen. “Hacia el último tercio del siglo pasado, las cosas comenzaron a cambiar. En lugar de las escuelas surgidas del concepto de aquellos maestros, surgieron las personalidades con trayectoria muy completa y con una idea muy personal. Estos músicos llegan para proponernos el resultado de sus experiencias. Hoy ya no hay escuelas o corrientes de las que podamos decir: ‘esto es la música moderna’. Cada uno se lanza a la búsqueda de su propio derrotero, de acuerdo con su personalidad y su gusto”.
Viene después la consideración a la problemática de vivir de la composición. Para muchos, eso es imposible, aunque el caso de Federico Ibarra es sumamente especial: “En mi caso es después de una trayectoria en que he sido profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Sistema Nacional de Creadores, ya no imparto clases, de modo que puedo decir que casi vivo de la escritura musical”.
En la actualidad Ibarra trabaja sobre una sonata para piano. “Es curioso; es una obra de dimensiones breves pero ¡qué dificultad me está dando! Uno nunca sabe qué va a surgir del papel pautado, cómo va a ser el producto terminado”.
Por último, comentó acerca de la actividad artística en Xalapa. “La última vez que estuve aquí, hace más de 15 años, fue cuando la Sinfónica de Xalapa tocó mi Concierto para violín. Entonces la Facultad de Música estaba en la calle de Juárez, hoy veo que cuenta con su propio edificio. En las pocas horas que tengo aquí veo que hay varias actividades paralelas, muchos maestros que vienen de fuera a impartir sus conocimientos. Eso es muy importante. Todo indica que la UV trabaja muy bien en ese sentido”.
Originario de la Ciudad de México, con estudios en París y Santiago de Compostela, es doctor por la Universidad Complutense de Madrid, en España. También pianista, ha sido director del Taller de Composición del CENIDIM y en 1985 fundó el Taller Piloto de Composición en la Escuela Nacional de Música de la UNAM. Publica regularmente ensayos y crítica en revistas especializadas y ofrece conferencias en diversos países. Su actividad como compositor abarca obras de todo género: ópera, ballet, sinfonía, conciertos (para piano, violonchelo y violín) y música de cámara.
Los premios nacionales obtenidos son diversos: Silvestre Revueltas, Lan Adomián, Nueva Música para Danza, de la Unión Mexicana de Críticos de Teatro, de la Unión Nacional de Cronistas de Teatro y Música, de la Asociación Pro Ópera y Medalla Mozart, entre otros.
Fuente: Universo