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Adelantos

 

Una visita a Marius de Zayas

Una visita a Marius de Zayas

Antonio Saborit y David Mawaad

Gobierno del Estado de Veracruz-Universidad Veracruzana, 2009,
199 páginas
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Antonio Saborit descubrió en una biografía de Diego Rivera el nombre de un veracruzano que era prácticamente desconocido para sus coterráneos: Marius de Zayas. De inmediato, se interesó en ese mexicano que en los albores del siglo XX había sido no solamente un destacado galerista, curador, promotor y teórico del arte en Nueva York, sino que además había realizado una obra notable como caricaturista y escritor. El resultado de su investigación es un libro espléndido, del que aquí ofrecemos un breve adelanto.

La geografía de Marius de Zayas Alguien juega con la idea de realizar el mapa de su propia vida, ayudado por un singular sistema de señales para indicar los lugares y las personas que han sido parte de su existencia. Y basta con ponerla por escrito para que la sola posibilidad de ser de este recurso ocupe la imaginación de algunos biógrafos e historiadores contemporáneos, no obstante que por apacible que sea cualquier vida, demandará la más ardua de las 1 cartografías. ¿Qué mapa compondrían los derroteros artísticos, intelectuales y emotivos de Marius de Zayas, un mexicano enclavado en el espacio de las vanguardias? De Zayas vivió en Manhattan desde los primeros años del siglo XX hasta los últimos de los famosos novecientos veinte. Ese escenario fue sucesivamente el de su destierro así como el de sus alfabetizaciones, realizaciones y desencantos. De haberse limitado a ser alguien nada más popular, su vida no se habría perdido entre las leyendas que han dado su nombradía a la ciudad de Nueva York, y no sería otro de los activos secretos públicos de ese tiempo, como son todos estos secretos: plagado desde luego de datos falsos y mal colocados, pues el favor del público y la gente cercana componen persistentes, irreales vidas paralelas. Pero no. El hilo de estas notas deberá exponer la ruta que llevó a Marius de Zayas al otro lado de la memoria.

El primero de estos mapas muestra algo de la sociedad mexicana en el tránsito del siglo XIX al XX, espacio en el que colindan destacadamente las guerras de la política y las letras.

Marius de Zayas nació en el puerto de Veracruz el 13 de marzo de 1880, y llegó a ampliar la familia en formación que logró su madre, Ana Calmet de Saint- Wahaast. En una época en que la muerte solía diezmar la esperanza de futuro de las familias, no es poca cosa que la de este Zayas sobreviviera también casi íntegra y que en su mesa se tejiera y destejiera una genealogía que amarraba su origen siglos atrás en cierto Martín Zayas, originario de Écija, hidalgo en reconocimiento a su valentía y el primero en una línea de condes y marqueses que tanto el abuelo como el pater tuvieron a bien obviar en la joven República Mexicana. 2

Rafael de Zayas Enríquez le puso al segundo de sus hijos el nombre del tribuno Marius, como si con ese gesto resolviera su desinterés por los títulos y refrendara los locales enconos de su pasión liberal. Zayas Enríquez vivió los últimos años de su adolescencia en Alemania, Francia, Italia y Estados Unidos, de donde regresó hablando muy bien alemán, francés, inglés e italiano, fuerte en historia y flosofía, y con amplios conocimientos en latín y griego. En Nueva York se hizo íntimo de la familia de Benito Juárez y al volver a México residió en la cabecera municipal de Medellín, en la zona central del estado de Veracruz, donde su madre tenía el Hotel San Pablo, pero tras la restauración de la República volvió a vivir a su puerto natal en 1868. Ahí publicó Las Violetas, una revista hecha por literatos como Jerónimo Baturoni, Jaime Cuspinera, Roberto y Gonzalo Esteva, Manuel Gutiérrez Zamora, Francisco J. Ituarte y Santiago Sierra. Luego se lanzó como dramaturgo con una pieza que estrenó en el Teatro Principal del puerto, Paula. Viajó a la capital del país y ahí se ganó el respeto como literato de Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Justo Sierra e Ignacio Manuel Altamirano, quien lo llamó su discípulo predilecto. También en la capital Zayas Enríquez reanudó su trato con la familia Juárez, en cuya casa conoció a un general cuya gloria lo deslumbró, Porfrio Díaz, y así lo dijo en presencia del propio presidente Juárez. En vano le llamaron la atención a Zayas Enríquez dos allegados de Juárez, por hacerle ver el error de su comentario. 3 La amistad con Altamirano, Ramírez y otros críticos o adversarios de Juárez, cancelaron las relaciones de Zayas Enríquez con él y los suyos, y además se aflió al partido porfrista al regresar a Veracruz. Desde ahí trabajó por la elección de Díaz, hizo campaña en favor de él y lo apoyó cuando a fnales de 1871 se levantó en armas al grito del Plan de la Noria para impedir la reelección de Juárez —lo que a Zayas Enríquez le valió el destierro y la interrupción de sus estudios de jurisprudencia. El año de 1872 vivió en Lima. Allá publicó el libro Tropicales. Ensayos poéticos, casó con la peruana Ana Calmet de Saint-Wahaast y lo alcanzó la noticia de la muerte de Juárez. Volvió al país en 1873, se radicó en Veracruz, estableció una imprenta y fundó un periódico para apoyar la candidatura de Díaz, El Ferrocarril, trabajó por su causa al estallar la revolución de Tuxtepec (con dinero, armas, parque e incluso revolucionando por Veracruz), sufrió cárcel y fue remitido preso a Campeche, donde permaneció cerca de ocho meses. Por intervención del gobernador Joaquín Baranda, su amigo, en 1876 Zayas Enríquez publicó Primaverales, revalidó sus estudios en el Instituto Literario de Campeche, se examinó y obtuvo su título de abogado. Más aún, Baranda le permitió fugarse a bordo de un vapor rumbo al puerto de Veracruz —plaza ocupada por el general porfrista Luis Mier y Terán.

 

1. El tema del mapa de la vida en “Crónica de Berlín”, en Walter Benjamin, Escritos autobiográfcos, traducción de Teresa Rocha Barco, Madrid, Alianza Editorial, 1996. Dos ejemplos notables de la aplicación de esta idea en Steven Watson, Strange Bedfellows. The First American Avant-garde, Nueva York, Abbeville Press Publishers, 1991, y Billy Kluver y Julie Martin, Kiki’s Paris. Artist and Lovers 1900-1930, Nueva York, Harry N. Abrams, 1989.
2. La referencia a Martín Zayas en una carta de Rafael de Zayas Enríquez a su nieta Anna de Zayas, fechada en Nueva York, 15 de junio de 1923, Archivo Zayas, Sevilla.
3. La información sobre las actividades políticas y literarias de Rafael de Zayas Enríquez proviene de la carta que dirigió a Enrique de Ola- varría y Ferrari, fechada en Nueva York el 10 de agosto de 1900, archivo personal de Enrique de Olavarría y Ferrari (C9, E9, D1), Fondo Reservado, Biblioteca Nacional de México. Véase también Francisco J. Ituarte, “La muerte de un distinguido veracruzano”, El Universal, México, junio de 1932. Lo relativo a sus cargos en el puerto de Veracruz están en el Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Rafael de Zayas Enríquez, expediente número 1899, volumen L-E-1216.

 

Maelstrom. Agujero negro

Maelstrom. Agujero negro

Marco Tulio Aguilera
Garramuño

Ficción, 2009, 208 páginas .

Narrador de altos vuelos, Marco Tulio Aguilera regresa al catálogo de la Editorial de la Universidad Veracruzana. Sus personajes parecen ser múltiples álter ego que transitan por las vicisitudes de la vida desde lo más profundo del ser humano: el amor, el erotismo, la búsqueda del placer y la felicidad, utopías no siempre triunfales en la narrativa de Aguilera Garramuño. Reproducimos un capítulo de novela incluído en un volúmen que parece contenerlo todo: minicuentos y relatos largos, crónicas de viaje, estudios sobre Shakespeare, refexiones sobre la mujer, el amor, la depresión y los esplendores de la vida.

El inferno es un lugar al que se puede llegar por muchas puertas. Todas están abiertas de par en par. Román entró al inferno por varias. Y en casi todas estaba una mujer. En una de ellas estaba Román mismo, con sonrisa bellaca, invitándolo a pasar. Amó a su esposa y la sigue amando, pero eso no le bastaba. Seguía con la curiosidad por el arcano que encarnaban otras mujeres, con las que intimaba bajo el pretexto de que estaba buscando temas para su literatura. Decía que su actitud estaba justifcada por la de Pushkin, gran poeta de la madre Rusia y gran fornicador, que no dejó escapar intacta a ninguna de las mujeres que rozaron su órbita de agujero negro y que hizo exclamar a un necrólogo tras su muerte en un lance trágico de amores clandestinos: “Se ha puesto el sol de la poesía rusa.” El pecado grande de Román fue poner a la literatura por encima de la familia. En sus viajes de conferencias, mientras su esposa sostenía a pierna abierta y brazo fuerte el timón del barco del hogar, Román estaba coqueteando con la idea de la infdelidad, pero no llegó a consumarla sino trece años después del matrimonio. Y la que me llevó al despeñadero de la deslealtad conyugal ni siquiera fue una mujer digna de homenaje alguno, sino una escritorcilla de mediano talento, ligeramente regordeta, escéptica, malcriada, caprichosa y con mal aliento que conocí en un taller de la Universidad Católica de Chile. La vocación de la escritorcilla era el suicidio, pero antes de llegar a él, afrmaba, quería pecar con toda el alma, hundirse por completo en todo género de vicios y aberraciones. Se embriagó en la festa de clausura y me susurró al oído de viejo fauno —tendría yo por entonces cincuenta años— que quería darle un beso. Román era materia dispuesta, estaba ebrio de alcohol y vanidad satisfecha. Pocas tentaciones visitaron su existencia a lo largo de los años. No había caído en ellas quizás debido a una especie de pereza existencial, a que de alguna manera amaba a su esposa, a que se sentía satisfecho con el paseo triunfal que era su rutina de escritor famoso o casi famoso. Tal vez no caía en ellas porque ninguna tentación hasta entonces tenía el aderezo de la juventud en pleno y del descaro en su esplendor. De ahí a la cama, a la cama y a la alfombra del apartamento de la gordita no fue más que un paso. Como de costumbre disfrazó la historia en un cuento con todos sus detalles. Durante muchos años Anastasia había soportado los embustes ingenuamente o por prudencia. Pero llegó el momento en que Román le confesó su caída. Lo hizo tras desplomarse en un letargo de varios días durante los cuales estuvo tendido transversalmente en la cama bocabajo, vestido y con una mano asiendo su maletín en el que desde hacía varios días cargaba veinte o treinta ejemplares de su más reciente libro y después de haber acariciado fugazmente la gloria al presentar exitosamente la obra en el Gran Concurso. Durante una semana estuvo a la espera del dictamen fnal, que terminó favoreciendo a otro libro. El mundo estaba en la palma de sus manos y se escurrió inexorable como la arena del tiempo.

* Capítulo de la novela en proceso El sentido de la melancolía.

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José Luis Rivas Vélez fue designado Premio Nacional de Ciencia y Artes 2009 que obtuvo en el área de Lingüística y Literatura junto con Carlos Montemayor y Hugo Hiriart.
El maestro Rivas también es traductor, editor y fungió como director de la Editorial de la UV durante 14 años. Ha escrito Tierra nativa (1982), La transparencia del deseo (1986), Luz de mar abierto (1992), Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003) y Un navío, un amor (2005); fue ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1986) y también del Xavier Villaurrutia en 1990. Recientemente la Editorial de la UV
Entre los galardonados se encuentre también la doctora Blanca Jiménez Cisneros, en el área de Tecnología y Diseño y Arturo Márquez en el área de Bellas Artes, ambos han sido homenajeados en la Feria Internacional del Libro Universitario.

Hernán Lara Zavala obtuvo el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México por su obra Península, península. El jurado estuvo integrado por la escritora catalana Rosa Regás, el novelista mexicano Alberto Ruy Sánchez y el escritor mexicano Álvaro Uribe quien decidió otorgar el galardón de manera unánime. El premio está dotado de 500 mil pesos y lo recibió de manos del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard.
Felicitamos a nuestro buen amigo Hernán Lara Zavala, quien fue jurado del Premio Latinoamericano a Primera Novela Sergio Galindo en su primera versión. Próximamente saldrá un libro de su autoría bajo el sello de la Editorial de la UV.

De nueva cuenta la Editorial de la UV tendrá una participación destacada en la FIL de Guadalajara con tres presentaciones de libros y un stand en el área de las editoriales de instituciones de educación superior. La fiesta del libro más importante de América Latina se realizará del 27 de noviembre al 6 de diciembre y tendrá como ciudad invitada a Los Ángeles, California con la literatura y amplia cultura de esa zona multicultural.
La Editorial de la UV dará a conocer la colección Narrativa de Sergio Galindo, que recopilará las obras del escritor xalapeño. La recopilación iniciará con La comparsa y Declive y serán presentadas por José Luis Martínez Morales, Godofredo Olivares, Víctor Hugo Vásquez Rentería y Agustín del Moral Tejeda. La presentación será el sábado 28 de noviembre a las 18:00 horas en el Salón Alfredo R. Placencia.
El domingo 29 de noviembre a las 12:00 horas, en el mismo lugar se presentará Y así por el estilo, de Joseph Brodsky, obra traducida por José Luis Rivas. Los comentarios estarán a cargo de Ramón Aguirre, Agustín del Moral Tejeda y el propio ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009.
El lunes 30 de noviembre se presentarán los títulos recientes de la colección Sergio Pitol traductor con los comentarios de Darío Jaramillo, Rodolfo Mendoza y el maestro Pitol. La actividad se desarrollará a las 19:30 horas en el Salón Antonio Alatorre.

Herta Müller, escritora alemana nacida en Rumania, fue ganadora del premio Nobel de Literatura 2009. Desde comienzos de los 90 y con la traducción de sus obras a más de 20 idiomas, Müller se ha consolidado como una de las autoras más importantes del panorama literario internacional.
Nació el 17 de agosto de 1954 en Nitzkydorf, en el distrito rumano de Temeshwar. Debido a la censura en la publicación de su primer libro y al espionaje a la que fue sometida, Müller abandonó su patria en 1987 y se instaló en Berlín occidental. Tres años antes se había publicado ya en occidente su colección de relatos En tierras bajas (Niederungen)

Cinco meses después de su publicación en inglés, salió a la venta en español la única biografía "tolerada" del Gabo: Gabriel García Márquez: una vida, escrita por el británico Gerald Martin.
El trabajo de Martin reúne más de 300 entrevistas -entre familiares, políticos como Fidel Castro o Felipe González y escritores como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes- y encuentros con García Márquez a lo largo de casi dos décadas.
Los funerales de la Mamá Grande fue el primer libro de García Márquez editado en México y se dio a conocer a través de la Editorial de la UV.

El 12 de noviembre es el Día Nacional del Libro. La celebración se instauró por decreto presidencial en 1979 para conmemorar el nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz acaecido en 1651 y con el propósito de divulgar el libro y la lectura en el país.