Corre
 
  Corre, Lee y Dile
Universidad Veracruzana
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Adelantos

 

El nuevo paso que propongo iría más allá de este reconocimiento y esta competencia. Procuraría lograr que la sofisticación lingüística tradicional de la Literatura Comparada complementara los Estudios de Área (y la historia, la antropología, la teoría política y la sociología) a través del acercamiento a la lengua del Otro pero no únicamente como una lengua de “campo”. En el área de la literatura, necesitamos ir más allá de la anglofonía, la lusofonía, la teutofonía, la francofonía, etcétera. Debemos considerar las lenguas del hemisferio sur como formas de comunicación cultural activas en vez de verlas simplemente como objetos de estudio cultural a partir de la sanción impuesta por la ignorancia del inmigrante metropolitano. No podemos dictar un modelo para ello desde las oficinas de la Asociación Estadounidense de Literatura Comparada. Sin embargo, sí podemos prepararnos y preparar a nuestros estudiantes para atenderlo mientras sucede en otros lugares. Aquí y ahora, lo único que puedo hacer es lanzar una advertencia sobre algunos estereotipos: que tal interés es antihibridista, culturalmente conservador, “ontopologista”, o “provinciano”.

De hecho, extiendo una invitación hacia el tipo de preparación lingüística que revele la irreductible hibridez de todas las lenguas. Como he afirmado en alguna otra ocasión: “El texto verbal recela de su hechura lingüística pero a la vez está impaciente por poseer identidad nacional. La traducción florece en virtud de dicha paradoja”. Hay otros estereotipos que son ciertos mas irrelevantes: básicamente, que el prestar atención a las lenguas del hemisferio sur es inconveniente e impráctico. Inconveniente. Existen unas cuantas lenguas europeas hegemónicas e innumerables lenguas del hemisferio sur. La única respuesta ética a esto es: “¡Ya ni modo!”. La antigua Literatura Comparada no le pedía al estudiante que aprendiera todas y cada una de las lenguas hegemónicas; ¡tampoco la nueva le pedirá aprender todas las lenguas subalternas! ¿Acaso puede el “informante nativo” algún día convertirse en el sujeto de un “estudio cultural” que no se le parezca a un trabajo metropolitano con bases lingüísticas? Si uno se plantea esta pregunta, puede verse que la desestabilización que ofrecen los Estudios Culturales meramente metropolitanos deja mucho fuera por conveniencia propia, a causa de las demandas culturales del inmigrante metropolitano.

Estétitca del Discurso Literario

El hacer poético

Julio Ortega y María Ramírez
Ribes (comps.)

Serie Entremares, 2008, 616 páginas.

Julio Ortega es escritor y crítico peruano. María Ramírez Ribes, por su parte, es periodista cultural y crítica de arte. Ambos se dieron a la tarea de presentarnos un panorama muy amplio de la poesía hispanoamericana en El hacer poético, título que pertenece a la Serie Entremares de la Universidad Veracruzana. Para lograr su cometido, hicieron un cuestionario con 12 preguntas eruditamente formuladas que aparecen en la primera solapa del libro. El cuestionario fue enviado a una buena cantidad de poetas de América Latina y España, cuestionario al que 100 autores respondieron. Seleccionamos la entrevista al poeta venezolano Eugenio Montejo, una de las mejores voces hispanomericanas, quien lamentablemente falleció el 5 de junio de 2008.

¿Podría evocar el impulso inicial de su escritura? Aleixandre dijo que se hizo poeta el día que leyó un verso de Rubén Darío. ¿Cómo se reconoció usted en diálogo con la poesía?

Uno de los mayores deslumbramientos que recuerde de mi niñez fue el percatarme de la invención de la escritura, de la posibilidad fascinante de poder representar el mundo visible sólo con la ayuda de unos cuantos signos. En mi asombro infantil me preguntaba a quién se le habría ocurrido, y cómo era el mundo antes de este invento. Creo que tal deslumbramiento me predispuso a venerar todo lo lingüístico y en especial la poesía, donde la palabra alcanza, como sabemos, su ápice. Es verdad que la poesía es anterior a la escritura, pero en ella la palabra logra su cometido supremo. Hacia los ocho años escribía coplillas y aguinaldos, llevado por el estímulo de algunos maestros que nos proponían su escritura con el halago de que las mejores serían cantadas y difundidas por un grupo musical a través de los altavoces del instituto donde me encontraba. Ocurría en los meses de noviembre y diciembre, como una forma de contribuir a la celebración de la Navidad. Más tarde, en la adolescencia, mi vieja veneración por la palabra, por la poesía, se concretó en una decisión defnitiva de la que nunca dudé, pese a advertir muy claramente que iba a contracorriente de las conveniencias económicas y del predominio de las preferencias sociales.

¿Qué libros de poesía animaron la juventud de su ejercicio poético? El poeta, ¿inventa a sus precursores o, más bien, imagina a sus lectores?

El árbol genealógico de mi poesía encuentra su principal raíz en el río milenario de nuestra lengua. Dentro de ella, claro está, desde temprano cada cual va deslindando sus afnidades, sus familias verbales. En mi caso, aparte de los cantares anónimos, se encuentra el Romancero y sus innegables logros decantados durante siglos, sin duda por la inmediatez del verso octosilábico, que creo reproduce a nuestros oídos el verso universal de tres segundos que forma la unidad de habla de cada hombre. Luego destacaría la línea que pasa por Manrique y Fray Luis y llega a Quevedo, sin dejar de lado los grandes autores del Barroco ni más recientemente la polifonía liberadora de Rubén Darío. Me interesó siempre la particular proyección de esa línea en Hispanoamérica, lo que hay de Quevedo en Vallejo y en la prosa de Borges, por ejemplo. La intimidad de Silva y las combinaciones rítmicas de Eguren, ambos no bien leídos en su momento, sino posteriormente. En mis comienzos procuré seguir la entonación hispanoamericana, tal como creo percibirla, por ejemplo, en el primer Carlos Pellicer, en Oliverio Girondo, en Eliseo Diego, sin descontar la gran aportación de los brasileños. Siempre he creído que la celebrada generación española de 1927 debería ser leída en paralelo con la generación brasileña de 1922. Me refero a la poesía de Manuel Bandeira, Murilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Cecilia Meireles, Cassiano Ricardo, Mário Quintana, etc., junto con los comentarios teóricos de unos y otros.

¿Se ha encontrado a sí mismo en su propia voz? ¿O la voz es siempre la de otro, la imagen en el espejo del lenguaje? Yeats parece que obedecía a un dictado profuso. Borges, a las simetrías de la memoria rimada. ¿Qué es primero, la imagen o el ritmo?

Llegar a hacerse de una voz, de un tono personalizado, es una de las aspiraciones esenciales de todo poeta. Digamos que ello equivale a construir un alfabeto de entonaciones propias dentro del alfabeto común. Uno no puede, sin presunciones, atribuirse tal conquista. En todo caso, la eventualidad de identifcar el puesto de nuestra voz en el coro y poder escribir desde la zona más cercana a lo que creamos nuestra propia verdad, constituye un punto raigal. En cuanto a la primacía de la imagen o del ritmo en la génesis del poema, creo que una y otro se dan; cuando se dan, de modo indiscernible, anudados en una sola presencia, formando una sola cosa. Toda imagen trae consigo su ritmo, viene constituida junto con él como partes inseparables de un mismo fenómeno. Por último, debo decir que si bien en mi poesía he tratado de alcanzar el tono que considero más cercano a mi sensibilidad, “el estribillo del alma”, para decirlo con una expresión de Gadamer, en fn, sí he intentado desde el comienzo deslindar mi íntima zona verbal, asimismo he cultivado en diferentes momentos la escritura apócrifa o heteronímica, dando voces a tonos distintos del mío. En tales casos, creo que en vez de valerme del yo, me he valido de algo proteico que vendría a ser el poliyó, ese sujeto polivalente que trasciende la caracterización de nuestra palabra más reconocida.

¿Le ha tentado alguna vez la necesidad de formular una poética? ¿O su poesía es una refexión sobre el poema?

Algunas veces he esbozado mediante fragmentos o escritos sueltos ciertas nociones de lo que podría tener por la aproximación a una poética. Me inclino a considerar el poema como una suma de equilibrios que, de obtenerse, le proporcionan a las palabras su tensión y su propio silencio. Equilibrios de signifcados, de ritmos, de imágenes, de sentimientos, que han de estar regidos siempre por “el laconismo instintivo del poeta”, para emplear una frase de Brodsky. No me seduce la escritura poética demasiado mental, ni la palabrería descontrolada, por más que pretexte servir a una supuesta conversación. Frente a ello, prefero el consejo del infante don Juan Manuel: “Ponelo en las menos palabras que puedan ser”. En fn, pienso que el poema se hace ciertamente con palabras, como replicó Mallarmé al pintor Degas. Cada poeta se vale de sus palabras de todos los días, pero el verdadero hallazgo se encuentra al sintonizar, a través del vocabulario plural de las diversas lenguas, aquellas palabras secretas que componen las voces comunes a todos los hombres. Las palabras humanas de la tierra, de lo que me he atrevido a llamar la terredad. Por lo demás, considero que un conjunto de poemas escrito a lo largo de los años, tanto por lo que representa de predilecciones como de rechazos, defne a su modo, al menos en el sentido práctico, una poética.

¿Frecuenta usted la primera persona como comienzo del discurso poético, o prefere dejar el “yo” a los novelistas? ¿Puede el lenguaje representar al “yo” asignándole una identidad cierta? ¿O el “yo” es una licencia de la retórica?

El empleo del pronombre personal de primera persona a menudo varía de acuerdo con la propia fnalidad del poema. En unos casos adquiere más resalte que en otros, pero en todos depende de la voz que asume la expresión de los versos. Algunos críticos han subrayado en tiempos recientes la indefnición, la vaguedad que acompaña a la palabra yo en la lírica contemporánea. No siempre se tiene claro quién en defnitiva está detrás de ese pronombre; es probable que el poema mismo adquiera parte de su fuerza mediante el deseo de indagarlo. Se trata de una situación puesta en evidencia por el poema contemporáneo, pero asimismo se relaciona con puntos de vista del pensamiento esotérico. Es sabido que algunos maestros se han referido desde antiguo a la difcultad de los distintos yoes que conviven en una persona para asumir la identidad, y a los diferentes cambios y mutaciones que ello apareja frente a tesituras diversas.

¿Qué sintonías cree usted haber establecido con otros poetas y escritores de su país y su lengua? Si tuviera que hablar de su ejemplo o lección, ¿cómo defniría la opción de pertenencia de su obra?

 

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José Luis Rivas Vélez fue designado Premio Nacional de Ciencia y Artes 2009 que obtuvo en el área de Lingüística y Literatura junto con Carlos Montemayor y Hugo Hiriart.
El maestro Rivas también es traductor, editor y fungió como director de la Editorial de la UV durante 14 años. Ha escrito Tierra nativa (1982), La transparencia del deseo (1986), Luz de mar abierto (1992), Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003) y Un navío, un amor (2005); fue ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1986) y también del Xavier Villaurrutia en 1990. Recientemente la Editorial de la UV
Entre los galardonados se encuentre también la doctora Blanca Jiménez Cisneros, en el área de Tecnología y Diseño y Arturo Márquez en el área de Bellas Artes, ambos han sido homenajeados en la Feria Internacional del Libro Universitario.

Hernán Lara Zavala obtuvo el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México por su obra Península, península. El jurado estuvo integrado por la escritora catalana Rosa Regás, el novelista mexicano Alberto Ruy Sánchez y el escritor mexicano Álvaro Uribe quien decidió otorgar el galardón de manera unánime. El premio está dotado de 500 mil pesos y lo recibió de manos del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard.
Felicitamos a nuestro buen amigo Hernán Lara Zavala, quien fue jurado del Premio Latinoamericano a Primera Novela Sergio Galindo en su primera versión. Próximamente saldrá un libro de su autoría bajo el sello de la Editorial de la UV.

De nueva cuenta la Editorial de la UV tendrá una participación destacada en la FIL de Guadalajara con tres presentaciones de libros y un stand en el área de las editoriales de instituciones de educación superior. La fiesta del libro más importante de América Latina se realizará del 27 de noviembre al 6 de diciembre y tendrá como ciudad invitada a Los Ángeles, California con la literatura y amplia cultura de esa zona multicultural.
La Editorial de la UV dará a conocer la colección Narrativa de Sergio Galindo, que recopilará las obras del escritor xalapeño. La recopilación iniciará con La comparsa y Declive y serán presentadas por José Luis Martínez Morales, Godofredo Olivares, Víctor Hugo Vásquez Rentería y Agustín del Moral Tejeda. La presentación será el sábado 28 de noviembre a las 18:00 horas en el Salón Alfredo R. Placencia.
El domingo 29 de noviembre a las 12:00 horas, en el mismo lugar se presentará Y así por el estilo, de Joseph Brodsky, obra traducida por José Luis Rivas. Los comentarios estarán a cargo de Ramón Aguirre, Agustín del Moral Tejeda y el propio ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009.
El lunes 30 de noviembre se presentarán los títulos recientes de la colección Sergio Pitol traductor con los comentarios de Darío Jaramillo, Rodolfo Mendoza y el maestro Pitol. La actividad se desarrollará a las 19:30 horas en el Salón Antonio Alatorre.

Herta Müller, escritora alemana nacida en Rumania, fue ganadora del premio Nobel de Literatura 2009. Desde comienzos de los 90 y con la traducción de sus obras a más de 20 idiomas, Müller se ha consolidado como una de las autoras más importantes del panorama literario internacional.
Nació el 17 de agosto de 1954 en Nitzkydorf, en el distrito rumano de Temeshwar. Debido a la censura en la publicación de su primer libro y al espionaje a la que fue sometida, Müller abandonó su patria en 1987 y se instaló en Berlín occidental. Tres años antes se había publicado ya en occidente su colección de relatos En tierras bajas (Niederungen)

Cinco meses después de su publicación en inglés, salió a la venta en español la única biografía "tolerada" del Gabo: Gabriel García Márquez: una vida, escrita por el británico Gerald Martin.
El trabajo de Martin reúne más de 300 entrevistas -entre familiares, políticos como Fidel Castro o Felipe González y escritores como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes- y encuentros con García Márquez a lo largo de casi dos décadas.
Los funerales de la Mamá Grande fue el primer libro de García Márquez editado en México y se dio a conocer a través de la Editorial de la UV.

El 12 de noviembre es el Día Nacional del Libro. La celebración se instauró por decreto presidencial en 1979 para conmemorar el nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz acaecido en 1651 y con el propósito de divulgar el libro y la lectura en el país.