Universidad Veracruzana

Blog de la Multimodalidad Educativa del SEA

Publicación de textos académicos, reseñas e informaciones diversas del Sistema de Enseñanza Abierta sobre educación abierta, a distancia y multimodal, transmedia educativa y redes de conocimiento y aprendizaje en multiplataforma. Editor General: Rodolfo Calderón Vivar

 

La universidad es la antítesis de la violencia: desplegado de protesta contra la agresión sufrida por estudiantes universitarios el pasado 5 de junio en Xalapa

Debido a los últimos eventos de violencia que se han suscitado contra miembros de la Universidad Veracruzana en el caso concreto de los estudiantes agredidos el pasado 5 de junio en la ciudad de Xalapa, Veracruz , se convoca a toda la comunidad UV (estudiantes, docentes, personal y público en general) a ser partícipes con la firma del siguiente texto, la cual se estará recabando en las oficinas de cada facultad y coordinación de la región Veracruz, firmas que se harán llegar físicamente a las autoridades universitarias, estatales y federales

“Nada más opuesto a la justicia que la violencia”

Cicerón

La universidad es la antítesis de la violencia

La universidad es el espacio ideal que las sociedades han creado para su propio desarrollo y bienestar. En su seno tienen cabida todas las opiniones, los disensos, las divergencias, la pluralidad de las ideas. En este espacio se discute, se crítica y se cuestiona lo establecido a fin de reafirmar el saber o generar nuevo conocimiento. Sabemos que vivimos en un mundo en constante transformación.

Pero la crítica y el cuestionamiento se realizan siempre mediante el diálogo, la argumentación inteligente y mesurada. Los temas se abordan con tal apasionamiento que lleva a los límites el esfuerzo intelectual, con tal ardor, ingenio y tenacidad que muchas veces se abren nuevos caminos para la investigación científica o la creación artística.

Sí, el trabajo en las universidades, sea en el aula, en los laboratorios, en los talleres, está impregnado de intensidad y de pasión por el saber, pero de una pasión intelectual que jamás permite su desbordamiento.

Por su propia naturaleza el quehacer de la universidad se mantiene dentro de límites éticos y de conducta. En ninguna de sus áreas, en ningún aspecto de su actividad, la violencia, sea la forma en que se presente, tiene cabida.

Si las sociedades han avanzado es precisamente por su capacidad de organización y de cooperación pacífica. Y en ello mucho tiene que ver el papel que juegan las universidades, que crean y transfieren conocimiento, pero que también abogan por el respeto a la dignidad y la integridad no sólo de las personas, sino de todos los seres vivos, por el sólo hecho de compartir una misma tierra, un mismo planeta.

Por estas razones, indigna que en nuestro tiempo y espacio la violencia se enseñoreé, que la suframos en nuestro país, en nuestro estado, en nuestras ciudades, en nuestro entorno cercano; que se cometan actos de brutalidad contra ciudadanos que pueden tener opiniones divergentes, posiciones políticas opuestas o manifestar preferencias no coincidentes, pero que en todo caso hacen uso de sus legítimos derechos.

En la universidad estamos plenamente conscientes de que ninguna diferencia, ninguna demanda, por genuina que fuere, justifica el uso de la violencia.

Por estas razones, ante la agresión de que fueron objeto un grupo de jóvenes en un domicilio particular de esta ciudad de Xalapa el pasado 5 de junio, la Universidad Veracruzana se ha expresado, de manera oportuna y categórica, en contra de cualquier acto de violencia, sea verbal, física, sexual, psicológica o de género, como lo ha hecho en un gran número de ocasiones ante hechos similares.

Lamentablemente, no es la única agresión que ha sufrido y sufre la universidad como institución ni los universitarios en lo particular. Robos al patrimonio de nuestra casa de estudios en todas las regiones; asaltos y secuestros a los universitarios; agresiones sexuales a las universitarias; intentos de extorsión a maestros, directivos, estudiantes y trabajadores de la institución. Toda la gama de delitos se ha volcado sobre nuestra comunidad en una constante que parece no tener fin.

Como universitarios tenemos la capacidad de reflexionar, de razonar y de establecer acuerdos internos. Esta condición nos obliga a diseñar conjuntamente las estrategias para enfrentar la amenaza de la violencia. En el campus debemos privilegiar la inteligencia para resolver diferendos, presentar un frente común y, en este caso específico, unir nuestras voces e iniciativas para demandar el esclarecimiento de los hechos y el justo castigo a los responsables de todos estos delitos. No nos mueve ningún otro interés que la estricta aplicación de la justicia y la recuperación del clima de paz y armonía que debe prevalecer en los ámbitos universitarios y en la sociedad.

Lamentamos las interpretaciones dadas a hechos que a todos los universitarios nos lastiman. Por ello, no permitamos que nuestra universidad, por ser el lugar idóneo para la libre manifestación de las ideas, un ámbito de libertad para todos, se convierta en blanco de agresiones externas o internas; que mediante la violencia o la amenaza se pretenda acallar el libre ejercicio de la crítica y la deliberación sobre los problemas de la universidad y de la sociedad.

Demandemos la pronta y eficaz intervención de la justicia. Que los órganos gubernamentales responsables de mantener el orden y proporcionar tranquilidad a los ciudadanos hagan su trabajo, y que lo hagan de manera profesional. Debe cesar esa violencia presente y latente que obstaculiza el estudio y el trabajo productivo; se debe erradicar el miedo que se ha apoderado de la sociedad, de nuestras comunidades, incluyendo la universitaria, y que perturba la sana vida social y cultural a la que tenemos derecho.

Defendamos a nuestra institución con las armas de la razón y el conocimiento. Apeguémonos al imperio de la ley; que sean los órganos encargados de la impartición de justicia los que se hagan cargo del esclarecimiento de los hechos delictivos. Exijamos acciones vigorosas y profesionales que produzcan resultados convincentes. Ya basta de la inacción de los cuerpos encargados de proporcionarnos seguridad.

No legitimemos la violencia, ni siquiera como respuesta. No dejemos que se convierta en una presencia cotidiana, habitual o natural. Tengamos presente que la violencia sólo deja víctimas y resentimientos que a su vez replican y potencian esa misma violencia.

Como reiteró la Rectora de la Universidad Veracruzana, Dra. Sara Ladrón de Guevara: “La universidad es casa de todos; de todas las formas de pensar, aun de las más radicales, pero no es casa de la violencia”.