Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Jorge: sobre Los usos de la escolarización…

Bloch, M. (2004/1993 -original-). Los usos de la escolarización y la literacidad en una aldea zafimaniry.

Síntesis

Se trata de una etnografía que primero describe el contexto general de la región en la que se ubican diferentes aldeas o pueblos y sus relaciones; luego, se describe “un día en la escuela” para construir la imagen de una escuela muy ritualista y aparentemente poco práctica (para la vida), con un currículo aparentemente muy pobre y que sin embargo parece muy bien aceptada y disfrutada por los jóvenes (sobre todo por los más pequeños).

Al percibir esta aparente contradicción, el autor explora las concepciones locales del conocimiento, que son muy diferentes a las occidentales, y las describe. Básicamente, se describe en términos del pasaje de una fase de gran flexibilidad y dinámica (los niños) centrada en el conocimiento de la naturaleza (plantas y animales), a una intermedia de madurez, centrada en los conocimientos prácticos de agricultura y comercio para desembocar en la “rigidez” de la vejez, la sabiduría, el lenguaje formal y ritual, pausado e impráctico. Intenta mostrar cómo es asimilada la literacidad en esta estructura de conocimiento (rígida, impráctica e incuestionable), los conflictos que provoca (quién y cómo usa la escritura, si correspondería usarla a los viejos sabios y rígidos) y la actitud que adoptan realmente los pobladores frente a ciertas prácticas letradas (cómo resuelven conflictos y contradicciones en las prácticas).

Se concluye que la literacidad, más que cambiar o afectar las maneras previas de acercarse al conocimiento, aquélla es asimilada por esta estructura de conocimiento, con lo que se refuta la tesis de Goody de la gran brecha entre sociedades letradas y orales.

Comentarios

Se trata, a mi parecer, de una etnografía contada con mucha creatividad, bien contextualizada y bien argumentada. Bajo su aparente “simpleza” -casi se lee como una historia-, se esconde una gran cantidad de notas de campo, análisis, reflexiones y, sobre todo, un esfuerzo por comprender el punto de vista de la comunidad en la que se realiza la etnografía, es decir, reconstruir “los sentidos y significados” que le atribuyen.

Llaman la atención muchas similitudes entre la escuela descrita aquí (de Madagascar) y la escuela rural mexicana.

Recordé lo que Claire Blanche-Benveniste enfatizaba: en cierta época, se estudiaba la oralidad efectiva de las “lenguas exóticas”, pero no la de las lenguas europeas actuales. Ella lo hizo para el francés, lo que reveló muchos aspectos interesantes y profundamente desconocidos para los lingüistas mismos. ¿Qué pasaría entonces si tuviéramos la capacidad de ver nuestras escuelas y nuestras “comunidades rurales” como si fueran “aldeas exóticas” e intentamos desentrañar los sentidos que las mismas personas dan a la escuela y a la literacidad? De alguna manera, la escuela de E. Rockwell viene haciéndolo hace más de treinta años. Es una manera de leerla. También, una manera de plantear investigaciones relevantes y pertinentes en el campo de la escritura.

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