Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Eréndira: Lerner, capítulo 5

El papel del conocimiento didáctico en la formación del maestro

Este capítulo me parece muy relevante porque expone la reflexión llevada a cabo por parte de los capacitadores de los maestros sobre los problemas reales de enseñanza que plantea el trabajo en el aula de manera cotidiana. Los cuestionamientos de los maestros les permitieron darse cuenta de que los contenidos psicolingüísticos y lingüísticos no eran suficientes para que dedujeran las implicaciones didácticas y aplicación de los mismos para la enseñanza de la lectura y la escritura; que no sabían escuchar a los maestros de la misma manera que lo hacían con los niños (p. 167). Esto hizo evidente la necesidad de tomar como eje el conocimiento didáctico en los procesos de capacitación pues “cuando muchos maestros plantean los mismos problemas, lo mínimo que tiene que hacer el capacitador es preguntarse por qué los plantean e intentar entender cuáles son y en qué consisten los problemas que están enfrentando” (p. 168). De ahí la importancia del saber didáctico como ciencia autónoma, puesto que no se trata solamente de “importar” saberes de otras ciencias, sino del “estudio sistemático de las interacciones que se producen entre el maestro, los alumnos y el objeto de enseñanza” (p.168) para poder ir resolviendo los problemas que plantea la comunicación del conocimiento.

Recuperar estas ideas permitió a los capacitadores analizar su propia práctica y ser conscientes sobre la importancia de su propio trabajo con didáctica de la lengua escrita. Esto puso de manifiesto el paralelismo existente entre la práctica de los capacitadores con los maestros y la de los maestros con los alumnos, puesto que se plantean las mismas problemáticas propias de la intervención docente con respecto a las actividades y la interacción con distintos sujetos. Las dudas y preguntas planteadas por los maestros resultaron entonces un indicador de la efectividad de la tarea del capacitador.

El quehacer en el aula se vuelve el centro del proceso de capacitación, para lo cual es necesario llevar a cabo un registro de clases. Para lograr llevar a cabo este registro de manera exitosa se debe decidir acerca de varios puntos importantes, entre los que destacan analizar las clases que se pueden caracterizar como “buenas”, puesto que centrarse en las malas resulta más en una serie de conclusiones negativas y no dan mucha información sobre lo que sí hay que hacer; analizar las clases de los participantes sólo después de que hayan adquirido conocimientos didácticos suficientes y tengan seguridad en su propio trabajo; y llevar a cabo las actividades en un clima de cooperación. Se debe tener en cuenta también que los registros de clase sólo aportan información relevante tras su análisis minucioso y que, ya que no existe la clase perfecta, son una herramienta explotable de diversas maneras para ir perfeccionando la práctica docente.

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