Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Paráfrasis 1: Amanda

Amanda Cano

Las competencias suelen definirse como sinónimo de habilidades, capacidades o aptitudes, lo que las encadena a una serie términos que no permiten esclarecer a qué se hace referencia cuando se habla de ellas. La ambigüedad de este término cuestiona la viabilidad de operacionalizarlo en el campo educativo, ya que se importa del ámbito laboral donde se usa específicamente para caracterizar el desempeño esperado en actividades productivas y de servicios,  para ello se cuenta con instituciones específicas que validan incluso las experiencias y conocimientos adquiridos por la vía informal o no formal.

Sin embargo en su traslado, o imposición, a lo educativo se ha construido un discurso que busca legitimarlas, centrando el papel del maestro como agente determinante del desarrollo de las competencias y minimizando el contexto sociocultural  de los estudiantes. Por otro lado no se profundiza en las implicaciones didácticas de trabajar bajo la directriz de esta noción y en cómo deben ser los procesos de evaluación, dado que las competencias están ligadas a un conjunto de situaciones, imposibilitando el juzgar si se tienen o no a través de un simple examen. En el caso de la educación básica, específicamente en las asignaturas de matemáticas y español aunque se enumera una serie de competencias a desarrollar en los estudiantes y se definen como la interacción entre un saber y un saber hacer, en los programas de estudio lo que se aprecia es un énfasis en el desempeño, en lo visible, en la medible, no así en los conceptos implicados en las competencias propuestas, que son elementos centrales o componentes que permite la evolución de los esquemas de los estudiantes. Al analizar cómo se aterriza este concepto a nivel curricular entramos de nueva cuenta en una jerga terminológica (estándares curriculares, aprendizajes esperados, indicadores etc.) que no acaban de articularse del todo, ni en los tres niveles que conforman la educación básica (preescolar, primaria y secundaria), ni con aspectos metodológicos como lo son el trabajar con prácticas sociales de lenguaje a través de proyectos didácticos, en el caso de español, y con consignas en el caso de matemáticas. Esta ambigüedad se detecta también en el caso del uso de las TIC en educación básica, en donde el concepto de competencia se intercambia por el de habilidad sin mayor explicación. En la otra cara de la moneda podemos encontrar que las competencias y su acepción como interacción entre el saber y el saber hacer ha sido aceptada por muchos autores, por ejemplo en el campo de la traducción hay teóricos que las legitiman y desglosan en una diversidad de micro competencias que aluden a desempeños esperados del traductor. En otra área como es la interculturalidad se trata de un concepto poco trabajado, que es difícil de caracterizar y aún más de operacionalizar. Es ese escenario el que nos lleva a afirmar que esta propuesta de trabajo en México obedece más a una necesidad de alinear la educación con las pruebas internacionales como PISA, que a un verdadero cambio en las formas de enseñanza y aprendizaje. Finalmente, y tratando de acercarse a una definición de las competencias se reconoce que se componen de al menos tres dimensiones interrelacionadas: socio-contextual, cognitiva -intelectual- y situacional. Son finalmente juicios de valor que se construyen a partir de observar detalladamente la forma en que los sujetos afrontan una serie de tareas que les exigen movilizar una serie de conocimientos estructurados.

  1. Síntesis
  • Ambigüedad conceptual
  • Sinónimo de desempeño y habilidad
  • Minimización del contexto sociocultural del estudiante
  • Competencia ligada a la situación
  • Competencias como exigencia de pruebas internacionales
  • Superposición del saber hacer sobre el saber
  • Dimensiones de las competencias
  • Definición como juicio de valor
  1. Dudas y preguntas

En el texto de competencias laborales se pasa del discurso de la certificación al de evaluación, ¿es lo mismo evaluar competencias que certificarlas? yo opino que deben diferenciarse. También me parece que una cosa es reconocer y certificar las competencias laborales y otra la cuestión de promover una educación basada en normas de compencias, ya que en el texto se tratan como cuestiones parecidas.

Cómo podríamos ligar la discusión de la introducción acerca de los vericuetos de las competencias  con el hecho de que hay una clara diferencia entre certificar actividades productivas y las cuestiones ligadas a la educación, ya que cómo determinar “estándares mínimos necesarios para que el maestro tenga éxito en la enseñanza”

En el caso del texto de matemáticas Javier se contradice ya que por un lado asume que las competencias del programa sin son competencias y luego las califica como “cada uno de los momentos de la puesta en marcha de determinados esquemas ante situaciones matemáticas específicas”, en caso de que aceptemos esto último solo aplicaría para lo relativo a primaria y secundaria, y qué pasa con preescolar, ¿esas si serían competencias?, porque me parece que traen otra lógica de construcción. Por otro lado no me acaba de quedar claro por qué en las competencias matemáticas se enfatiza sólo el lenguaje y la representación matemática.

Por qué se habla de HDT y no de competencias digitales habrá que comentar por qué se infiere que pasa esto y por qué no se retoma el modelo que ustedes proponen (competencias informáticas e informacionales).

En la defición de blanca las competencias interculturales se definen en términos de “cómo los sujetos afrontan situaciones relacionadas con la interacción/ confrontación entre culturas, el diálogo de saberes y el reconocimiento por las distintas cosmovisiones” y no me queda clara porque esta ausente la idoneidad del desempeño.

  1. Comentario personal o posicionamiento

Me ha quedado claro que se el término es usado con mucha superficialidad, y de forma acrítica, que si nos damos a la tarea de indagar lo que se dice en los planes de estudio de básica no podremos salir de ligarlo al desempeño y a las habilidades, que a mi parecer son acepciones reduccionistas y sesgadas. Sin embargo otros teóricos como es el caso de Gréco y Vergnaud nos ayudan a ampliar la mirada y a tener en claro que por el momento no es viable asumir educativamente el trabajar por competencias.