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Sergio
Galindo (1926-1993) seguía diseñando con su pluma
personajes atrapados en la sordidez y así comenzó
a escribir Las esquinas oscuras, novela que dejó de escribir
en noviembre de 1985 y que ya no terminó, sin embargo, por
su trayectoria y en el marco del cincuentenario de la Editorial
de la Universidad Veracruzana (de la cual fue su fundador de una
de sus etapas más brillantes en la creación de libros
e impulso a nóveles escritores) se decidió publicar
esta obra que quedó inconclusa pero que adquiere ahora un
gran valor histórico.
No disfrutaba la cercanía de otras personas, prefería
la soledad. Gozaba las esquinas oscuras de los cuartos vacíos,
la hora en que, olvidados de su existencia, él permanecía
inmóvil mientras a su cabeza acudían los objetos y
las imágenes con que deseaba acompañarse…de
esta manera, Sergio Galindo describe la atmósfera en la que
vive Laureano Jáuregui, el pequeño personaje de la
novela inconclusa que vive bajo el terror impuesto por su padre,
don Agustín, jugador empedernido que dilapida su fortuna
en apuestas y mantiene en la sumisión total a su esposa,
Estela, y cría hijas amargadas que tarde o temprano le sacarán
los ojos como cuervos de refrán.
Sergio Galindo, con sus novelas, deja de lado el mito de la paz
provinciana donde los pobladores son inocuos seres para demostrarnos
remolinos de pasiones y el descarnado accionar de la crueldad. Así
lo podemos ver con Otilia Rauda, cuerpo de tentación y cara
para pensar en el arrepentimiento; en Hugo, el muchacho de la sonrisa
transparente que encuentra la muerte en El bordo o la soledad y
el escarnio del destino que vive Camerina en Polvos de arroz.
Galindo deja en claro con sus personajes el destino marcado desde
la infancia. En el caso de Las esquinas oscuras podemos compartir
el temor y la angustia del pequeño Laureno al servir como
receptor de todas las frustraciones de su padre en una sociedad
donde podría presumirse de libertades pero que en las casas
de las familias, en este caso la de Jáuregui, se vive en
una dictadura atroz.
¿Qué hay detrás del silencio? ¿Qué
ocultan los ojos tristes, melancólicos, en un personaje cabizbajo,
temeroso? ¿En dónde se forja la inseguridad de las
personas? ¿Cuántos vasos de agua son buenos para ahogarse?
¿Cuánto primitivismo lleno de ambición evita
superar traumas para forjar mejores seres humanos y, por lo tanto,
una mejor sociedad?
Sergio Galindo tal vez no nos dé las respuestas, pero sus
personajes siempre están cargados de esos lastres que convierten
la felicidad en una metáfora inalcanzable. A ello debemos
sumar la maestría de la narración del escritor xalapeño
que puede constatarse en cada una de sus novelas.
Las esquinas oscuras demuestran que la cárcel no necesariamente
puede ser una celda sino la misma casa donde el ambiente familiar
tortura, vigila y castiga sin misericordia a sus habitantes.
Laureano Jáuregui, ya adulto, de 45 años, soltero,
solitario, una mañana empieza a desconcertar a la servidumbre
en el desayuno, sólo repite como consigna “pájaro,
escopeta, pum”; los recuerdos de su infancia, abandonada como
una muñeca fea escondida por los rincones, son como grabaciones
constantes que se repiten en su memoria… “Pájaro,
escopeta, pum” …la novela se queda en puntos suspensivos
en noviembre de 1985… “pájaro, escopeta, pum”
…es el año del terremoto, la demolición de edificios,
la desnudez de la corrupción a flote y el imbatible espíritu
de la sociedad que se reconstruye desde sus entrañas derruidas…
“pájaro, escopeta, pum” y Laureno repite en la
mañana sólo tres palabras que empiezan a vislumbrar
tal vez el rompimiento de ataduras… “pájaro,
escopeta, pum” …las revoluciones en la mayoría
de las veces encuentran sus cauces en la rebelión y los ríos
de sangre, el rompimiento de esquemas necesarios para construir
nuevos modelos… “pájaro, escopeta, pum”…¿qué
destino habría pensado Sergio Galindo para Laureno y la familia
Jáuregui? La historia se quedó en la página
86, el derrumbe moral de los personajes es evidente pero…
la novela ha quedado inconclusa… “pájaro, escopeta,
pum”…
Las esquinas oscuras de Sergio Galindo es de la colección
Ficción y puede adquirirse en el Servicio Bibliográfico
Universitario, Xalapeños Ilustres 37 y en la Feria Permanente
del Libro Universitario,
Hidalgo 9.
*Dirección
General Editorial
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