Año 7 • No. 284 • Octubre 8 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Hallazgo de la UV
Dama de Tlacojalpan revivió el orgullo de su tierra

Dunia Salas Rivera

Freddy Miranda Bautista tenía 16 años cuando dejó Tlacojalpan porque “no había muchas formas de ganarse la vida”. Arrancar las propias raíces para sembrarlas en otros suelos no es cosa fácil, ni dejar familia, recuerdos, y amigos –que se dan mucho en esas cálidas, como su gente, tierras del sur de Veracruz–, pero tampoco era fácil ver cómo el lugar donde uno nace va decayendo en vez de progresar.

“Yo veía a Tlacojalpan como un pueblito en el que nunca pasaba nada, que nunca iba a progresar, no había nada que motivara a la gente a impulsar nuestro pueblo, nuestra cultura. Por eso me fui”, narró.

Veinte años después, Freddy –como muchos pobladores de ese lugar y la región– cambió radicalmente su percepción.

El 14 de febrero de 2001, Pedro Jiménez Lara, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), y su grupo de trabajo se encontraban en Tlacojalpan, en el sitio conocido como La Campana, desarrollando los trabajos del proyecto Patrón de Asentamiento y Poblamiento Prehispánico en la cuenca baja del Papaloapan, que comprende los municipios de Tlacojalpan, Otatitlán, Chacaltianguis y Cosamaloapan.
De ahí obtendrían datos para elaborar un registro estratigráfico y de lo que había en la superficie de La Campana. Para ello, previamente debían obtener la cronología del área excavando pozos estratigráficos en los lugares más importantes.

Eran las 11 de la mañana. La pala no pudo hundirse más en el barro. Los arqueólogos se habían topado con el hallazgo más importante que dará luz sobre la cultura asentada entre los años 1000 y 1500 a. C., en la cuenca baja del Río Papaloapan, y de la que se sabe muy poco hasta el momento: una urna funeraria cuyo interior contenía la osamenta de una mujer de aproximadamente 28 años de edad, acompañada de una variada ofrenda que induce a creer que tenía un elevado estatus en su medio.

Animados con el hallazgo y la importancia del mismo nació el proyecto multidisciplinario donde participan la arqueología, la antropología física, la antropología forense, la medicina forense y la restitución facial. Con la intervención de la Procuraduría General de Justicia de Chihuahua se realizaron los estudios correspondientes de antropología forense y la restitución facial de la que se conoce como La Dama de Tlacojalpan.

Este hecho fue uno de los detonantes para convertir el proyecto, en principio meramente arqueológico, en algo más ambicioso e integral. “Gracias a que la UV está descubriendo que hace miles de años en nuestra zona hubo una cultura que fue muy importante, los habitantes de Tlacojalpan estamos recuperando nuestra identidad”, comentó Freddy.

“Estoy muy orgulloso de mis antepasados que nos dejaron una herencia muy grande, pero esto sólo lo pude saber porque los universitarios que han venido a estudiar los vestigios arqueológicos nos lo han dicho. Cuando era niño encontré varias figurillas que por ignorancia no les di importancia, pero ahora sé el valor que tienen, y también valoro más lo que somos como personas y lo que queremos que sea nuestra tierra. Ahora sé que uno importa no por lo que se tiene sino por quien es y por lo que se les está dejando a los demás”, agregó.

Y es que la identidad lo que da es precisamente un sentido de pertenencia. Hay elementos que nos identifican, que nos dicen lo que somos, y cuando éstos se pierden nos dejamos de identificar con lo nuestro. Por eso, el hecho de que el proyecto se relacione con el nombre del pueblo es un motivo de orgullo.

“En Tlacojalpan hay muchos elementos con los cuales la gente se va identificando y ubicando en el pasado y en el presente. Cuando encuentran algún vestigio piensan que lo hicieron sus abuelos, sus tatarabuelos, algún antecesor, algo que estuvo relacionado con ellos directamente”, explicó Pedro Jiménez.

Para Freddy Miranda estos descubrimientos son un aliciente para que la gente del municipio progrese: “Tenemos un gran compromiso porque se está descubriendo lo que nuestros antepasados eran capaces de hacer sin los avances tecnológicos que ahora tenemos. Ahora podemos hacer mucho más por nuestro pueblo, ya no vamos a ser los marginados sino una explosión en toda la región, y esto es posible gracias a los arqueólogos que nos están ayudando a descubrir quiénes somos”.

Casa de las Mariposas. Una lección de reciprocidad
Pedro Jiménez comentó que la arqueología del Bajo Papaloapan está en vías de desaparición: “Las construcciones hechas en bajareque están en muy malas condiciones a consecuencia de la explotación de los campos de cultivo y al arrasamiento de los mismos de manera no intencionada. De ahí la importancia de plasmar esta historia en un lugar que aglutine todas estas investigaciones”.

Desde el inicio del proyecto, el arqueólogo cuidó que las piezas encontradas fueran devueltas a la comunidad, pero explicando cómo tratarlas, conservarlas y tenerlas: “Los arqueólogos no debemos continuar saqueando de manera ‘oficial’ a las comunidades, por eso ahora los pueblos están exigiendo que, a cambio de sacar piezas y llevárselas, haya beneficios para aquéllas”, dijo.

De esta forma, la UV devolverá a Tlacojalpan lo mucho que ha aportado al conocimiento de la región con la creación del Complejo Cultural Tlacojalpan Casa de las Mariposas, cuyo eje central será un museo regional donde quedará plasmada la historia prehispánica de esta zona aún desconocida en México. Se trata de una casa con arquitectura típica de la región que estaba abandonada y fue restaurada por la Comisión para el Desarrollo del Papaloapan (Codepap).

Este complejo cultural contendrá: el museo regional, casa de cultura y los talleres: “Rescate, dignificación y revaloración del Río Papaloapan”, “Gastronomía. La cocina regional del Papaloapan” y “Tlacojalpan, sus relatos y vínculos con el Río”; asimismo, los Talleres de Lectura para el Municipio de Tlacojalpan, Teatro para niños y jóvenes de Tlacojalpan, Barro prehispánico y Producción Artesanal, Laudería, Recuperación del Son y Zapateado Campesino y el Primer Festival del agua.

Las voces de Tlacojalpan
El proyecto promovido por Pedro Jiménez surgió como respuesta a una necesidad imperiosa de conocer la historia prehispánica de esta región: “Es un área desdeñada por algunos investigadores, quizá por no contener una arquitectura preciosista como la existente en El Tajín o Teotihuacan”, explicó el arqueólogo, pero para los habitantes de la zona es fundamental, inclusive, como forma de vida.

El presidente municipal de Tlacojalpan, Salvador Miranda Amador, dijo que el trabajo que está realizando la UV es muy importante porque a partir de él empieza a nacer la identidad de los tlacojalpeños y toda la región: “Es muy importante porque estamos aprendiendo a trabajar en armonía, y de aquí van a surgir proyectos a largo plazo que cada vez se van a ir mejorando”.

Refirió que lo importante de este proyecto es que no nada más los tlacojalpeños se estén integrando: “Es un fenómeno muy positivo para el desarrollo integral de la región. Los talleres y el rescate de la gastronomía y del Río Papaloapan son una parte muy importante, como lo es el hecho de que se estén desprendiendo, a partir de éste, otros proyectos”.

César Fernández es uno de los más entusiastas tlacojalpeños que no se detiene ante la labor tan exhaustiva que han tenido que ofrecer: “Desde que inició la búsqueda de las piezas arqueológicas creo que ha sido muy benéfico. Sin Pedro Jiménez no se hubiera llevado a cabo todo lo que se está haciendo. Y él ni siquiera es de aquí, pero se siente como si lo fuera”.

Don César está consciente de que hacer algo cultural en una zona rural es muy difícil, porque mucha gente no le toma importancia a eso: “Cuando empezaron a hallar figuras en la playa del Cerro de la Campana, la gente decía que habían encontrado un muñeco, no sabíamos ni qué cosa era ni qué significaba, pero ahora es diferente, y esto tiene que cambiar nuestra ideología, porque es muy importante”.

La presidenta de la Asociación Civil que apoya la construcción de la Casa de las Mariposas, Laura González Martínez, destacó la labor de Pedro Jiménez y la UV: “Tenemos que reconocer la buena labor del doctor y de los estudiantes que llegaron a investigar sobre nuestro pasado. Desde ese momento los tlacojalpeños nos empezamos a dar cuenta de la gran cultura que teníamos literalmente enterrada”.

Doña Laura consideró que los beneficios de tener un Complejo Cultural como el que están construyendo con el esfuerzo de los pobladores van a ser enormes, tanto en lo cultural como en lo económico: “Muchas personas piensan que el progreso de un pueblo no es la cultura sino hacer obras públicas o tener más lujos, pero ésos son beneficios personales. Con la Casa de las Mariposas se va a beneficiar la población de toda la margen derecha del Papaloapan”.

Los hermanos Carlos y Candelario Miranda Delfín son otros tlacojalpeños que expresaron su agradecimiento por la labor de Jiménez Lara: “Estamos dispuestos a apoyarlo en lo que sea necesario. Nuestro interés por ‘La Casa de las Mariposas’ es que los jóvenes se preparen”.

Pero levantar un proyecto tan grande y que requiere de la participación de mucha gente no es tarea fácil: “Le tenemos una estimación grande a Don Pedro porque se ha portado muy bien con todos nosotros. Desde el principio quisimos ayudar a que se hiciera la Casa de la Mariposas, y no fue fácil. Uno se enfrenta a la ignorancia de la gente, y a veces a la apatía, pero gracias a Pedro Jiménez este proyecto sigue en pie”.
Por su parte, Doña Minerva Andrade expresó que la Casa de las Mariposas es algo muy valioso y benéfico: “Nuestra historia va a quedar plasmada en el museo de este Complejo Cultural y ningún pueblo la va a tener más que Tlacojalpan”.

Aunque es un trabajo muy gratificante, no ha sido nada fácil. Pedro Jiménez enfatizó que “nos ha costado mucho trabajo y esfuerzo no sólo por lo que se tiene que hacer, también porque estamos evitando los matices políticos, ya que no es un trabajo de trienios ni de fotocopias, es un proyecto en serio, de gran magnitud. La historia prehispánica del bajo Papaloapan no se conoce, y Tlacojalpan va a ser el único lugar donde haya un museo con piezas reales, importantes y nuevas, donde se mostrará una cultura desconocida hasta la fecha”.

Vestigios arqueológicos de Tlacojalpan
La casa que donó el ayuntamiento fue remodelada para convertirse en lo que será El Complejo Cultural Tlacojalpan Casa de las Mariposas
Dama de Tlacojalpan

• El estatus social lo determinó la forma en que fue enterrada: al interior de una urna, un entierro primario.

• La acompañaban un collar de caracoles integrado por 60 piezas talladas, huesos trabajados, puntas de obsidiana, dos pectorales, ocarinas zoomorfas, una vasija trípode y restos óseos de una víbora de cascabel.

• Se percibe que cuando este personaje se enfermó y notaron lo irreversible de la enfermedad, los objetos que la acompañarían "al más allá" fueron confeccionados con esmero. El entierro fue cuidadosamente planeado.

Tlacojalpan:

Tlahco-xal-pan; que significa “En la mitad del arenal”. Se encuentra ubicado en la zona sur del estado a una altura de 10 metros sobre el nivel del mar. Limita al Norte con Cosamaloapan, al Este con Tuxtilla, al Sur con Oaxaca y al Oeste con Otatitlán. Su distancia aproximada a la capital del estado, por carretera, es de 175 kilómetros. En 1600 era una aldea sujeta a Otatitlán; en 1831 era ya una municipalidad y limitaba con Acula, Otatitlán, Chacaltianguis y Hacienda de Las Lomas. El decreto del 5 de noviembre de 1932 cambió el nombre al pueblo de San Marcos por el de Ambrosio Alcalde, distinguido xalapeño que murió en defensa de la patria en 1847.