Año 7 • No. 284 • Octubre 8 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Dijo al presentar su libro en la FILU 2007
Éste que ves es tinta
con dolor: Xavier Velasco
Juan Carlos Plata

Los humanos –especialmente cuando somos niños– estamos siempre dispuestos a reprimir la diferencia, sostuvo

Muchas veces las cosas de las que nos avergonzamos, son las cosas que más deberían enorgullecernos

La historia que se cuenta en el libro Éste que ves, es tinta con dolor; “es la historia que siempre quise contar y, al mismo tiempo, la historia que más miedo me daba escribir”, sostuvo Xavier Velasco, durante la presentación de su obra en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2007.

“Es la historia de un niño perdedor, un apestado que no se llevaba con nadie y que nunca tuvo oportunidad de hacer que a los demás no les cayera tan mal”, aseguró el ganador del Premio de Primera Novela Alfaguara, en 2003.

Es común –dijo Velasco– que los adultos piensen en la infancia como una época en la que fueron felices y despreocupados, pero yo la recuerdo como un tiempo de zozobra constante, lleno de dudas, de soledad y de problemas que uno no podía resolver.

“Yo no podía decidir cambiarme de escuela, ni el menú de la comida; mis compañeros de salón me censuraban, porque a final de cuentas, los humanos
–especialmente cuando somos niños– estamos siempre dispuestos a reprimir la diferencia”, explicó.

Xavier Velasco, en su relajada presentación, trajo a cuento una explicación de Antonio Carlos Jobim que decía: “¿Qué hace un niño de nueve años tocando el piano cuando debería estar jugando futbol en la playa?, cuando eres un lisiado social como yo, no queda de otra”, el autor de Diablo guardián sostuvo que eso mismo era él.

“Después de ganar el premio Alfaguara todo comenzó a ser muy fácil, y todo lo que escribía era muy malo, poco después, al pasar por una etapa emocional complicada para mí, aproveché para escribir esta historia del niño cobardón y apestado que fui y del que me avergonzaba.

”Al final, me di cuenta de que ese niño cobarde, increíblemente miedoso y tan malo para la escuela que fui, me hizo la persona que soy, y llegué a la conclusión de que ese niño cobardón me salvó”, dijo.

El escritor afirmó que este ejercicio lo acercó a la época en la que cuando uno sabe una cosa que nadie más sabe, es dueño de un tesoro inmenso e invaluable.

“Me enfrenté al niño que era, y me di cuenta de que muchas veces de las cosas que más nos avergonzamos, son las cosas de las que más deberíamos enorgullecernos. Me enfrenté al niño que fui y volví a entender que la literatura se trata de pelear, únicamente de pelear”, afirmó.