Año 7 • No. 276 • Agosto 13 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  Cultivan en semicautiverio mojarra, almeja y pargo cerezo
Migración e industrialización generan niños individualistas

Edith Escalón • Fotos: Fausto Pastoressa
• Aunque rústicas, las técnicas de cultivo permiten la regeneración de las poblaciones animales y la conservación de los ecosistemas

• Nos tachaban de locas e ignorantes, pero ya vendimos diez toneladas de almeja: Patricia Torres
Alvarado, Ver.- Hace seis años pocos creyeron que mujeres ribereñas –amas de casa, cocineras, esposas de los pescadores– pudieran convertirse en empresarias. Hoy, organizadas en cooperativas, producen al año cerca de 20 toneladas de almeja gallo, mojarra tilapia y pargo cerezo.

Además, las mujeres de Alvarado producen a partir del cultivo de especies en cautiverio y técnicas de manejo sustentable que, aunque rústicas, permiten la regeneración natural de las poblaciones animales y, al mismo tiempo, la conservación de los ecosistemas lagunares.

“Al principio nos tachaban de locas, de ignorantes, pero nada más las de Costa de San Juan ya vendimos diez toneladas de almeja en la última cosecha. Ahora otras hacen lo mismo, porque además de las cooperativas de Nacaste y Santa Catarina –que fueron las primeras– ya hay otros seis grupos que tienen sembradas como 100 toneladas”, dice Patricia Torres, la tesorera del grupo, con la sonrisa en la boca y el típico acento regional.
Mujeres Experimentando, La Mujer Costeña (integradas exclusivamente por mujeres) y Laguna La Flota (en la que participan hombres), son las tres cooperativas que con asesoría y el apoyo de técnicos, investigadores y estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) se han convertido en ejemplo regional, a pesar del literal aislamiento de sus comunidades, pues sólo se llega a ellas luego de 30 minutos en lancha laguna adentro.

De hecho, en agosto serán sede del Tercer encuentro de experiencias de manejo de recursos costeros, un evento nacional en el que mostrarán una vez más que la capacidad productiva y el compromiso ecológico de los pescadores se fortalecen con el trabajo de la Universidad, que fomenta la distribución social del conocimiento y demuestra así su pertinencia social.

Cultivo, alternativa sustentable
El de Alvarado es el complejo de lagunas más grande de Veracruz. Cuenta con más de 200 cuerpos de agua que cubren 270 mil hectáreas, aproximadamente. Ahí, más de 180 especies de peces son el sustento económico para 90 por ciento de las familias que viven de la pesca. En este ecosistema se conserva además el bosque de manglar más extenso de Veracruz (19 mil hectáreas), donde por temporadas desovan miles de peces dejando a sus crías protegidas de los depredadores entre las raíces de los árboles de mangle que bordean la laguna.

A pesar de su valor biológico –reconocido mundialmente por 154 países– el ecosistema está deteriorado. Las causas: contaminación por aguas negras, agroquímicos y metales pesados que llegan por los ríos o por las descargas de las comunidades aledañas; tala clandestina de manglares, cuya madera es bien cotizada en el mercado negro; prácticas de pesca con técnicas prohibidas que matan a las crías y dañan el suelo lagunar; y sobreexplotación de los recursos, alternativa de los pescadores ante los bajos precios que ponen los intermediarios a sus productos.

Alonso Irán, del equipo científico del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la UV, explicó que son justamente estas problemáticas las que motivaron la participación de la Universidad en proyectos de atención y capacitación que han sido permanentes en las comunidades de la zona, desde 1997, y el apoyo a partir de 2000 para realizar el cultivo de especies.

“Ante la escasez de recursos la opción es el cultivo porque, aunque rústicas, con estas técnicas de manejo los pescadores no sólo dejan de extraer constantemente, sino que regeneran las poblaciones al ir dejando en la laguna parte de las crías de cada siembra”. La alternativa, dice el investigador, beneficia económicamente a las familias, pero también al ecosistema al favorecer su conservación, además de permitir la generación de conocimientos y la vinculación de la UV con la sociedad.

Pesca bajo control
A diferencia de la pesca tradicional, el cultivo en semicautiverio se realiza en encierros controlados dentro de la laguna. En principio, las cooperativas compran los alevines (en el caso del pargo y la mojarra); para meterlos sin riesgo usan jaulas que ellos mismos construyen y que protegen con mayas especiales que dejan pasar el agua, pero no a otros peces o depredadores. Durante varios meses les dan un alimento especial de crecimiento y engorda tres veces al día.

Explica Alicia Enríquez, de Mujeres Experimentando: “Mientras van creciendo los vamos separando por tamaños, y cuando se llega el tiempo los pasamos al encierro a cielo abierto que está en plena laguna. Ése es mucho más grande y está cercado con varas de mangle y mayas especiales, pero en contacto directo con el fondo y la orilla, protegido por el manglar”.

Para alimentarlos y cuidarlos de otros depredadores (como garzas y grullas), los pescadores de cada cooperativa se organizan en equipos que se encargan de las tareas cotidianas durante una semana, en la que hacen guardias de día y de noche: “Nos toca por parejas, venimos a la casa que tenemos junto a los encierros el viernes y aquí vivimos una semana para cuidar que no se los roben y darles de comer, a la siguiente les toca a otros”, comenta Herminia Chávez, de Mujeres Experimentando.

La almeja, en cambio, es más sencilla de cultivar porque no requiere invertir en alimento: “Por eso nos ha ido tan bien, porque sólo la echamos a la laguna y solita se alimenta de lo que hay en el agua, pero para eso necesitamos que no haya contaminación, por eso entendimos lo importante que es cuidar la laguna”, dice Elizabeth, de La Mujer Costeña.
Aunque los pescadores reconocen que la pesca tradicional es más fácil que hacer cultivo de peces, entienden que el esfuerzo merece la pena. Beto, pescador de Laguna La Flota y esposo de una de las Mujeres Experimentando, explica: “Nosotros como quien dice cuidamos para otros, pero cuando pensamos en nuestros hijos, ahí es cuando uno entiende que hay que dejarles algo de qué vivir, que no hay que acabarse lo que haya ahorita”.

Mujeres empresarias
De acuerdo con Abraham Juárez, técnico en acuacultura que asesoró a estas cooperativas durante años, ésta ha sido una excelente oportunidad de empoderar a la mujer ribereña: “Antes la mujer no figuraba en la organización costera ni en las cooperativas pesqueras, era sólo la ama de casa, y aunque sí realizaba tareas de pesca no ocupaba nunca ningún cargo de responsabilidad”.

“Con esta nueva asociación de productividad las mujeres llevan la rienda, ya no están marginadas, generan mano de obra y se han convertido en microempresarias, manejan su dinero, negocian los precios, venden el producto en los mercados, ofrecen calidad y organizadas hacen frente a los problemas que se les presentan.”

Entre ellos mencionó las pérdidas por manejo inadecuado o por factores externos y la lucha permanente contra el intermediarismo. Herminia Chávez, de Mujeres Experimentando, comenta: “Sí hemos tenido pérdidas, casi siempre por problemas de contaminación, por lluvia ácida, por el cambio de las mareas, pero hemos aprendido. Este año, por ejemplo, ya vendimos más de cinco toneladas de las 12 que sembramos”.

El problema de los bajos precios que pagan los intermediarios también ha llevado a las mujeres a fortalecer sus cooperativas con organización: “Nos pagan poco, pero hasta que tengamos alguna forma de venderlo directamente no podemos hacer nada, por eso estamos pensando en organizarnos para tener un camión y llevar hasta México nuestra cosecha”, comentó Elizabeth, de La Mujer Costeña.

Encuentro de pescadores
Del 30 de agosto al 2 de septiembre, Nacaste, Santa Catarina y Costa de San Juan, las tres comunidades que alojan los proyectos de pesca sustentable apoyados por la UV, serán la sede del Tercer encuentro de experiencias de manejo de recursos costeros, un evento en el que participan pescadores de todo el país.

En la primera y segunda ediciones del encuentro (que se realizaron en Oaxaca y Chiapas, respectivamente) pescadores de estas comunidades participaron mostrando los proyectos que ya tenían en marcha en Alvarado, “esta vez serán anfitriones del evento, y eso le dará más proyección a su trabajo”, comentó Blanca Cortina Julio, investigadora del IIB, quien desde 1998 trabaja con los pescadores y sus hijos en proyectos de educación ambiental.
En este momento, pescadores y pescadoras buscan apoyos institucionales de instancias locales, regionales y estatales para hacer de este encuentro un foro abierto que permita conocer nuevas estrategias de trabajo y difundir las experiencias exitosas en Alvarado, pues sólo así sumarán más cooperativas y fortalecerán la organización de la pesca sustentable en Veracruz.