Alvarado,
Ver.- Hace seis años pocos creyeron que mujeres ribereñas
–amas de casa, cocineras, esposas de los pescadores– pudieran
convertirse en empresarias. Hoy, organizadas en cooperativas, producen
al año cerca de 20 toneladas de almeja gallo, mojarra tilapia
y pargo cerezo.
Además, las mujeres de Alvarado producen a partir del cultivo
de especies en cautiverio y técnicas de manejo sustentable
que, aunque rústicas, permiten la regeneración natural
de las poblaciones animales y, al mismo tiempo, la conservación
de los ecosistemas lagunares.
“Al principio nos tachaban de locas, de ignorantes, pero nada
más las de Costa de San Juan ya vendimos diez toneladas de
almeja en la última cosecha. Ahora otras hacen lo mismo, porque
además de las cooperativas de Nacaste y Santa Catarina –que
fueron las primeras– ya hay otros seis grupos que tienen sembradas
como 100 toneladas”, dice Patricia Torres, la tesorera del grupo,
con la sonrisa en la boca y el típico acento regional.
Mujeres Experimentando, La Mujer Costeña (integradas exclusivamente
por mujeres) y Laguna La Flota (en la que participan hombres), son
las tres cooperativas que con asesoría y el apoyo de técnicos,
investigadores y estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) se
han convertido en ejemplo regional, a pesar del literal aislamiento
de sus comunidades, pues sólo se llega a ellas luego de 30
minutos en lancha laguna adentro.
De hecho, en agosto serán sede del Tercer encuentro de experiencias
de manejo de recursos costeros, un evento nacional en el que mostrarán
una vez más que la capacidad productiva y el compromiso ecológico
de los pescadores se fortalecen con el trabajo de la Universidad,
que fomenta la distribución social del conocimiento y demuestra
así su pertinencia social.
Cultivo, alternativa sustentable
El de Alvarado es el complejo de lagunas más grande de Veracruz.
Cuenta con más de 200 cuerpos de agua que cubren 270 mil hectáreas,
aproximadamente. Ahí, más de 180 especies de peces son
el sustento económico para 90 por ciento de las familias que
viven de la pesca. En este ecosistema se conserva además el
bosque de manglar más extenso de Veracruz (19 mil hectáreas),
donde por temporadas desovan miles de peces dejando a sus crías
protegidas de los depredadores entre las raíces de los árboles
de mangle que bordean la laguna.
A pesar de su valor biológico –reconocido mundialmente
por 154 países– el ecosistema está deteriorado.
Las causas: contaminación por aguas negras, agroquímicos
y metales pesados que llegan por los ríos o por las descargas
de las comunidades aledañas; tala clandestina de manglares,
cuya madera es bien cotizada en el mercado negro; prácticas
de pesca con técnicas prohibidas que matan a las crías
y dañan el suelo lagunar; y sobreexplotación de los
recursos, alternativa de los pescadores ante los bajos precios que
ponen los intermediarios a sus productos.
Alonso Irán, del equipo científico del Instituto de
Investigaciones Biológicas (IIB) de la UV, explicó que
son justamente estas problemáticas las que motivaron la participación
de la Universidad en proyectos de atención y capacitación
que han sido permanentes en las comunidades de la zona, desde 1997,
y el apoyo a partir de 2000 para realizar el cultivo de especies.
“Ante la escasez de recursos la opción es el cultivo
porque, aunque rústicas, con estas técnicas de manejo
los pescadores no sólo dejan de extraer constantemente, sino
que regeneran las poblaciones al ir dejando en la laguna parte de
las crías de cada siembra”. La alternativa, dice el investigador,
beneficia económicamente a las familias, pero también
al ecosistema al favorecer su conservación, además de
permitir la generación de conocimientos y la vinculación
de la UV con la sociedad. Pesca
bajo control
A diferencia de la pesca tradicional, el cultivo en semicautiverio
se realiza en encierros controlados dentro de la laguna. En principio,
las cooperativas compran los alevines (en el caso del pargo y la
mojarra); para meterlos sin riesgo usan jaulas que ellos mismos
construyen y que protegen con mayas especiales que dejan pasar el
agua, pero no a otros peces o depredadores. Durante varios meses
les dan un alimento especial de crecimiento y engorda tres veces
al día.
Explica Alicia Enríquez, de Mujeres Experimentando: “Mientras
van creciendo los vamos separando por tamaños, y cuando se
llega el tiempo los pasamos al encierro a cielo abierto que está
en plena laguna. Ése es mucho más grande y está
cercado con varas de mangle y mayas especiales, pero en contacto
directo con el fondo y la orilla, protegido por el manglar”.
Para alimentarlos y cuidarlos de otros depredadores (como garzas
y grullas), los pescadores de cada cooperativa se organizan en equipos
que se encargan de las tareas cotidianas durante una semana, en
la que hacen guardias de día y de noche: “Nos toca
por parejas, venimos a la casa que tenemos junto a los encierros
el viernes y aquí vivimos una semana para cuidar que no se
los roben y darles de comer, a la siguiente les toca a otros”,
comenta Herminia Chávez, de Mujeres Experimentando.
La almeja, en cambio, es más sencilla de cultivar porque
no requiere invertir en alimento: “Por eso nos ha ido tan
bien, porque sólo la echamos a la laguna y solita se alimenta
de lo que hay en el agua, pero para eso necesitamos que no haya
contaminación, por eso entendimos lo importante que es cuidar
la laguna”, dice Elizabeth, de La Mujer Costeña.
Aunque los pescadores reconocen que la pesca tradicional es más
fácil que hacer cultivo de peces, entienden que el esfuerzo
merece la pena. Beto, pescador de Laguna La Flota y esposo de una
de las Mujeres Experimentando, explica: “Nosotros como quien
dice cuidamos para otros, pero cuando pensamos en nuestros hijos,
ahí es cuando uno entiende que hay que dejarles algo de qué
vivir, que no hay que acabarse lo que haya ahorita”.
Mujeres
empresarias
De acuerdo con Abraham Juárez, técnico en acuacultura
que asesoró a estas cooperativas durante años, ésta
ha sido una excelente oportunidad de empoderar a la mujer ribereña:
“Antes la mujer no figuraba en la organización costera
ni en las cooperativas pesqueras, era sólo la ama de casa,
y aunque sí realizaba tareas de pesca no ocupaba nunca ningún
cargo de responsabilidad”.
“Con esta nueva asociación de productividad las mujeres
llevan la rienda, ya no están marginadas, generan mano de
obra y se han convertido en microempresarias, manejan su dinero,
negocian los precios, venden el producto en los mercados, ofrecen
calidad y organizadas hacen frente a los problemas que se les presentan.”
Entre ellos mencionó las pérdidas por manejo inadecuado
o por factores externos y la lucha permanente contra el intermediarismo.
Herminia Chávez, de Mujeres Experimentando, comenta: “Sí
hemos tenido pérdidas, casi siempre por problemas de contaminación,
por lluvia ácida, por el cambio de las mareas, pero hemos
aprendido. Este año, por ejemplo, ya vendimos más
de cinco toneladas de las 12 que sembramos”.
El problema de los bajos precios que pagan los intermediarios también
ha llevado a las mujeres a fortalecer sus cooperativas con organización:
“Nos pagan poco, pero hasta que tengamos alguna forma de venderlo
directamente no podemos hacer nada, por eso estamos pensando en
organizarnos para tener un camión y llevar hasta México
nuestra cosecha”, comentó Elizabeth, de La Mujer Costeña.
Encuentro
de pescadores
Del 30 de agosto al 2 de septiembre, Nacaste, Santa Catarina y Costa
de San Juan, las tres comunidades que alojan los proyectos de pesca
sustentable apoyados por la UV, serán la sede del Tercer
encuentro de experiencias de manejo de recursos costeros, un evento
en el que participan pescadores de todo el país.
En la primera y segunda ediciones del encuentro (que se realizaron
en Oaxaca y Chiapas, respectivamente) pescadores de estas comunidades
participaron mostrando los proyectos que ya tenían en marcha
en Alvarado, “esta vez serán anfitriones del evento,
y eso le dará más proyección a su trabajo”,
comentó Blanca Cortina Julio, investigadora del IIB, quien
desde 1998 trabaja con los pescadores y sus hijos en proyectos de
educación ambiental.
En este momento, pescadores y pescadoras buscan apoyos institucionales
de instancias locales, regionales y estatales para hacer de este
encuentro un foro abierto que permita conocer nuevas estrategias
de trabajo y difundir las experiencias exitosas en Alvarado, pues
sólo así sumarán más cooperativas y
fortalecerán la organización de la pesca sustentable
en Veracruz. |