Año 7 • No. 272 • Junio 25 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  La globalización afecta severamente la socialización: LIS
Migración e industrialización generan niños individualistas

Juan Carlos Plata
Edith Escalón • Fotos: IIB
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De acuerdo con estudios realizados por el Laboratorio de Interacción Social (LIS) de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV), la migración y la industrialización son dos de los factores que influyen para que los niños de hoy tiendan más a la competencia y el individualismo que a la cooperación.

“Realizamos estudios comparativos (utilizando un software denominado Programa de Interacción Diádica, PDI, por su siglas en inglés) entre niños de zonas con alto índice de migración y zonas que no sufren este problema, así como con niñas de ciudades altamente industrializadas y ciudades con poco desarrollo industrial, y los resultados son evidentes: los niños en zonas migrantes e industrializadas tienden más al individualismo que a la cooperación”, sostuvo Camilo García Parra, titular del centro de investigación.

Según explicaron los investigadores del LIS Natanael Rivera Vázquez, Erika Nayeli Clairgue Caizero, Esteban Medina Alcántara y Natalia López García, los resultados han sido consistentes con la literatura existente, en la que se asegura que la industrialización y la migración producen cambios en las conductas sociales y eso impacta directamente en los niveles de cooperación.

El experimento se realizó con niños (de tres grupos de edad: entre seis y ocho, 11 a 13 y 18 o más) en zonas de alta migración y en zonas sin migración: “Los resultados sobre cooperación en zonas no migrantes fueron, en los tres rangos de edad, mayores que en las zonas migrantes. En el caso particular de los adultos, en zonas no migrantes casi llegó al 60 por ciento, lo que evidencia que en las zonas migrantes la globalización está afectando severamente la socialización”, sostuvieron los investigadores.

García Parra explicó que los niños no nacen competitivos ni cooperadores sino que se hacen mediante la interacción social; lo que está pasando, es que, al parecer, los migrantes están haciendo a sus hijos más competitivos.

Para medir la variable de industrialización, se realizó un estudio comparativo con niñas y mujeres de la ciudad de Puebla (altamente industrializada) y Xalapa (de incipiente desarrollo), de dos rangos de edad: entre 11 y 13 y 18 años o más, y los resultados demostraron que en las niñas de entre 11 y 13 años los niveles de cooperación son similares en ambas ciudades. En tanto, en el rango de 18 años o más, las mujeres de Xalapa cooperaron en casi 80 por ciento, mientras que las poblanas apenas llegaron al 40 por ciento.

Los investigadores dijeron que el similar promedio de cooperación entre las niñas de ambas ciudades, se explica porque en Xalapa la industrialización es un fenómeno nuevo e impacta en las nuevas generaciones, mientras que las mujeres de 18 años o más, todavía tienen una formación más tradicional y por lo tanto, están más acostumbradas a ser cooperadoras.
¿Qué es el PDI?
Creado por Camilo García Parra y Kaveh Ehsani (experto en desarrollo de software de la Candle Corporation), el PDI es un software de computadora, que permite, mediante un ejercicio virtual, la interacción de dos individuos para medir conductas de individualismo, cooperación y competencia.

“La ventaja que ofrece es que puede hacer una recolección de variables como edad, sexo, tipo de familia, número de hermanos. Y funciona de la siguiente manera: Un par de niños interactúan frente a la computadora y el software para recrear una situación en la que los niños tienen las alternativas de ser cooperadores, competitivos o individualistas, políticos o altruistas.

“Se presentan en la pantalla tres contenedores, dos con los nombres de los participantes y uno común. Los contendores tienen cuatro pelotas cada uno y su capacidad máxima es de ocho. Los participantes tienen cuatro oportunidades de mover una de las pelotas de contenedor.

”El experimento termina cuando se acaban los turnos o cuando se llena uno de los contenedores. Las opciones que tienen los participantes son actuar de manera cooperativa (tomar una pelota del contenedor propio y depositarla en el común), individualista (sacar una pelota del contenedor común y depositarla en el propio), competitiva (sacar del contendor del otro y depositar en el propio), política (sacar del contenedor común y depositar en el del otro) o altruista (sacar del contendedor propio y depositar en el del otro)”, explicó.

Nuevo estudio sobre migración
Con estos antecedentes, Camilo García y los investigadores del LIS han preparado una nueva investigación; esta vez, sobre los efectos sociales y psicológicos de la migración en veracruzanos, en sus lugares de origen.

“En este estudio se pretende trascender el estudios de las variables de anteriores trabajos y buscamos conocer los efectos sociales y psicológicos de la migración: cambios de la estructura familiar, cambio de roles dentro de las familias y en las comunidades, así como medir la incidencia de padecimientos como estrés y ansiedad y estudiar el fenómeno de aculturación (cómo reacciona una cultura dominada ante el ingreso de una nueva cultura dominante)”, dijeron.

Para llevar a cabo esta investigación, se realizarán etnografías, observación participante, además de pruebas psicológicas y trabajo de campo.

Este trabajo reviste importancia porque, de acuerdo con García Parra, “aun cuando hay esfuerzos loables, los estudios que conocemos carecen de estudios empíricos y de campo, la mayoría están basados en opiniones de los autores o en anécdotas. No hay estudios que documenten la salida de integrantes de la familia rumbo a Estados Unidos y los efectos que esto tiene para los que se quedan. Solamente se tienen especulaciones sobre cifras del INEGI y sobre esas cifras se genera una opinión. Hay una falta total de rigor metodológico”.
El trabajo se llevará a cabo en lo que la literatura especializada se conoce como “corredor migratorio” (15 municipios del centro del estado de Veracruz, como Actopan, Alto Lucero, Juchique de Ferrer, Chiltoyac, entre otros) y se estudiará, en primera instancia, a una familia por cada uno de los 15 municipios; el trabajo estará apoyado por expertos internacionales en estadística, en diseño de etnografías, en educación multicultural y en migración.

“Toda la literatura que existe a cerca del fenómeno de la migración, son estudios que se realizan en los países receptores de migrantes, pero los efectos que produce la migración en las comunidades de origen, se desconocen o no se les da importancia. Por tanto, decidimos enfocarnos en una idea nueva y diferente a la que ya existe: que a las inversiones le sigue la no migración. Partimos de la situación real de que hay inversión pero, al mismo, tiempo sigue existiendo migración”, dijo García Parra.

La aculturación
En la revisión bibliográfica nos encontramos con que los que emigran lo hacen por múltiples causas (y no solamente por motivos económicos): ya sea porque tienen familiares en Estados Unidos, porque tienen ciertos recursos para poder migrar, porque ya tienen experiencia migratoria o porque tienen deseos de aumentar sus ingresos (si aquí ganan 100 pesos en un día y la información les dice que allá pueden ganar eso en una hora, entonces algunos se irán).

“No todos los que tienen esa información van a emigrar, eso representa la complejidad del fenómeno; la forma de estudiarlo teóricamente es beneficiándonos de contribuciones anteriores y éstas nos indican que el proceso tiene dos aspectos: uno social y otro psicológico (como desprenderse de la familia)”, dijo el investigador.

Este fenómeno, en el que con la misma información (que en Estados Unidos se gana más dinero y hay más oportunidades) enviada por la cultura dominante (la norteamericana), algunas personas deciden irse y otras quedarse en sus comunidades por diversas razones, es un ejemplo de aculturación, ya que, en cualquier sentido, representa una respuesta de la cultura dominada ante un mensaje de la dominante, explicó.

“El líder mundial de los estudios de este tipo fue Gonzalo Aguirre Beltrán, quien documentó la salida de los pueblos indígenas de las zonas costeras, para refugiarse en las zonas de montaña. Por lo que el grupo de investigación utilizará esas bases teóricas para realizar su estudio”.

Estudiantes investigadores: “No somos ‘ñoños’ ni nos falta vida propia”
Dejando de lado muchas actividades “propias de su edad”, los estudiantes Erica Nayeli Clairgue, Natalia López, Natanael Rivera y Esteban Medina, trabajan en el Laboratorio de Interacción Social de la Facultad de Psicología de la UV, como investigadores en formación, participando activamente de las investigaciones que ahí se realizan.

“Muchos compañeros nos dicen que somos unos ‘ñoños’, nos preguntan si tenemos vida; pero más allá de eso, creo que la vida de nosotros es justamente esto que hacemos: no es un sacrificio, no estamos dejando algo valioso para nosotros, porque esta actividad es igual de valiosa para mí que lo que pueda ser valioso para otras personas. Tener una idea bien clara de lo que realmente implica ser psicólogo es algo muy valioso; nosotros estamos en ese proceso, nos estamos acercando a ser psicólogos en toda la extensión de la palabra”, dijo Erica Clairgue, actualmente estudiante de la licenciatura en Psicología.

Por su parte, Esteban Medina dijo que al principio uno le toma mucha importancia a lo que deja de hacer por estar aquí trabajando en proyectos, “pero ya estando aquí, uno empieza a entender que lo que se hace tiene frutos, cuando se termina un proyecto y se presentan los resultados en congresos internacionales, cuando la gente sabe de nuestro trabajo. La satisfacción es porque al final del proceso uno sabe que está dejando algo, que de manera científica uno está contribuyendo a que nos entendamos mejor como sociedad”.

Natalia López, también investigadora del LIS, sostuvo que cuando llegó a la facultad no tenía una idea clara de lo que era la investigación, “pero luego de que me integré al laboratorio, mi papel como estudiante cambió por completo, ya que empecé a formar parte de un grupo de investigación, lo que ha sido gratificante, ya que no solamente estoy “viendo” la Psicología de una manera teórica, sino participando en investigación y “haciendo” la Psicología.

Para Natanael Rivera, su nuevo papel de investigador es una situación que oscila entre la satisfacción y la frustración: “Satisfacción porque luego de egresar encontré la oportunidad de hacer investigación y así poder responder algunas preguntas sobre el porqué de las conductas del hombre, lo que a final de cuentas es de lo que se trata la Psicología, y frustración porque mucha gente nos ve como simples ayudantes”.
Pero dijo que se está gestando un cambio, no sólo en la UV, sino en el ámbito académico en general, porque hay más jóvenes trabajando en este tipo de proyectos, en otras áreas y eso los hace superar estas actitudes.