Año 7 • No. 272 • Junio 25 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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El Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV es pionero
Se prepara una red nacional de Psicología de la Salud

Alma Espinosa

Las mexicanas anteponen la salud de su familia a la propia

El 50 por ciento de la población en AL con una enfermedad crónico-degenerativa no sigue el tratamiento completo

Crece el porcentaje de afectados con el Síndrome de burnout, que ocasiona mal carácter en los servidores públicos
Para revisar la aportación de la Psicología de la Salud en problemas
emergentes, el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de
la Universidad Veracruzana (UV) y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, realizaron el Primer Encuentro Nacional de Cuerpos Académicos, los días 21 y 22 de junio en el auditorio de la Dirección de Investigaciones.

El objetivo principal, además de compartir conocimientos, fue establecer las bases para la firma de un convenio con el fin de colaborar interinstitucionalmente en la elaboración de proyectos de investigación, publicaciones conjuntas y la creación de la Red Nacional de Cuerpos Académicos en Psicología y Salud, de acuerdo con la directora del IIP, Godeleva Rosa Ortiz Viveros.

En la reunión, organizada también por la Asociación Latinoamericana de Psicología de la Salud capítulo México, integrantes de los cuerpos académicos de ambas universidades, así como de la Autónoma de Puebla, de Colima y la Facultad de Estudios Superiores-Zaragoza (UNAM), compartieron las investigaciones que actualmente desarrollan en torno a la salud.

La directora destacó que la Psicología de la Salud es una disciplina joven en nuestro país; sin embargo, el Instituto es pionero en este campo porque trabaja en el tema desde hace más de 20 años y sus investigaciones gozan de reconocimiento nacional e internacional. Irónicamente, en Veracruz no son tan reconocidos.

A la inauguración del encuentro acudieron Ramón Flores Lozano, director del Área Académica de Ciencias de la Salud, Leticia Rodríguez Audirac, directora General de Desarrollo Académico y Ricardo Corzo Ramírez, quien ofreció una descripción amplia de proceso de formación que han tenido los cuerpos académicos de la UV, así como sus limitaciones y los pasos que dan en busca de su consolidación.

Comentó que la reunión nacional representa un ejemplo para las otras áreas y un intento importante para buscar el financiamiento de proyectos de investigación, mediante la formación de redes, firma de convenios y elaboración de proyectos de investigación conjuntos.
Síndrome de burnout
El bajo rendimiento laboral, numerosas incapacidades, conflictos entre compañeros y el mal trato a las personas que reciben servicios, son algunos de los síntomas que presentan las personas con síndrome de burnout, relacionado estrechamente con el estrés laboral.

Durante su exposición, Erika Ortega Herrera, del IIP, dio a conocer que estudia la incidencia del síndrome de burnout en personal dedicado a la salud, como médicos, enfermeras y psicólogos. Especificó que el síndrome sólo se diagnostica a los profesionales que tienen un contacto directo con otras personas, como los maestros (a estudiar en la siguiente etapa de investigación). Incluso, algunos artículos revelan que también se presenta en amas de casa.
El síndrome es un estado final o un proceso en que el individuo presenta ciertas características emocionales, conductuales y enfermedades asociadas con el estrés crónico, como dolores de cabeza, temblores en las manos, desórdenes gastrointestinales, falta de apetito y trastornos del sueño.

Dichas enfermedades causan problemas como ausentismo laboral, problemas con los compañeros de trabajo y conductas agresivas con los pacientes y sus familiares; esto provoca que la calidad de la atención se vea mermada. Mediante encuestas realizadas –en un nosocomio de especialidades oncológicas de esta capital– a pacientes y familiares, se determinó que 30 por ciento de la población laboral presenta el síndrome, informó la investigadora.

Comentó que analizan las características que aparecen por el síndrome para intervenir mediante estrategias psicológicas, porque en la mayoría de los casos no se puede cambiar la organización institucional; es decir, los profesionales de la salud presentan estrés porque no tienen las condiciones necesarias para realizar su trabajo y la imposibilidad de ayudar a los enfermos les causan un sentimiento de frustración.

En cuanto a las estrategias, explicó que se trabaja con las cognitivo-conductuales para combatir el estrés y relacionarse con los diversos aspectos de la personalidad, porque aun cuando todos están en una misma situación no todos generan el síndrome gracias a su personalidad resistente, que se caracteriza por tener un compromiso serio, no ver los cambios como retos sino como una forma de crecer, sacar provecho de la situación negativa, aventurarse a emprender cosas nuevas y tener iniciativas.

La investigadora Zoila Edith Hernández Zamora también trabaja el tema del síndrome de burnout, pero en los cuidadores de adultos mayores como responsables de proporcionar calidad de vida; ahí encontró una relación directa entre el síndrome y la carga laboral.

En el Encuentro detalló que la cantidad de trabajo se mide por la percepción del propio cuidador; es decir, dos personas pueden atender al mismo número de adultos mayores pero sentir que tienen cargas dispares; a esto se agrega la inconformidad por el pago que reciben por su actividad. Y sin menoscabo se debe contar, agregó, el amor a su trabajo.

La investigadora aseguró que pocos cuidadores hacen su labor con gusto; la mayoría no siente ningún compromiso, por lo que maltratan a los adultos mayores y no entienden que su comportamiento es distinto a los demás, por ejemplo, la depresión la manifiestan con enojo y agresividad.
Las mentiras cuestan doble
El 50 por ciento de la población en América Latina y 45 por ciento en el mundo que presenta una enfermedad crónico-degenerativa no sigue el tratamiento completo indicado por el médico, lo que ocasiona el incremento de los gastos para el paciente y, principalmente, para las instituciones gubernamentales de salud, aseguró Godeleva Rosa Ortiz Viveros, directora del IIP.

La adherencia al tratamiento va desde una enfermedad aguda –que no dura más de 15 días– hasta las crónico-degenerativas –que no se eliminan, sólo se controlan– como la hipertensión arterial, diabetes, cáncer, hepatitis y trastornos renales. El problema empeora cuando los pacientes tienen una crisis más fuerte y el médico receta una dosis más alta o cambia de fármacos, basado en una mentira porque el paciente asegura que sí atiende la prescripción. Esto también provoca que el paciente genere resistencia a los medicamentos.

Además, en la mayoría de los casos el tratamiento incluye ejercicio y dieta, los cuales tampoco se realizan. Desafortunadamente, dijo, esta situación se presenta en personas mayores de 40 años y hasta menos; aunque el problema es grave porque la edad de vida es más amplia y cada vez hay más adultos mayores.

Como una forma de remediar el gasto innecesario por falta de adherencia al tratamiento, expuso, se debe incrementar la participación de psicólogos enfocados al tema de la salud para modificar la manera de pensar y las creencias de las personas para que deriven en un cambio de actitud frente a la enfermedad; por ejemplo, en vez de que se sientan vencidos por la enfermedad piensen que ellos van a atacarla.

Asimismo, su influencia también debe ser considerada para las acciones preventivas, ya que es común encontrar a mujeres que no se hacen revisiones periódicas, exploración de mamas y estudios importantes como el papanicolau. En el caso de los hijos todavía es frecuente encontrar niños con su cartilla de vacunación incompleta. Esto se debe a que no se ve un resultado inmediato y por ello es más fácil dejarlo.

Las mexicanas anteponen la salud de su familia a la propia
Culturalmente, las mujeres mexicanas anteponen la salud de su pareja y de sus hijos a la suya al no acudir con el médico para realizar estudios preventivos obligatorios como el papanicolau o la exploración mamaria y así prevenir el desarrollo del cáncer cervicouterino o de mama, lamentó Yamilet Ehrenzweig Sánchez, quien también participó en el Primer Encuentro Nacional de Cuerpos Académicos.

La investigadora del IIP abordó la trascendencia del descuido que tiene la mujer en torno a su propia salud. Detalló que para el “Estudio del comportamiento saludable en mujeres con cáncer” ha trabajado con modelos cognitivos sociales para conocer la razón por la que a pesar de la amplia información que existe, no van con el médico para que les hagan las revisiones periódicas.

Una de las razones es que tienen miedo a resultados negativos y enfrentarse a situaciones en extremo dolorosas o, incluso, hasta la muerte, que es justamente a lo que más tememos los seres humanos, resaltó. Además, las mujeres posponen una cita o no acuden con el médico por atender a la familia, por cuestiones económicas y “porque mentalmente nosotras somos las últimas en atendernos”, expresó.

En el encuentro también participó Miguel Ángel León Díaz del Guante para hablar sobre la reorganización cerebral inducida por experiencias de aprendizajes. En general, hay dos tipos de aprendizaje: uno normal y otro fortalecido. El primero implica aprendizajes susceptibles de olvidarse; el segundo, permanece toda la vida. Con base en esto el cerebro trabaja de forma diferenciada.

Hay aprendizaje normal, como manejar un automóvil, y aprendizaje permanente, como saberse los nombres de todos los estados de la República. Explicó también que tenemos dos tipos de memoria: una lábil (corto plazo) y otra permanente (largo plazo). Según el tipo de memoria, sólo ciertas estructuras del cerebro se involucran; por ejemplo, las personas que se dedican a actividades aéreas como pilotos priorizan el uso del hipocampo.