| Las
reformas educativas insisten en centrar la atención en el
aprendizaje y, por lo tanto, en el que aprende, de tal manera que
la instrucción no se limite a transmitir conocimientos sino
a propiciar su desvelo y construcción; en ese sentido, si
se aprende a aprender, los aprendientes podrán apropiarse
de cualquier conocimiento significativo o descubrir y construir
otros. Así, se plantea la autonomía moral e intelectual
como meta en la educación.
En UniVerso 268 se definió la Eco-virtualidad como un espacio
de vida y aprendizaje, y en el número 269, un nodo de Bio-ciber-aprendizaje
como la unidad mínima de significación que une cognición
y metacognición en una red de relaciones y campos de sentido.
Apelaba a las ciencias biológicas y de la complejidad cuando
decía que el ser vive en la eco-virtualidad aprendiendo y
siendo en el hacer.
Cognición y metacognición aluden a aprender y, como
ya lo notaban Maturana y Varela, a vivir. La metacognición
ha ayudado a los educadores a comprender los procesos de aprendizaje.
Según Flavell, autor del término, y otros estudiosos
del tema, podemos entenderla como las estrategias cognitivas o de
aprendizaje para darnos cuenta de qué y cómo conocemos.
Es decir, “conocer el propio conocimiento, pensar y reflexionar
sobre cómo reaccionaremos o hemos reaccionado ante un problema
o una tarea” (Burón, 1999). Se considera entonces la
“cognición como conocimiento de las operaciones mentales
y la metacognición como autorregulación de las mismas”
(Idem).
Siguiendo las ideas de Morín (2002), podemos decir que en
el proceso de vida y aprendizaje del ser, “los efectos o productos
al mismo tiempo son causantes y productores del proceso”.
Este principio de recursividad implica que la autorregulación
es trascendida por la auto-organización y auto-producción
cuando se reintroduce el cognoscente en todo conocimiento, es decir,
el sujeto está dentro de la realidad que trata de conocer.
Entonces, metacognición es, además, darse cuenta de
la existencia de “una dinámica auto-productiva y auto-organizacional”
en la que se está inmerso. La producción/reproducción
del aprendizaje es al mismo tiempo la del ser. No sólo la
causa actúa sobre el efecto sino que el efecto retroactúa
informacionalmente sobre la causa, permitiendo la autonomía
organizacional del sistema, en este caso el aprendiente mismo deja
de vivir y aprender linealmente, lo hace en rizos.
Este continuo ir y venir entre conocer e ignorar, entre metaconocer
y metaignorar lo hace vivir ensayando, va creando camino al andar,
regresando al sendero en la recursividad y retroacción de
su hacer, volviendo con diferente historicidad pero con su misma
condición humana, es otro pero es el mismo errante.
En la travesía se da cuenta de la complejidad de su realidad/virtualidad.
Situación dialógica donde hay orden/desorden, determinismo/azar,
certidumbre/incertidumbre, etcétera. En su vivir se da cuenta
que su organización autónoma la construye a partir
de la interacción y apertura de su ecosistema, advierte que
“no hay posibilidad de autonomía sin múltiples
dependencias” (Morín, 2002). Adopta entonces una actitud
estratégica y construye el método en su cotidiano
aprender/ser.
El método nos enseña a aprender, sirve para aprender,
es aprendizaje. Es una estrategia emergente, no se tiene, se hace
y se diluye en el hacer método. Genera estrategias para conocer
y actuar, para metaconocer.
“La idea de estrategia es indisociable de la de arte”
(Idem). Implica el pleno empleo de las cualidades del sujeto, del
pensamiento complejo.
Aprender a aprender/vivir en la Eco-virtualidad es recurrencia y
complejidad entre la metacognición y el método. Es
estrategia y arte. |