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La
plaga de la palomilla del nopal
fue detectada en Quintana Roo
Elizabeth
Vázquez |
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en el siglo pasado como agente de control biológico en Australia
y Sudáfrica, hoy constituye una amenaza para uno de los cultivos
más tradicionales de México |
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Hace
más de medio siglo, Australia recibió los servicios
de una pequeña palomilla introducida a esas tierras como agente
de control biológico para combatir –con eficacia que
resultó ejemplar– seis especies invasoras de Opuntia.
Sin embargo, lo que en otro tiempo resultó una solución
exitosa, hoy, por uno de esos muchos giros de la naturaleza, se ha
transformado en una amenaza no sólo para la lucrativa industria
del nopal en México, sino también para la rica diversidad
de todas las especies Opuntia en la mayor parte de Norteamérica.
Viajero constante por las cualidades que dio a conocer a nivel mundial,
este insecto –conocido con el nombre científico de Cactoblastis
cactorum– está actualmente presente en la mayoría
de las islas caribeñas como consecuencia tanto de la introducción
accidental o deliberada por parte del hombre como por medios de propagación
naturales.
De acuerdo a un aviso que puede consultarse en la página de
la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(Conabio) –http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/cactoblastis/doctos/cactoblastis.html–
en agosto de este año el Comité de Sanidad Local de
la Sagarpa confirmó el dictamen positivo de C. cactorum en
la zona sur de la Isla Mujeres, Quintana Roo, identificándose
en plantas de nopal ornamentales introducidas, de la especie O. stricta.
En un informe, que puede consultarse también en esa página
electrónica, el famoso entomólogo Helmuth Zimmermann
–junto con otros dos investigadores expertos en el tema–
advierte que “a pesar de que existe evidencia convincente de
que el Cactoblastis llegó a la Florida (desde 1989) como consecuencia
del comercio de plantas de vivero, también existe la posibilidad
de la propagación natural inducida por patrones meteorológicos
de los ciclones”, situación que pudo haberse repetido
para el caso de México.
Ya en el 2000, en la publicación Biodiversitas de la Conabio,
Gunter Zimmerman y otros investigadores señalaban que dado
el impacto que ha tenido el C. cactorum en las poblaciones en donde
se ha liberado y su baja especificad de hospederos, el riesgo para
las poblaciones silvestres y cultivadas de Opuntia no puede subestimarse.
En nuestro país, existen 83 especies de Opuntias, de ellas
53 son endémicas y, de acuerdo con reportes recientes, 19 de
estas últimas tienen el potencial de ser dañadas. Por
otra parte, las condiciones climáticas en México favorecen
la invasión de esta polillla y estudios preliminares sugieren
que la zona norte, que produce grandes cantidades de tuna y nopal
forrajero, sería la más afectada. La invasión
de la palomilla del nopal podría afectar tanto las nopaleras
silvestres como las cultivadas, con impactos importantes sobre la
biodiversidad y la producción de nopal, verdura y tunas.
Las extensas poblaciones silvestres de Opuntia ocupan cerca de tres
millones de hectáreas del territorio nacional, de las cuales
alrededor de 360 mil son cultivadas para obtener forraje, fruta y
nopal de consumo humano.
Actualmente, se desarrollan diversas investigaciones y experimentos
en Sudáfrica y Estados Unidos, aún sin resultados concluyentes,
para combatir esta plaga; sin embargo se reconocen importantes avances.
Los expertos buscan técnicas amigables que no tengan efectos
secundarios negativos sobre el medio ambiente, una de ellas es la
del “insecto estéril” que contempla la cría
y esterilización de palomillas.
En un video de divulgación sobre el C. cactorum –dirigido
por Gunter Zimmerman y producido por la Universidad de Witwatersrand,
de Johannesburgo, Sudáfrica, con el patrocinio del Organismo
Internacional de Energía Atómica– se explica de
una manera clara y breve cuál es la historia de la palomilla
del nopal: cómo llegó y se quedó en distintos
lugares del mundo y cómo pasó de ser una heroína
a una peligrosa adversaria.
La versión en español de este video, que es coordinada
por la investigadora Mayra Pérez Sandi Cuen, se pone durante
todo el mes de octubre a disposición de nuestros lectores,
a través del Boletín Electrónico que aparece
en la página Web del Centro de Investigaciones Tropicales de
la Universidad Veracruzana (http://www.uv.mx/CITRO/).
Posteriormente, los interesados en conocerlo pueden comunicarse al
Citro escribiendo a citro@uv.mx.
Existe un consenso general entre quienes trabajan en el control de
esta plaga respecto a que el reporte oportuno de la presencia del
C. cactorum es la mejor medida para detenerla, por lo que hacen una
invitación a todos los productores y encargados de los servicios
de aduanas y fitosanitarios, así como al público en
general a que estén alertas. |
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