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Se aprueba Plan de Acción de Género en la Cumbre climática COP25

En medio de negociaciones fallidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se logró aprobar el Plan de Acción de Género que incluye derechos humanos y la justa transición.

Citlali Aguilera

Fueron 197 países los que se reunieron en Madrid, España durante las primeras dos semanas de diciembre en la Conferencia de las Partes “COP25” de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, para tomar acuerdos sobre cómo mantener la temperatura mundial por debajo de los niveles preindustriales y continuar limitando el aumento de la temperatura a 1.5 grados centígrados.

Sin embargo, no se lograron compromisos firmes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero —causantes del Cambio Climático—. El mismo Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres dijo sentirse “decepcionado”. Por su parte la presidenta de la COP25 y ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt declaró que los resultados no estuvieron a la “altura de la emergencia climática”, aun cuando se extendieron 42 horas más las negociaciones.

Un éxito cuando todo parecía perdido

En medio del fracaso general de la COP25 hubo un logro significativo y relevante: la aprobación del Plan de Acción de Género (GAP, por sus siglas en inglés) que tardó tres días en ser aprobado en la sesión de Alto Nivel dentro del acuerdo in extremis “Chile-Madrid, tiempo de actuar”. El GAP, considerado “un gran resultado”, incluye derechos humanos, derecho de los pueblos indígenas, equidad intergeneracional y la justa transición de la fuerza de trabajo para evitar que las mujeres reciban el impacto del Cambio Climático.

¿Por qué hablar de género y cambio climático?

La justicia climática es un concepto que aborda al cambio climático no sólo como una cuestión ambiental sino también ética, política y social. En este sentido existen estudios que revelan que, si bien el cambio climático afecta a todas las personas, lo hace de manera asimétrica siendo las mujeres las más afectadas y en situación de vulnerabilidad.

“El cambio climático exacerba las desigualdades que ya existen entre hombres y mujeres” declara Gisella Illescas, campesina y agroecóloga mexicana, quien añade que “las mujeres no tenemos derecho al uso de la tierra, la frontera agrícola climática está variando y la disponibilidad de agua escasea. Somos nosotras quienes salvaguardamos los recursos naturales y la biodiversidad en nuestros territorios, la mayoría de las veces desde un trabajo no remunerado”.

Por su parte, Marina Casas, consultora en igualdad de género y desarrollo sostenible de la CEPAL menciona que “América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo. Emite poco menos del 10% de CO2 mundiales y tiene menos recursos para adaptarse al cambio climático, por lo que es altamente vulnerable a sus efectos que impactan de manera diferenciada a hombres y mujeres”.

La negociación

Al ser negociaciones multilaterales entre las Partes (países) que conforman la COP, los acuerdos deben ser aprobados por consenso, quiere decir que con un sólo país que no esté a favor, el acuerdo en cuestión no procede.

En el caso del Plan de Acción de Género (GAP) había fuertes bloqueos: mientras que los países africanos pedían financiamiento vinculado al GAP, los países del norte se oponían. Por otro lado, algunos de los países árabes no aceptaban los párrafos que incluía el lenguaje de “derechos humanos” y “transición justa”.

“Como delegación mexicana fuimos a hablar con la presidencia (de la COP25) a insistir en la importancia de esta agenda, logramos un espacio de diálogo en la sección de Alto Nivel. Por otro lado, hablamos con todos los países que pudimos para encontrar un lenguaje aceptable para todos y que pudiéramos mediar entre las posiciones más extremas”, declara Camila Zepeda, jefa alterna de la delegación de México y una de las tres negociadoras.

Emilia Reyes, la otra negociadora mexicana y representante de la sociedad civil de la delegación dice que “la primera parte fue un esfuerzo de México por tener el lenguaje más sólido de derechos humanos, este GAP tiene equidad intergeneracional, derechos de los pueblos indígenas, derecho al desarrollo y justa transición en la fuerza de trabajo. Era fundamental entrar por la vía macroeconómica de la desigualdad de género […] sino las mujeres se podrían quedar fuera del paradigma económico y recibiendo los impactos del cambio climático”.

Algunos de los países de otras regiones, organizaciones de la sociedad civil y observadores de la negociación abrazaban y daban las gracias a las negociadoras de la delegación mexicana, por haber tenido “un papel clave para lograr el acuerdo” como lo reconoció la presidencia de la COP25.

Las negociadoras comentan que El Fondo Verde para el Clima —el mecanismo de financiamiento de las Naciones Unidas que brinda apoyo económico para la mitigación y adaptación del cambio climático—, ha colocado dentro de sus líneas operativas al GAP, ahora enmarcado bajo el Acuerdo de París que entra en vigor el 1º. de enero de 2020 donde los países firmantes deberán incluir la perspectiva de género en sus acciones climáticas.

 

Las negociadoras de la delegación mexicana minutos después de la aprobación del GAP.

 

Citlali Aguilera
Bióloga y comunicadora ambiental. Invitada por CEPAL a actividades en PreCOP25 y seleccionada por Earth Journalism Network para la COP25.

 

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