- Aseguró Carlos Torralba en la FILU
- Es un catálogo de obras que no sólo se enfoca a los principales muralistas de nuestro país
Carlos Torralba y Tomás Granados presentaron el libro coordinado por Ida Rodríguez Prampolini.
Alma Espinosa
El libro El muralismo mexicano (1920-1940), coordinado por Ida Rodríguez Prampolini, debe ser motivo de orgullo para todos los universitarios, aseguró Carlos Torralba, director de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana (UV), durante la presentación realizada en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU).
La obra es una edición de la UV, Fondo de Cultura Económica (FCE), Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Carlos Torralba consideró necesario incorporar el tema del muralismo en los programas de estudio, ya que es quizás el único movimiento de vanguardia que se da en México. Agregó que el mural mexicano es una forma de hacer arte de manera distinta.
El libro contiene un catálogo de más de 160 piezas que permite a las personas una lectura profesional de lo que son los murales, con qué materiales se realizaron y quiénes los hicieron, pues un mural no es obra de una sola persona sino de un equipo que debió estar perfectamente bien coordinado. Recordó que en un tiempo se pensaba al mural como un arte de Estado por estar en edificios públicos.
Para Tomás Granados, del FCE, también es importante hablar de todos los involucrados en la realización de un mural, como la preparación física del muro. No menos importante es el trabajo de investigación que se realizó para publicar este libro colectivo, para el que también colaboraron fotógrafos y casi arqueólogos del lenguaje, pues contiene descripciones de murales que ya no existen.
Destacó que en este texto es posible encontrar a pintores que no tuvieron tanta fama como Rivera u Orozco. De acuerdo con el Maestro en Edición por la Universidad de Guadalajara, el arte era un vehículo no sólo del Estado, servía para transmitir mensajes que iban más allá de lo estético. Recordó que muchas pinturas murales representan posturas desde el vasconcelismo ingenuo sobre una espiritualidad muy acendrada.
