Núm. 2 Tercera Época
 
   
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DOSSIER (artes plásticas)

Fernando Vilchis
UNA SEMBLANZA

   
  Fernando Vilchis, 1977. Foto: Julio Jaimes  
     

Fernando Vilchis ha sido una de las figuras principales del desarrollo de la vanguardia artística en Veracruz. Creador infatigable, Vilchis encontró en la ciudad de Xalapa el ambiente propicio para desarrollar una parte de su extensa labor, no sólo creativa sino también académica.

Este amor por el arte, surge muy pronto en el corazón de este veracruzano que iniciará sus estudios en la capital nacional, en la Academia de San Carlos, para continuar formándose en el Centro Superior de Artes Aplicadas del INBA .

Tras finalizar dichos estudios retorna a Xalapa y comienza vinculándose de inmediato a la Universidad Veracruzana y a las labores académicas: funda el Taller de Grabado. Pero es un hombre inquieto, que no se conforma con su ya sólida formación, así que decide probar suerte con una beca del gobierno de Polonia que le lleva a estudiar grabado con los maestros Tadeusz Kulisiewicz y Henrik Tomaszewzky, en compañía de su ya esposa, la afamada artista Leticia Tarragó. Esta experiencia le abre un horizonte nuevo de aprendizaje, en un periodo en el que la gráfi ca polaca ya gozaba de una salud incuestionable, cuya huella ha quedado vívidamente marcada en las generaciones pasadas y en el ámbito internacional de la gráfi ca. La posibilidad de viajar, de conocer otra cultura, es a su vez un beneficio añadido a este periodo de novedades y trabajo.

Incansable en su esfuerzo de aprendizaje, pasados unos años de la experiencia polaca y de regreso en México, Fernando Vilchis toma grabado en el taller de Guillermo Silva Santamaría, en la Ciudadela de la Ciudad de México, dentro de un grupo que Emilio Carballido defi niera como “generación deslumbrante”: Marta Palau, Vicente Gandía, Guillermo Barclay, Liliana Porter y Luis López Loza, entre otros. El gran autor teatral recuerda los primeros pasos de este grupo, que inaugurara el área de la Casa del Lago dedicada a las artes plásticas con una exposición, en la que “el tema de Fernando era la poesía indígena en versiones del padre Garibay: obviamente él andaba investigando ese lenguaje entre fi gurativo y simbólico de los códices y las pinturas nahoas, primer empareamiento con el mundo prehispánico.”

La atracción por el extranjero desemboca en un nuevo viaje que le lleva a Suiza y a Holanda, donde combina trabajo y aprendizaje, siempre en el área de grabado y, en esta ocasión, también en la edición. El contacto con libros le servirá de apoyo para retomar un año más tarde en Xalapa el trabajo literario, que es sacado adelante junto a Luis Mario Schneider, y años después de la mano de Luis Arturo Ramos y Luis Méndez.

Y es precisamente en Xalapa donde Fernando Vilchis encuentra a autores de la talla de Kiyoshi Takahashi, Mario Orozco Rivera, y Norberto Martínez, fundadores del Taller de Artes Plásticas, en pleno centro xalapeño, auténtico precursor de la futura Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana que evolucionara gracias al cambio radical que años más tarde impondría el maestro Carlos Jurado.

Estas amistades, no hacen sino exacerbar el interés de Fernando en el mundo de la cultura, en el que descuellan sus grandes afi ciones: la música, el arte, y el teatro. De hecho, dicha pasión por lo cultural fructifi caría en una destacada asociación civil fundada junto a su esposa, compañera inseparable de viajes, de aprendizaje y de pasión por la cultura: Leticia Tarragó. Su recién creada Asociación de Xalapa A.C., también con la ayuda del escritor Luis Mario Schneider, aparece como una opción alternativa a la injerencia universitaria en el ambiente cultural citadino, y contaría con jóvenes como Daniel Flores Cano; la asociación obtuvo un espacio expositivo en la actual galería Marie Louise Ferrari (antiguamente galería de la Alianza Francesa ), la cuál se transformaría —gracias a la acción de sus protagonistas— en un medio idóneo para dar a conocer al público la modernidad artística del estado, refl ejada en exposiciones, pequeños espectáculos de música, canto, y poesía.

A la vuelta de Polonia, las actividades de Fernando Vilchis en Xalapa se ven enlazadas con el teatro, aprovechando la coyuntura que suponía la presencia de excelentes profesionistas y amantes del teatro, como Adolfo Domínguez. Añádase al momento el papel importantísimo de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, y la avidez laboral de un matrimonio inmiscuido en el crecimiento cultural de la ciudad. De esta manera, los trabajos de Fernando Vilchis y de su esposa apoyan el trabajo de utilería del teatro, disfrutando de ello y haciendo acopio en ocasiones de la ayuda de amigos como Óscar Chávez.

 
 
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