-A sala llena, el conguero mayor participó en el Festival Internacional JazzUV con una audición llena de sabor, ritmo y maestría
-Noche de llenos totales: Ilan Bar-Lavi y Sonex en Casa del Lago y Judi Silvano en el café teatro Tierra Luna
Juan Carlos Plata
Anvuelto en una larga ovación, Giovanni Hidalgo caminó hasta el centro del escenario, usó sus manos como megáfono y gritó: ¡México! Así, sin haber tocado una sola nota, tenía al público en la bolsa.
Juato antes de sentarse detrás de las seis tumbadoras, aseguró: “Estoy en mi casa también”, y luego…la magia. Así, a casa llena en el Teatro del Estado, el conguero mayor selló la octava jornada del Festival Internacional JazzUV, que organiza la Universidad Veracruzana (UV).
Son de Almendra fue la primera pieza, que tocó acompañado de Iván “Melón” González (piano), Rydick Vidal (contrabajo), Francisco Mela (batería) y Miguel Cruz (timbales), para la segunda canción se incorporó el saxofonista David Sánchez. “Me gusta este grupo, este grupo vacila”, diría después Hidalgo.
Giovanni Hidalgo se rie. Giovanni Hidalgo bromea. Giovanni Hidalgo grita. Giovanni Hidalgo platica. Giovanni Hidalgo baila. Giovanni Hidalgo hace gestos. Giovanni Hidalgo dirige. Todo esto mientras con las manos sigue haciendo lo que sabe hacer mejor.
Y si como él mismo aseguró “la música es de Dios”, Giovanni Hidalgo es de los profetas favoritos.
Siguieron Notas de La Habana y Movimiento y luego, completamente solo en el escenario dijo: “Hay que practicar” y arremetió a las congas de todas las formas posibles (y cuando menos un par de formas imposibles) en un solo impresionante.
“Mi primera vez en Veracruz. Es un enorme placer estar aquí, en la Universidad Veracruzana. Este evento ayudará a las nuevas generaciones y a las viejas también, estar aquí gozando y aprendiendo es increible. Por ustedes, por el público venimos hoy, mañana y mil veces”, aseguró entre canciones.
¿De cuántas maneras puede pegarle a las congas Giovanni Hidalgo? La respuesta correcta es: de todas. Con el antebrazo, con el codo, con la muñeca, con la palma, con la palma y los dedos, con los dedos separados, con los dedos abiertos, con el puño y así hasta el infinito.
¿En cuántos tiempos diferentes puede tocar Giovanni Hidalgo? En cuatro, en 16, en 17, en todos, en ninguno.
Y no faltó el beso de una espectadora que saltó al escenario y la ovación más larga y estruendosa de todo el festival.
Cuando el contrabajista y académico sudafricano Marc Duby asegura que este ha sido “uno de los mejores conciertos que he visto en toda mi vida”, hay que tomarlo en serio. Y lo dijo a la salida.
“Es completamente diferente que verlo en videos. En vivo, con toda la energía y su conexión con el público, es impresionante”, aseguró el sudafricano.
Por la tarde, el guitarrista Ilan Bar-Lavi y el grupo Sonex también desbordaron el foro de Casa de Lago, incluso la sala alterna con pantalla estaba a su máxima capacidad, y por la noche, la cantante Judi Silvano, acompañada por maestros del Centro de Estudios de Jazz JAZZUV, y de su esposo, el saxofonista Joe Lovano, llenó el café teatro Tierra Luna.
Quizá la fue la jornada precisa para que el profeta de las congas dijera: “La música nos ayuda a salir de la penurias, nos da salud, nos enriquece”. Amén.
