MegaWatts y cantos de sirena en el Festival Internacional JazzUV

-Jeff “Tain” Watts electrificó el Festival Internacional JazzUV y la audiencia lo abrazó con largas ovaciones

-Más noche, Gretchen Parlato abarrotó el foro de Casa del Lago con la sutileza de su voz, acompañada por Ben Monder

Texto: Juan Carlos Plata

Fotos: Jorge Negroe

Cuando Jeff “Tain” Watts está detrás de una batería con baquetas en mano, el espectador debe estar siempre alerta porque, aparentemente de la nada puede salir un redoble que encaje a la perfección con una canción, o la pieza puede parecer salirsese de control, pero no, Watts siempre sabe a donde va.

La noche del miércoles 9 de noviembre el Teatro del Estado y el Festival Internacional JazzUV –que organiza la Universidad Veracruzana (UV)- confirmaron ser buenos conductores de electricidad, los megaWatts de uno de los baterista más telúricos del jazz corrío por todo el recinto y se convirtió en una serie de largas y estruendosas ovaciones.

Acompañado por la chilena de 24 años Melissa Aldana (saxofón), el cubano Osmani Paredes (piano), el norteamericano Ben Monder (guitarra) y el finlandés Peter Slavov (contrabajo), Jeff “Tain” Watts y su poder rítmico conquistó de principio a fin a la audiencia.

La audición inició con la vertiginosa Möbius y continuó conrolas cuya cadencia podría asemejarse a un paseo por el parque, a veces se trota, a veces sólo se camina y se disfruta el paisaje, siempre con la batería de Watts lista para redoblar y reconfigurar el ritmo.

Watts asemeja a un estruendo direccionado, nunca al azar, nunca alterado de más, como un cable de alta tensión, aislado de donde debe ser y que alimenta e ilumnia el lugar preciso.

“Podemos estar aquí mucho tiempo más, pero llegaría la policía, supongo”, aseguró el baterista entre canción y canción. Al parecer olvidó su propia advertencia y al final, el público lo hizo regresar dos veces al escenario para sendos encores.

Más tarde, como llamados por cantos de sirenas, más de 300 personas se apersonaron en Casa del Lago y abarrotaron el foro de conciertos para escuchar cantar a la norteamericana Gretchen Parlato. Todo cobra sentido.

Con su voz como instrumento principal, que no único, porque la angelina usa su cuerpo como instrumento (ya sea palmeando sobre sus muslos, chocando solo las palmas de las manos o incluso chasqueando la lengua), Parlato parece demostrar que algún día tendrá un lugar en el panteón de las grandes grandes estrellas del jazz de la historia.

Acompañada por la guitarra –por momentos limpia y precisa, por momentos profunda y atmosférica- de Ben Monder, Parlato sintetizó en un gesto el caracter de la noche: preguntó a la audiencia –y al propio Monder- si se sentían bien, luego de la respuesta afirmativa, ella dijo: “Yo me siento…mmmmhhhhhh” al tiempo que extendía los brazos hacia arriba y movía las manos como mariposas. Todos entendieron.