Manuel López Michelone es físico por la UNAM, maestro en inteligencia artificial por la Universidad de Essex, ajedrecista y programador. Actualmente imparte clases en la Universidad Iberoamericana. Su correo electrónico es morsa@la-morsa.com
Si algo me llama la atención son las palabras. El hecho de que con ellas podamos expresar todo género de ideas es sin duda una de las grandes motivaciones para estudiarlas. Desde las ideas más simples hasta las más complejas hallan su nicho en este inmenso e inagotable mundo de los símbolos escritos. De ahí que quizás no sólo me llamen la atención sino que, debiese confesar, me obsesionan, sobre todo por los giros que las palabras en frases y oraciones pueden tomar. Por ejemplo, consideremos la frase: “Los libros tienen la palabra”. No sé quién la acuñó (sí sé que se hizo para una feria del libro, precisamente), pero como sea, me parece sensacional. Por una parte y estrictamente hablando es cierto: los libros tienen la palabra. Por otra, hace referencia a que los libros tienen su importancia y ¿dónde mejor que en una feria de libros?
O bien, tómese la siguiente frase: “La caricia más delicada suele ser la más intensa”, que a todo esto, es de mi cosecha. El contrasentido está presente. Es quizás un oximorón («En la figura que se llama oximorón, se aplica a una palabra un epíteto que parece contradecirla; así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro»: Jorge Luis Borges) al contraponerse los adjetivos delicada e intensa. O bien ésta: “Cuida el agua para que no tengas que traerla en balde”, la cual fue escuchada en un anuncio de la Comisión de Agua. Es clara aquí la doble interpretación de traerla en balde, refiriéndose a traerla de balde o bien, a acarrearla en un balde. La notable combinación de significados es evidente aquí. Pero consideremos la que mi padre dice con frecuencia: “el dulce es la sal de la vida”. Una vez más se combinan dos significados sobre la definición de lo que el dulce es. Por una parte, es lo que le da sabor a la vida ¿verdad? Y por otra parte… me temo que caemos de nuevo en un oximorón.