corre
superior
Boletín 
 
de la Dirección General Editorial de la
Números Anteriores
bolitanumero
Número 19 Febrero 2007
 

Adelantos | Para más señas

     
 

Adelantos

James Joyce y sus alrededores
Alejandro Toledo

Tumba Jim Morrison, cementerio Pere LachaiseEn busca del fantasma de Joyce, el ensayista y narrador Alejandro Toledo emprende un recorrido geográfico y mental que se inicia en París, ciudad donde se editó el mítico Ulises, y que lo lleva irremediablemente a Dublín.

En el pasaje que aquí reproducimos, nos habla de dos cementerios parisinos, el Père Lachaise y el de Montmartre, famosos en todo el mundo por los inquilinos a los que albergan. James Joyce y sus alrededores es una coedición de Editorial Aldus y la Universidad Veracruzana

El Père Lachaise es una ciudad de muertos que hacen más ruido que muchos vivos, un cementerio dedicado en gran parte al virtuosismo, a la gran imaginación artística. Si uno ve la tumba de Balzac o Molière, sólo hasta ese momento se da cuenta de que su permanencia en el mundo, la actualidad de sus obras, ha ido contra el tiempo, ha vencido al cuerpo que a tres metros bajo tierra descansa, sufre o simplemente desaparece en el banquete poético de los gusanos. ¿Que ya murió Oscar Wilde? ¿No acabo de ver en la pantalla a Simone Signoret? ¿No escuché en la radio, apenas, a Edith Piaf y a Jim Morrison? El "ven nena, enciende mi fuego" se ha convertido, para desgracia de muchos, en un "enciende mi veladora".

A principios del siglo XVIII al padre François de La Chaise , confesor de Luis XIV, se le ocurrió edificar un cementerio modelo, una gran necrópolis sobre la colina de Mont-Louis. Con el tiempo el panteón se convirtió, entre otras cosas, en un museo del arte funerario, pero sobre todo en un itinerario ritual. Muertos y famosos, los no parientes cercanos sino (per)seguidores de James Douglas Morrison, cuya muerte física ocurrió en 1971, hacen guardias de honor en la tumba del que abrió muchas puertas musicales y que ahora sueña con el fin en el cruce de los caminos Lesseps y Maison. Es, la de Morrison, una de las casas más visitadas, y en la que nunca faltan veladoras ni flores.

Siguiendo el instinto musical, cerca de Morrison está otro "roquero": Federico Chopin. "A Fred Chopin, ses amis", puede leerse, "+ le 17 octobre 1849" . Los escritores Balzac y Nerval se dan un eterno face to face por ser cada uno el vecino de enfrente del otro. Unos pasos arriba está Guillaume Apollinaire, y sobre la losa un poema por el que desfilan hormigas: "Je peux mourir mais non pécher..." Está la tumba negra del novelista Marcel Proust, sobre la cual hay dos rosas rojas colocadas en uno de estos días, ¿por quién? Y, en otro elogio de la sobriedad, el tálamo eterno de "Madame Lamboukas dite Edith Piaf". Otros nombres, otros muertos: Sarah Bernhardt, Georges Bizet, Maria Callas, Colette, Augusto Comte, Alphonse Daudet, Eugène Delacroix, Isadora Duncan, Paul Eluard, Max Ernst, Louis Gay Lussac (al que deben hacer homenajes, cerveza o cognac en mano), Abelardo y Eloísa (en la comunión infeliz de un amor imposible), Georges Meliès, Amedeo Modigliani, Ives Montand... En los accesos del panteón, sobre el boulevard Menilmontant y la Rue des Rondeaux, puede uno pedir un mapa que lo guiará por los caminos de la vida espiritual.

Si los muertos no mueren del todo -como sostenía Maurice Maeterlinck, que acaso también aquí tiene su refugio-, imaginará uno las convivencias de todos ellos en la nocturnidad parisina, los diálogos rulfianos de tumba a tumba. La gran ciudad de los muertos -con calles, callejones y bulevares periféricos- ha sido absorbida por la gran ciudad, y a veces los sofisticados sepulcros se confunden en el paisaje con las construcciones vivas, con los parisisnos que viven en departamentos tan estrechos como las tumbas. El cementerio del padre Lachaise es un centro espiritual de una ciudad que tiene muchos, que es casi toda un omphalos , un ombligo cósmico y cómico. Baudelaire está en el cementerio de Montparnasse, y acaso desde ahí sea consolado por los muertos vivientes del Père Lachaise y diga:

Me parece, arrullado por el ruido monótono,
Que en algún sitio, aprisa, clavan un ataúd.

A comienzos del siglo XIX, el barrio de Montparnasse era zona de cabarets, salones de baile y restaurantes. Pura vida, podría decirse, aunque salpicada de los rituales mortuorios que acompañana siempre a la ronda nocturna. Entonces, el alcalde de la ciudad de París tomó la decisión de construir, entre tanto bullicio, una nueva necrópolis, pues el histórico cementerio del padre Lachaise era ya insuficiente. El 24 de julio de 1824 se firmó el acuerdo que convertía los terrenos del viejo Hôtel Dieu -19 hectáreas- en panteón. Los dueños de los centros nocturnos reaccionaron: ¿un cementerio en medio de la fiesta? Los trabajos tardaron en comenzar por las protestas. Se temía que las tumbas alejaran a los clientes. Pero los muertos, al fin, hallaron nueva morada.

Cuando se definió el cementerio Montparnasse, Charles Baudelaire tenía tres años; 43 años más tarde, sería ahí enterrado. Descansa -o no- junto a su padrastro Jacques Aupick y su madre Caroline Archenbaut Defays. "Priez pour eux", se lee en la losa: "Ruega por ellos". Diría el poeta: "C'est la Mort qui console, hélas! Et qui fait vivre", "La muerte nos consuela y nos hace vivir".

En la tumba de Charles Baudelaire hay papelitos sostenidos por piedras y cuyas palabras desvanece la lluvia o la pequeña regadera de una mujer que, motu proprio , asea el último refugio de algunos muertos célebres. Le escriben al poeta: "Querido Charles, gracias por la poesía" o "Merci, Charles. Émilie", luego de algún fragmento manuscrito del Spleen de París o Las flores del mal o algún buen deseo: "Je voudrai la santé avec votre luxe, calme et volupté", "Quisiera la salud con tu lujo, calma y voluptuosidad".

No tan impresionante como el Père Lachaise, pero sí tan emotivo, en el cementerio de Montparnasse, Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre se siguen hablando de usted en el más allá.

Joseph Kessel vuelve a imaginar a una mujer de buena posición económica que por algún impulso interior se presenta en un burdel parisino y ofrece sus servicios como "bella de día".

Guy de Maupassant construye historias naturalistas en que los personajes ya han fallecido, y se adelanta así o se vuelve contempráneo de Juan Rulfo.

Man Ray retrata a Pierre Louys entre la mujer y el pelele.

Los editores Pierre Larousse y Jean Hachette planean lanzar al mercado la serie "Cimetière".

Eugène Ionesco le pide a la mujer de la tumba vecina, calva por la muerte, que le cante una canción absurda, y ella sólo repite: "Qué extraño, qué curioso, qué coincidencia".

Émile Durkehim piensa romper y rehacer las reglas del método sociológico.

Alfred Dreyfus se declara inocente.

Marguerite Duras sueña eternamente con su amante chino.

El ajedrecista Alekhine busca el modo de poner en jaque a la muerte.

Carol Dunlop y Julio Cortázar, autonautas de la cosmopista, planean nuevos recorridos por alguna otra carretera del sur.

Y Porfirio Díaz, ¡ay!, en solitario, monologa en su exilio eterno sobre la costumbre del poder.

[...]

 
margen
 

La figura de monseñor Rafael Guízar y Valencia, ex obispo de Veracruz, adquirió dimensiones celestiales cuando en 1950, al exhumarse su cadáver para ser trasladado a una capilla, no mostró signos de putrefacción. Éste es sólo uno de los muchos sucesos extraordinarios que rodearon su vida y que dieron pauta para que se iniciara su proceso de canonización, la cual concluyó recientemente en forma favorable. De ahí la expectación que despertó una de nuestras novedades que se presentó durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Se trata de Olor de santidad. San Rafael Guízar y Valencia: articulaciones históricas, políticas y simbólicas de una devoción popular, del antropólogoFélix Báez-Jorge.

No es éste un trabajo de coyuntura, pues el doctor Félix Baéz lo emprendió años atrás, y de hecho lo vislumbró desde su niñez dada su cercanía con personajes muy ligados a la vida de su biografiado, pero sin duda llega en un momento oportuno con la canonización, en octubre pasado, de este personaje. Tampoco es un escrito para llenar complacencias esperadas, sino una investigación que se construye alrededor de los ejes de la historia, la política y la devoción popular.

La vida de Rafael Guízar y Valencia (1878-1938) cubre un periodo histórico por demás conflictivo en nuestro país –el de la guerra cristera− cuyas heridas aún no sanan y cuyas secuelas aún estamos viviendo. Y la investigación de Félix Báez, que podemos calificar de monumental pues abarca cerca de 700 páginas, logra pintar el entramado profundo entre la historia personal y la historia social del momento.

La presentación en la FIL Guadalajara se realizó el domingo 3 de diciembre en el Salón “Alfredo R. Placencia”.

margen

Otro de los títulos que presentó la Universidad Veracruzana durante la FIL 2006 es Democratización, rendición de cuentas y sociedad civil: participación ciudadana y contraloría social en México y América Latina, una coedición con la editorial Miguel Ángel Porrúa, el CIESAS y la Cámara de Diputados (LIX Legislatura)

En esta compilación participaron, bajo la coordinación de Alberto Olvera y de Ernesto Isunza, 28 académicos de América Latina que abordan desde diferentes perspectivas el tema de la democratización más allá de los procesos electorales. Por sus características, es el primer libro de su especie que se publica en lengua española. Los temas que se tratan son: participación ciudadana, control social, derechos humanos, transparencia, innovación institucional y rendición de cuentas.

El libro fue comentado por Marco Pablo Moloeznik y Enrique Valencia, ambos profesores de la Universidad de Guadalajara, y por los coordinadores de la obra. La presentación tuvo lugar el viernes 1 de diciembre, en el Salón “Antonio Alatorre”.

margen

Otro proyecto reciente de la UV que se dio a conocer durante la magna fiesta de la edición en Latinoamérica es la Biblioteca del Universitario, que cuenta con  la invaluable colaboración del Premio Cervantes 2005, Sergio Pitol. Se trata de una gran campaña para enriquecer y cultivar a estudiantes, maestros y trabajadores de esta casa de estudios a través de la mejor literatura de todos los tiempos.

Las primeras obras publicadas de una colección que constará de 52 títulos son:  Visión de anáhuac y otros textos de Alfonso Reyes, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de R. L. Stevenson, Papá Goriot de Honoré de Balzac, Hamlet y Macbeth, de William Shakespeare y Cuatro novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes.

Estas joyas de la literatura universal fueron presentadas por el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo; la directora general de la Editorial de la UV, Celia del Palacio, y por Jorge Medina Viedas y Agustín del  Moral, coeditores de la colección. La presentación se realizó el domingo 26 noviembre, en el Salón “Antonio Alatorre”.

margen

Además, como de costumbre, la Editorial de la Universidad Veracruzana contó también con un stand en el que exhibió y puso a la venta lo más importante de su producción a lo largo de casi 50 años de labor.

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que este año cumplió 20 años de existencia, estuvo dedicada a la comunidad autónoma de Andalucía y tuvo lugar del 25 de noviembre al 3 de diciembre.

margen

En esta edición se entregó a Carlos Monsiváis el Premio FIL de Literatura 2006, que hasta 2005 se llamó Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Como se recordará, mientras no se resuelva el diferendo entre los organizadores de la FIL y los familiares del escritor Juan Rulfo, se prohibió expresamente a los primeros utilizar el nombre del narrador a partir de este año y hasta que se resuelva el litigio al respecto.

Siempre polémico, Monsiváis declaró que las dos constantes que han impedido el desarrollo de la educación en México y América Latina han sido la repetición interminable de las crisis económicas y el desprecio por las humanidades; también expresó su preocupación por el veto presidencial a la Ley del Precio Único del Libro.

margen

A esta XX edición de la FIL, dedicada a Andalucía, asistió también una nutrida delegación de la Universidad Veracruzana para participar en el VI Coloquio de Estudios de la Cultura: Los nuevos objetos culturales en Iberoamérica, donde se analizó este tema desde una perspectiva interdisciplinaria.

Uno de los miembros de esa delegación fue Ricardo Corzo, secretario académico de la UV, quien firmó en nombre del rector Raúl Arias Lovillo un convenio con la Universidad de Guadalajara para establecer un posgrado en Estudios de la Cultura.
 
   
Corre lee y dile
Corre lee y dile