Año 2 • No. 62 • mayo 20 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Mojiganga de Saltabarranca
Carolina Cruz
Boca del Río, Ver.- Una breve semblanza sobre “La Mojiganga”, fiesta tradicional del pueblo de Saltabarranca, Veracruz, que fue acompañada con gráficas de su autoría, le valió al estudiante Edgar Francisco Inclán Cazarín, del cuarto semestre de la Facultad de Comunicación el poder publicar en una de las revistas más prestigiadas de nuestro país: “ México desconocido”, en su número del mes de mayo del presente año.
Siete fotografías de Inclán Cazarin acompañan su artículo, con un registro preciso de la imagen que revela la maestría con la que el joven estudiante, quien obtuviera recientemente el tercer lugar en un Concurso Latinoamericano para Estudiantes de Comunicación, maneja la cámara. Pero la destreza va más allá: la redacción del texto es sucinta e impecable y verdaderamente dan ganas de pegar saltos hacia Saltabarranca y asistir a esta tradicional fiesta veracruzana que se conmemora el 14 de mayo
“La mojiganga” se celebra desde 1823, relató Edgar Francisco, para celebrar al Santo Patrono del lugar: San Isidro Labrador, también patrono de Madrid, España, donde se le rinde homenaje el día 15 de mayo, un día después que en Saltabarranca. La tradición viene desde la evangelización cuando Tlazintla –que así se llamaba antes Saltabarranca–, fue visitada por los españoles, especialmente por Pedro de Alvarado quien al desembarcar del río Papaloapan arribó a una barranca, sitio al que bautizó como el “El paso de la barranca”.
Luego, con el tiempo y las voces derivó en Salbarranca “más sencillo” explica el autor del artículo. Para hacer este texto Inclán Cazarín viajó a la población, consultó fuentes históricas, hizo entrevistas, y disfrutó, junto con su inseparable cámara de las enormes figuras que distinguen a las mojigangas que son “una burla a los demonios legendarios del siglo xix, como la llorona, el diablo, la cochina que arrastraba cadenas”.
“La burla consistía en elaborar muñecos que representaban a los demonios, el uso de máscaras con el rostro de éstas y pasear por la calles espantándose de formas chuscas y divertidas”. Más adelante explicó que “antes de 1986 las figuras eran hechas de papel de china, de varios colores, con armazón de caña de otate de gran rigidez y un tamaño de siete a diez metros”.
Después se fomentó la creatividad y la innovación y aparecieron personajes populares dela televisión y de la política y las “figuras se hicieron más grandes, algunas de
hasta cinco metros de altura y ancho de cuatro o más metros”, para cargarlas se necesitaba de ocho a 15 personas y hasta 30, quienes a la vez que la cargan bailan con ella y hacen bromas a la gente. La elaboración de las figuras es motivo de regocijo para los pobladores de Saltabarranca, quienes meses antes se reúnen en grupos o “flotas” explicó Inclán Cazarín, que pueden llegar a ser hasta de 30 a 70 integrantes, con edades que van de los 12 a los 25 años y trabajan durante mes y medio a tres meses una o dos horas al día, para estrenar su mejor figura en las fiestas del santo patrono.
“Las partes móviles son hechas mecánicamente y se accionan con hilos o varas, a veces les adaptan acumuladores de autos para encender luces en los ojos o accionar bombas de limpiaparabrisas para aventar agua a los espectadores”. Todo esto va acompañado de la “Danza de la Tuza”, que Francisco Inclán también bailó mientras corría detrás de la información, de la imagen y de la figura. Esta danza se usaba desde el siglo xix en peregrinaciones de Centroamérica hacia Otatitlán para celebrar el 3 de mayo al Cristo Negro en ese lugar.
La mojiganga se ha extendido por toda la región; Alvarado, Tlacotalpan y Los Tuxtlas
también cuentan con sus propias mojigangas, pero la de Saltabarranca logra “niveles de excelencia”, asienta en su texto Inclán Cazarín.