Año 2 • No. 62 • mayo 20 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Curso de verano de la Facultad de Idiomas
Ricardo García y Nadia Medina
La Facultad de Idiomas (FI) es una dependencia que ofrece prioritariamente dos licenciaturas: Lengua Inglesa y Lengua Francesa, y tres posgrados: especialización y maestría en Enseñanza del inglés y maestría en Didáctica del francés. Sin embargo, igualmente brinda servicio a través del Departamento de lenguas extranjeras (Delex) y del Departamento de Educación Continua. En éste ocupa un lugar fundamental el Curso de iniciación y fortalecimiento de inglés para niños de sexto de primaria y jóvenes de secundaria y preparatoria y el curso Verano de lenguas, tema central de este documento cuyo objeto es compartir esta experiencia de vinculación.
En 1988 la fi brindó por primera vez el curso de verano. Un grupo de maestros lo ideó como una solución a tres problemas básicos: a) obtener recursos económicos para adquirir material de apoyo educativo de diversa índole, b) difundir y extender los servicios de la escuela hacia un público diferente para vincularse más con la comunidad xalapeña, y c) proveer a los estudiantes de un espacio educativo en donde pudieran realizar su práctica docente.
La atención a estos problemas se logró. Con el paso del tiempo, los ingresos económicos derivados de las inscripciones al curso permitieron adquirir grabadoras, audio y video casetes, televisor de color, antena parabólica, telefax, diccionarios y libros, esto es, recursos y materiales para el laboratorio de idiomas, la sala audiovisual y el Centro de documentación de la escuela.
Los estudiantes de las licenciaturas en Lengua Inglesa y Francesa, interesados en trabajar con niños y adolescentes, cuentan con un espacio de práctica profesional indispensable para su formación como futuros maestros.
Actualmente, para trabajar con los niños, los estudiantes se preparan concienzudamente durante un buen tiempo, participando en un curso-taller llamado Planeación de la práctica docente con niños y adolescentes. Éste fue creado debido a la necesidad de evitar la improvisación. La improvisación de los maestros en las escuelas se da, por supuesto, y se mitiga con muy buena voluntad y deseo de cooperación. Sin embargo, en la medida en que esa buena voluntad y deseo de cooperación se suma a un proceso amplio de formación, en donde la planeación juega un papel fundamental, es posible lograr acciones educativas de mayor calidad. La calidad en la educación
es una meta a alcanzar por todos los involucrados en el asunto.
En el curso-taller Planeación de la práctica docente los estudiantes que participan en él conocen principios fundamentales sobre: la psicología del niño y el adolescente, teorías del desarrollo, teorías del aprendizaje, diferentes teorías educativas, el curriculum y la didáctica, específicamente de lenguas extranjeras y de su lengua materna, métodos, técnicas y diseño de materiales para la enseñanza de lenguas extranjeras para niños, la importancia del juego en esas etapas, diferentes manifestaciones de la lengua y la literatura en lengua materna, etc.
Pero no solamente conocen eso sino que desarrollan habilidades para elaborar programas de estudio, en este caso concreto, dirigidos hacia los niños o adolescentes con los que trabajan en el verano; habilidades, también, para seleccionar y/o construir ambientes, estrategias y materiales educativos diversos, adecuados a los educandos.
Asimismo, desarrollan actitudes de indagación, apertura, colaboración, creatividad, respeto, compromiso, tolerancia, responsabilidad social y uso racional de los recursos,
entre otros.
Una vez concluido el curso se reparten las constancias, tanto a los niños y adolescentes como a los estudiantes y maestros, quienes además obtienen la referente al curso preparatorio.
El curso de verano no siempre ha sido así. Antes se hablaba sólo del Curso de verano de la fi. Ahora tiene un nombre Verano de lenguas, curso para niños y adolescentes.
En su inicio la oferta iba dirigida también a adultos, incluso hubo un curso específico para maestros de secundaria, los que resultaron tan entusiastas que decidieron, junto con la maestra del curso, continuar trabajando hasta la siguiente primavera; el trabajo con los niños se realizaba en las mañanas y con los adultos por la tarde.
Cuando las vacaciones de los diferentes niveles educativos eran al mismo tiempo, el curso comprendía todo el mes de agosto, antes de las vacaciones de la universidad. Con la diferencia de calendarios, se ha tenido que ajustar el tiempo de trabajo, lo que implica que los universitarios participantes en él no gocen de las vacaciones tal y como están programadas, pues el curso comprende dos semanas de julio y dos de agosto, para aprovechar los tiempos libres de los niños.
Como al principio había mucho entusiasmo y participación, había maestros para encargarse exclusivamente de un nivel en una lengua; al paso del tiempo los ánimos se enfriaron y la colaboración disminuyó por lo que se contaba únicamente con un coordinador por cada lengua; actualmente sólo hay un coordinador para todos los niveles y lenguas.
Durante la mayor parte del tiempo, el trabajo de los maestros participantes fue honorario. De un tiempo a esta parte se les otorga una compensación simbólica que no paga sus esfuerzos pero sí intenta reconocer la energía generosa con la que asumen esa tarea.
La intervención de los estudiantes se ha mantenido casi estable, aunque con una ligera disminución, que ha derivado en la necesidad de limitar el cupo. Si bien hubo años en que por un nivel, en una lengua, pasaron hasta cuarenta estudiantes, la reducción de su número se ha debido a la intención de mejorar la calidad del servicio: mayor comprensión de los niños, de sus necesidades e intereses, mayor empatía.
Las cuotas de inscripción en sus inicios fueron muy modestas y en la actualidad se han mantenido

1. María Victoria Reyzábal y Ana Isabel Sanz (1995). Los ejes transversales, aprendizaje para la vida. Escuela Española, Madrid, y Rafael Yus Ramos (1998). Temas transversales, hacia una nueva escuela. Graó, Barcelona.