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Asegura
experta del Museo Nacional de Antropología
Conversión religiosa y migración
afectan la tradición del carnaval
Alma Espinosa |
| En
la sierra de Hidalgo, el carnaval constituye un ritual que permite
que la figura del chaman se preserve |
De
izquierda a derecha: el moderador Jesús Bonilla, de la UV,
y los investigadores
Ulises Fierro, Martha Medina y Gabriela Garret |
La
migración y la conversión religiosa hacia el pentecostalismo
han afectado las dinámicas sociales del carnaval, aseguró
Gabriela Garret Ríos de la Subdirección de Geografía
del Museo Nacional de Antropología y estudiante del Doctorado
en Historia Regional de la Universidad Veracruzana (UV).
Al participar en el “Simposio sobre carnavales indígenas:
arte, tradición, ritual e identidad”, en homenaje a Roberto
Williams García, Gabriela Garret dio a conocer que trabaja
en una comunidad enclavada en la sierra oriental de Hidalgo y que
por sus condiciones naturales se mantuvo más o menos aislada,
aunque evidentemente se ve la presencia de la Iglesia Católica
y las relaciones tirantes con la sociedad nacional.
En el salón Azul de Humanidades, la investigadora comentó
que el carnaval tiene diversos ámbitos de análisis y
ella le interesa lo concerniente al poder y al control social. “El
carnaval constituye un ritual que permite que la figura del chaman
se preserve, a través de la activación de ciertos dispositivos
sociales que en realidad están pero en el carnaval se exacerban”,
expresó.
En el carnaval los temores sociales se exacerban y a pesar de los
cambios se mantienen dichos temores. Reiteró que el carnaval
es un evento que permite la conexión con la figura del chamán
o que se complementen. Ante sus pares antropólogos, Garret
dijo que ella considera que mientras continúen estos dispositivos
sociales se preservará el sistema cultural.
Detalló que llama al carnaval dispositivo social porque precisamente
de una u otra forma toda la sociedad se involucra. Por ejemplo, los
pentecostales dicen no ser creyentes de la tradición porque
es una fiesta dedicada al diablo; sin embargo, de alguna forma participan
por las oraciones fuertes que realizan desde sus espacios religiosos.
Al simposio, organizado por la Facultad de Antropología de
la UV, el Gobierno del Estado y el Museo Nacional de Antropología,
también asistió Martha Medina Un, del Centro del Instituto
Nacional de Antropología e Historia de Yucatán, quien
habló sobre “El carnaval de los ‘Chikes’
maya”.
Habló de Ixil, un pueblo del estado de Yucatán cuyo
carnaval se caracteriza por la presentación de los Chikes,
un grupo integrado por personas de diferentes edades y en su mayoría
de sexo masculino, que se disfrazan de “indios apache”
y salen a imponer su “ley”.
Durante su ponencia explicó que el ritual de los “Chikes”
ha sufrido cambios a lo largo de los siglos, pero cada martes de carnaval
estos personajes salen a recorrer las principales calles del pueblo
para cobrar una multa a los comerciantes y a las autoridades municipales;
finalmente, buscan a los reyes del carnaval para encarcelarlos y cobrarles
también una multa para ser liberados.
Ulises Julio Fierro Alonso, del Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, habló sobre “Los
hijos del diablo: procesos rituales y cognitivos en el carnaval otomí
de Tenango de Doria (Hidalgo)”. Dijo que este sitio encierra
un proceso cognitivo y ritual encaminado a la generación del
conocimiento local y la integración comunitaria.
Esta articulación se fundamenta en la figura del diablo otomí,
la cual genera una dinámica ontológica donde se hacen
partícipes las acciones rituales a través de sistemas
simbólicos encaminados a fortalecer la reproducción
social y la vida comunitaria, explicó el investigador. |
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