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Enrique
González Llorca, el poeta que Veracruz olvidó
Celia Álvarez |
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La
vida y obras del escritor y poeta Enrique González Llorca se
hallan sepultadas por el olvido, pese a que fue un destacado protagonista
de la vida cultural de Xalapa a finales del siglo XIX y principios
del XX como autor de poemas, cuentos, relatos y numerosos artículos,
en los que trató sobre los problemas del hombre, de la sociedad
y la compleja política de su tiempo, publicados en periódicos
y revistas de Veracruz, Orizaba, el Distrito Federal y la capital
del estado. |
La obra en verso de este veracruzano, de cepa sotaventina y tlacotalpeña,
marcado por el dolor y la derrota, y que despertara interés
hace poco más de un siglo cuando comenzó a aparecer
impresa en la prensa local, ha sido organizada y reunida por primera
vez en el libro intitulado Poesía, que forma parte de la colección
Biblioteca Veracruzana de la máxima casa de estudios de Veracruz.
El editor del volumen, Ángel José Fernández,
quien es investigador de la Universidad Veracruzana (UV) y pertenece
al Sistema Nacional de Investigadores, decidió preparar esta
edición crítica de la Poesía de Enrique González
Llorca, convencido de que este escritor olvidado merece ser objeto
de un verdadero acto de justicia personal y poética, lo cual
se logrará si se le conoce y valora en su magnitud, para que
su herencia literaria llegue a ser reconsiderada e incorporada a esa
parte de la literatura mexicana a la que siempre ha pertenecido y
de la que hoy forma parte gracias a este libro editado por la UV.
Además del tiempo y las modas –indica Ángel José
Fernández en el “Epílogo” del volumen, que
abarca más de 800 páginas–, la notable escasez
de archivos, fondos hemerográficos y bibliotecas regionales
que se padece en la entidad ha contribuido al desconocimiento actual
de la obra de González Llorca (Veracruz, 22 de septiembre de
1870-Xalapa, 4 de febrero de 1929), quien publicó en vida un
solo libro: Estelas (1902), cuyo tiraje estuvo limitado a menos de
un centenar de ejemplares.
Así, cuando había transcurrido ya más de medio
siglo desde la desaparición física del poeta, fue preciso
que el editor realizase una ardua tarea de investigación valiéndose
de los documentos, libros, recortes periodísticos, libretas,
papeles y manuscritos que conservaron durante décadas los descendientes
de González Llorca, para poder ofrecer al lector esta versión
completa de su producción poética, que en un principio
estuvo inspirada por la de Salvador Díaz Mirón.
El libro incluye además un amplio estudio introductorio, un
aparato de variantes de texto y otro de notas de carácter léxico
e histórico que a la vez permiten conocer los signos vitales
que impulsaron la creación literaria de González Llorca
–que fue escribiendo siempre a la sombra de sus actividades
privadas y públicas– y el orden de los acontecimientos
políticos y sociales que marcaron la época en que vivió.
Fundador, director, redactor casi exclusivo y editor de periódicos
xalapeños como La Avispa (1893), El Clarín (1899), El
Iris Veracruzano (1902-1911), y El Oriente (1912); director emergente
del cotidiano La Opinión (1919-1920) de Veracruz, y colaborador
de El Estudiante (ca. 1887), de Xalapa, y El Horizonte (1893), del
puerto –estos últimos fundados, dirigidos y redactados
por su hermano mayor Francisco, de quien además recibiera influencia
para forjarse como escritor, periodista e individuo consciente–
González Llorca fue también funcionario público
y académico en las capitales del estado y de la República
durante los periodos revolucionario y constitucional, en la época
en que Antonio Pérez Rivera ocupara brevemente la gubernatura
de Veracruz; después sería colaborador de Venustiano
Carranza y de las Fuerzas Constitucionalistas.
Durante su juventud perteneció al grupo del general Juan Enríquez
y combatió con la pluma a sus enemigos; después enfocó
sus críticas contra el grupo Dehesista-huasteco y fue preso
político, víctima en 1899 de la “ley mordaza”,
sufriendo dos procesos judiciales consecutivos, pasando los meses
centrales de su existencia en las cárceles de Coatepec y Xalapa,
donde corrigió y aumentó su poema más extenso
e importante: “Desde la arena”, que hoy, por fin, se puede
conocer íntegro en las páginas de esta edición.
Al salir de la cárcel, en septiembre de 1900, volvió
a la vida civil, abandonó temporalmente la política
y se integró a la actividad educativa, hallando refugio en
la cátedra y el periodismo, bajo seudónimo y tras bambalinas;
el nacimiento de su única hija, en 1901, fue crucial para restañar
sus heridas, y una década después volvió a la
política local, trasladándose luego a la capital mexicana
por motivos de salud y retornando, finalmente, a Xalapa, donde, sin
apartarse de sus convicciones, se alejó para siempre de la
acción política y en el ocaso de su vida decidió
volver, pero ahora como profesor y bibliotecario, a las aulas de la
Escuela Normal y el Colegio Preparatorio.
La norma que Ángel José Fernández siguió
para la edición de la Poesía de Enrique González
Llorca fue la modernización tanto de la puntuación como
de la ortografía e incluyó a pie de página las
definiciones de algunas palabras cuyo significado actual varía,
agregando otras de carácter informativo como ubicaciones y
someras descripciones de sitios y lugares, vidas y obras de los personajes
citados, así como breves reseñas de algunos hechos históricos.
Poesía de Enrique González Llorca, editado por Ángel
José Fernández como parte de la colección Biblioteca
Veracruzana de la UV, se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico
Universitario situado en Xalapeños Ilustres 37, o en la Feria
Permanente del Libro Universitario, de Hidalgo 9. Es un libro que
todo xalapeño y veracruzano debe leer y conservar en su acervo
personal; será la única manera de hacer justicia a un
gran poeta local que, así, emergerá del oscuro foso
del olvido injustificado. |
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