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Con
el fin de supervisar las actividades de los laboratorios clínicos
Requiere México ley
en seguridad biológica
Porfirio Castro
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Aun
cuando existen cinco normas oficiales mexicanas, el personal no las
conoce y, por ende, no las aplica |
Veracruz,
Ver.- Nuestro país requiere de una ley en materia
de seguridad biológica en laboratorios clínicos, pues
ante el desmedido crecimiento de estos sitios debe existir una forma
de regularlos y supervisar las actividades que realizan, aseguró
Klintsy J. Torres Hernández, del Centro de Investigaciones
en Enfermedades Infecciosas, durante su conferencia “Seguridad
biológica en el laboratorio de microbiología”,
impartida en la Facultad de Bioanálisis en el marco de los
festejos de la Semana Científica Conmemorativa al Día
del Químico.
Klintsy J. Torres agregó que la situación empeora por
la negativa de los trabajadores a usar ropa y equipo que permitan
evitar cualquier contagio durante sus labores; además, dijo
que aun cuando existen cinco normas oficiales mexicanas, el personal
no las conoce y, por ende, no las aplica.
Por ejemplo, para la vigilancia epidemiológica, prevención
y control de infecciones nosocomiales existe la NOM-026-SSA2-1998;
para la prevención y control de la infección por Virus
de la Inmunodeficiencia Humana se cuenta con la NOM-010-SSA2-1993;
para el manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos,
así como la clasificación y especificaciones para su
manejo, se tiene la NOM-087-SEMARNAT-SSA1-2002; para los colores y
señales de seguridad e higiene, además de la identificación
de riesgos por fluidos conducidos por tuberías, está
la NOM-026-STPS-1998; finalmente, la NOM-012-STPS-1999 dicta las condiciones
de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se produzcan,
usen, manejen, almacenen o transporten fuentes de radiaciones ionizantes.
La egresada de la Facultad de Bioanálisis destacó que
los agentes infecciosos humanos más comunes en el laboratorio
son el hantavirus, el arbovirus, la fiebre Q, la hepatitis B y, sobre
todo, la tuberculosis, cuando no son trabajados adecuadamente. Destacó
que el desconocimiento llega al caso de que los propios médicos
envían a los familiares del paciente al laboratorio con las
muestras en las manos, en vez de ir protegidas en contenedores especiales;
otra fuente de contaminación habitual es descuidar la vigilancia
y mantenimiento de los filtros de aire en el área de análisis,
que expulsan al exterior regularmente junto con el aire, en los casos
más graves, hasta bacterias.
La académica describió que son cuatro los grupos de
riesgo, de menor a mayor peligrosidad: Bajo riesgo individual y a
la comunidad (grupo 1); Moderado riesgo individual, bajo riesgo a
la comunidad (grupo 2); Alto riesgo individual, bajo riesgo a la comunidad
(grupo 3), y Alto riesgo individual, alto riesgo a la comunidad (grupo
4).
Klintsy Torres mostró a los asistentes equipo de protección
personal (EPP) que previene la exposición como guantes, botas,
cubre-zapatos, googles, gorros, batas especializadas de material impermeable
a cualquier derrame de líquidos sobre su superficie y las mascarillas
N95 o N100 (que protegen de 95 ó 100 por ciento de agentes
infecciosos aerosolizados). Los factores que influyen en la elección
del EPP tienen que ver con el tipo de material y muestras que se trabajará.
Agregó que se puede consultar gratuitamente vía Internet
el texto “Bioseguridad en laboratorios de microbiología
y biomedicina”, editado por el Servicio de Salud Pública,
el cual contempla los requerimientos actuales en este ámbito. |
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