Año 8 • No. 293 • Diciembre 10 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Con el fin de supervisar las actividades de los laboratorios clínicos
Requiere México ley
en seguridad biológica
Porfirio Castro

Aun cuando existen cinco normas oficiales mexicanas, el personal no las conoce y, por ende, no las aplica
Veracruz, Ver.- Nuestro país requiere de una ley en materia de seguridad biológica en laboratorios clínicos, pues ante el desmedido crecimiento de estos sitios debe existir una forma de regularlos y supervisar las actividades que realizan, aseguró Klintsy J. Torres Hernández, del Centro de Investigaciones en Enfermedades Infecciosas, durante su conferencia “Seguridad biológica en el laboratorio de microbiología”, impartida en la Facultad de Bioanálisis en el marco de los festejos de la Semana Científica Conmemorativa al Día del Químico.

Klintsy J. Torres agregó que la situación empeora por la negativa de los trabajadores a usar ropa y equipo que permitan evitar cualquier contagio durante sus labores; además, dijo que aun cuando existen cinco normas oficiales mexicanas, el personal no las conoce y, por ende, no las aplica.

Por ejemplo, para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de infecciones nosocomiales existe la NOM-026-SSA2-1998; para la prevención y control de la infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana se cuenta con la NOM-010-SSA2-1993; para el manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos, así como la clasificación y especificaciones para su manejo, se tiene la NOM-087-SEMARNAT-SSA1-2002; para los colores y señales de seguridad e higiene, además de la identificación de riesgos por fluidos conducidos por tuberías, está la NOM-026-STPS-1998; finalmente, la NOM-012-STPS-1999 dicta las condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se produzcan, usen, manejen, almacenen o transporten fuentes de radiaciones ionizantes.

La egresada de la Facultad de Bioanálisis destacó que los agentes infecciosos humanos más comunes en el laboratorio son el hantavirus, el arbovirus, la fiebre Q, la hepatitis B y, sobre todo, la tuberculosis, cuando no son trabajados adecuadamente. Destacó que el desconocimiento llega al caso de que los propios médicos envían a los familiares del paciente al laboratorio con las muestras en las manos, en vez de ir protegidas en contenedores especiales; otra fuente de contaminación habitual es descuidar la vigilancia y mantenimiento de los filtros de aire en el área de análisis, que expulsan al exterior regularmente junto con el aire, en los casos más graves, hasta bacterias.

La académica describió que son cuatro los grupos de riesgo, de menor a mayor peligrosidad: Bajo riesgo individual y a la comunidad (grupo 1); Moderado riesgo individual, bajo riesgo a la comunidad (grupo 2); Alto riesgo individual, bajo riesgo a la comunidad (grupo 3), y Alto riesgo individual, alto riesgo a la comunidad (grupo 4).

Klintsy Torres mostró a los asistentes equipo de protección personal (EPP) que previene la exposición como guantes, botas, cubre-zapatos, googles, gorros, batas especializadas de material impermeable a cualquier derrame de líquidos sobre su superficie y las mascarillas N95 o N100 (que protegen de 95 ó 100 por ciento de agentes infecciosos aerosolizados). Los factores que influyen en la elección del EPP tienen que ver con el tipo de material y muestras que se trabajará.

Agregó que se puede consultar gratuitamente vía Internet el texto “Bioseguridad en laboratorios de microbiología y biomedicina”, editado por el Servicio de Salud Pública, el cual contempla los requerimientos actuales en este ámbito.