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Pornografía
y erotismo, distintivos
de la condición humana
Gina
Sotelo |
La
pornografía es la representación de la práctica
visual que expone los genitales para despertar la excitación,
dijo la doctora Alba González Reyes |
La
idea de que en nuestros días la pornografía y el erotismo
se convierten en una rama del comercio influyendo en el imaginario
colectivo de las sociedades cada vez más globalizadas, fue
discutida en el Auditorio de Humanidades por Alba González
Reyes, dentro de las actividades conmemorativas al 30 aniversario
de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana
(UV).
La industria de la pornografía fue la mesa en la que participó
González Reyes y en la cual se trató de analizar el
cómo se ha convertido en esta época posmoderna el uso
del cuerpo y su industrialización en imágenes eróticas. |
La
doctora reflexionó sobre el uso del cuerpo a través
de la historia en imágenes, dejando en claro que el tema de
la pornografía y el erotismo ha sido poco estudiado en México.
Su investigación la elaboró a través de diferentes
herramientas de interpretación como pinturas, dibujos, grabados
y pasquines.
Habló de erotismo como la evocación que propicia la
actividad sexual y que requiere de imaginación para realizarse:
“Es exaltación del instinto, construcción social
vinculada a la vida, sugestión, morbidez, dramatismo, sensualidad,
entre otros aspectos”.
Alba González definió a la pornografía como la
representación de la práctica visual que expone los
genitales para despertar la excitación, muestra el uso de la
manipulación y encuentro de genitales entre los personajes;
involucra al sexo con un atractivo directo.
Manifestó que desde la Grecia clásica datan imágenes
del siglo V a.C., evidentemente ilustrativas: “En los primeros
siglos del cristianismo se condenan las imágenes al ser visto
el cuerpo como ‘morada para los demonios que adquieren nombres
y formas humanas’, la Iglesia católica sostenía
que el cuerpo virginal era la manera de unir al cielo
con la tierra”.
Señaló que en el medioevo el arte gótico promovió
la vergüenza y la privación de los placeres, el puritanismo
y el no uso del cuerpo: “La sociedad medieval tenía como
pilar ideológico a la Iglesia católica que negaba la
sensualidad. En el siglo XVI la humildad y la vergüenza fueron
considerados medios de provocación erótica”.
Añadió que la Edad Media por un lado procuraba comidas
ácidas sin azúcares o grasas, mientras que en el Renacimiento
las élites degustaban dulces y cremas, pues en ese entonces
la delgadez era símbolo de pobreza y fealdad: “Eran tiempos
en los que el pintor Rubens mostraba a sus mujeres gordas y bofas
con numerosos pliegues”.
Los siglos XVII y XVIII traen consigo un trastocamiento de las formas
corporales femeninas orientadas hacia una sexualidad desconfiada y
hostil: “Cuando el placer y el apasionamiento eran distintivos
de los amantes, ya el Marqués de Sade anticipa una revolución”.
Fue precisamente la Revolución Francesa la que marcó
un punto de partida para la historia de la pornografía; por
ejemplo, María Antonieta fue símbolo de poder, promiscuidad
y adulterio a tal grado que estos comportamientos “deplorables
y ofensivos para la nación” justificaron su decapitación:
“Recordemos que en ese entonces los matrimonios no eran celebrados
por amor, sino para evadir la incorporación al ejército”
dijo.
Para González Reyes la historia de la modernidad nace con el
siglo XIX y es precisamente cuando el placer es visto como una pieza
de la industria: “Es un servicio destinado para el uso, el consumo,
y es que el término pornografía emerge de la categoría
de modernidad” concluyó. |
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