Año 7 • No. 273 • julio 2 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Ilegal y peligrosa, la intervención de empresarios en elecciones: especialista

Juan Carlos Plata

El exceso y la concentración de poder es peligroso, y cuando se juntan poder y dinero, es todavía más peligroso; Carlos Alba Vega, investigador del Colegio de México
Además de ser un acto ilegal –incluso reconocido tanto por el Tribunal Electoral como por los empresarios–, la intervención de los organismos empresariales en los procesos electorales representa un peligro para la estabilidad social del país, aseguró el investigador del Colegio de México, Carlos Alba Vega.

“No sería deseable que esto siga ocurriendo, es ilegal; no es saludable para la sociedad y es peligroso porque genera descontento, y volver a permitirlo sería un error muy grave. Las autoridades de la elección fueron demasiado generosas y bastante tibias en su manera de sancionar esta conducta no propia de un proceso electoral, debieron actuar con mucha mayor autoridad para atajar esa conducta”, sostuvo.

Carlos Alba Vega sostuvo que la intervención de los organismos empresariales en los procesos electorales representa un peligro para la estabilidad social del país
Alba Vega dijo que desde la Revolución y hasta principios de los 70, la relación de empresarios y políticos era directa, los hombres adinerados tenían derecho de picaporte en la oficina del presidente en turno, y de manera indirecta influían en el poder; el presidente y los secretarios de Estado los consultaban antes de tomar decisiones en materia económica y política.

“Pero a principios de los 70 se rompe ese pacto no escrito de consultarlos previamente y el presidente empezó a tomar decisiones propias y los empresarios sintieron que sus intereses estaban siendo afectados y se reorganizaron; crearon el Consejo Coordinador Empresarial en 1975 y se involucraron directamente en la política porque creyeron que los canales tradicionales de participación no eran suficientes”, dijo.

A partir de ahí comenzaron a conseguir cargos de elección popular, desde los 70 alcanzaron alcaldías y diputaciones locales y federales, senadurías, y a partir de 1988 empezaron a aspirar a la presidencia con Manuel Clouthier, hasta que en el 2000 la consiguieron con Vicente Fox.

“El exceso y la concentración del poder –en cualquier situación– es peligroso, cuando se juntan el poder y el dinero, es todavía más peligroso. Los empresarios tienen muchos intereses que defienden a toda costa, lo hacen de la manera más efectiva que encuentran y tienen los recursos suficientes para hacerlo”, afirmó.
Alba Vega explicó que, a diferencia de otras revoluciones sociales, la Mexicana no sólo respetó la existencia de los grandes empresarios, sino que facilitó su nacimiento y desarrollo. Sí marcó ciertos límites en su acción, pretendiendo con ello proteger los intereses de otros sectores sociales, pero en la práctica no logró orientar un desarrollo que propiciase una sociedad razonablemente igualitaria e incluyente a largo plazo.

“Por una parte, los empresarios eran visualizados como un factor de modernización para el país y, por la otra, algunos actores sociales que participaron en la Revolución los empujaron fuera de los espacios de representación del nuevo orden político, donde otros sectores como los militares, los obreros y los campesinos sí tenían un lugar”, dijo.

El espacio de acción de los empresarios se limitó al campo económico, aunque de manera limitada; tendrían derecho a ser consultados por el gobierno en materia de política económica, para eso se crearían las cámaras y confederaciones de industriales y comerciantes. La falta de representación política directa a través de los partidos se supliría con formas de relación informales y personalizadas a través de las cuales expresaban sus demandas y defendían sus intereses al más alto nivel.
“Sin embargo, en los aspectos sociales y políticos, cuando aparecieron conflictos que no pudieron resolverse por esos mecanismos, los empresarios prefirieron crear sus propias instituciones, entre las que destacan la Coparmex (1929), el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (1962) y el Consejo Coordinador Empresarial (1975)”, dijo el investigador.

Carlos Alba Vega es doctor en Ciencia Política por la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales (Mención Honorífica), maestro por el Diplôme d'Études Approfondies, de París; es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III.