Año 6 • No. 249 • Diciembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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A través del Instituto de Genética Forestal de la UV

Alma Espinosa
Los pinos clonados muestran mejores características que los plantados por sistemas tradicionales

Las especies de pinos que se han clonado son: oaxacana, pseudostrobus, pátula y jaliscana
El objetivo es uno: impulsar los programas de reforestación mediante la implantación de la técnica de clonación como una alternativa a los sistemas tradicionales que se utilizan en Veracruz y en todo el país. Si se quiere generar un verdadero impacto en biotecnología forestal se debe innovar en las técnicas.

Esta es la primera afirmación que debemos tomar en cuenta al hablar de reproducción arbórea para rescatar las áreas verdes que nos quedan, luego de la devastación causada por las actividades que el ser humano realiza y que inciden de manera directa en el medio ambiente.

La Universidad Veracruzana (UV) es una entidad preocupada por la destrucción que provoca la mano del hombre y su posible remediación a través de programas de diversa índole. De esta forma, ha encontrado en la clonación una vía alterna para recuperar los bosques que han sufrido los estragos de la modernidad, caracterizada por su incontenible multiplicación industrial.

Desde hace más de dos años investigadores del Instituto de Genética Forestal de la UV han trabajado en materia de clonación y enfocaron sus esfuerzos a reproducir varias especies de pinos del estado y de otras partes de la República, como Guadalajara, cuya especie pinus jaliscana se encuentra en peligro de extinción.
Todo este tiempo Armando Aparicio Rentaría, investigador del Instituto, ha desarrollado, junto con estudiantes del área Biológico-Agropecuaria, diversos proyectos de investigación enfocados en la clonación. Sus trabajos han colocado a esta casa de estudios entre las primeras en el plano nacional que desarrollan clonación de pinos.


El investigador Armando Aparicio Rentaría realiza el corte para obtener nuevas plantas.
Pasos para clonar un pino

La clonación ha tenido más impacto y difusión en la reproducción humana por la vía celular; sin embargo, la clonación vegetal es un asunto que actualmente llama la atención de los científicos como una forma de frenar la destrucción ambiental. En el caso de los pinos, el proceso de clonación se realiza mediante el enraizamiento (producción de raíces) de una estaca proveniente de una especie seleccionada cuidadosamente.

Para abundar en el proceso de clonación, Armando Aparicio explicó que el primer paso es seleccionar un árbol según su fenotipo, es decir, las características externas como rectitud del fuste, que se busca para mejorar la calidad de la madera.

Ya que se tiene el árbol idóneo, se colectan sus semillas y se mantienen separadas de otras especies. Por cada población se eligen de 15 a 20 árboles. Las especies que hasta el momento se han elegido son pinus oaxacana, pseudostrobus, pátula y jaliscana.

La semilla se lleva al vivero para sembrarla en charolas de germinación. Cuando ha logrado crecer 10 centímetros se traslada a un envase más grande en el que permanecerá un promedio de cinco años. No obstante, cuando el seto alcanza 20 centímetros está listo para ser podado de cuatro a seis veces por año. Esto provoca el crecimiento de un mayor número de brotes, útiles para obtener más material para los trabajos de enraizamiento.

Es importante aclarar que los setos con los que se trabaja actualmente fueron sembrados hace más de dos años, aproximadamente, por lo que ya están listos para los cortes. Éstos se realizan a una misma altura y se entierran en pequeños hoyos de tres centímetros. La importancia de conservar el mismo tamaño es para comparar el enraizamiento y la capacidad de crecimiento de cada seto de donde provienen los brotes.

Luego del corte, la estaca es impregnada de una hormona que acelera su enraizamiento.
Cabe aclarar que antes de enterrar las estacas se les pone un centímetro de la hormona ácido indolbutírico en polvo para inducir y acelerar el proceso de enraizamiento. El investigador informó que con este procedimiento se ha tenido un 90 por ciento de éxito, lo cual fue asentado en una investigación que busca un método que garantice mejores resultados.

El tiempo promedio que requiere una estaca para lograr su enraizado es de dos meses, pero en el Instituto se deja cuatro meses para asegurar. De los resultados se han observado plantas mucho más vigorosas, con el tallo más ancho y en general más satisfactorio en comparación con la reproducción vía sexual al utilizar semillas.

Para hacer una demostración fehaciente se realizará en los próximos meses una plantación de tipo clonal una vez que se tenga una cantidad suficiente de plantas; hasta el momento se cuenta con cerca de 500. De esta manera se podrán comparar los rendimientos en cuanto a capacidad de crecimiento y sobrevivencia en campo, según el origen o fuente de donde se obtuvo el material. La plantación estará en una zona forestal donde se desarrolla naturalmente la especie, con la finalidad de darle las mismas condiciones para no afectar su desarrollo.

Los estudiantes del Área Biológico-Agropecuaria colaboran en el proceso de clonación.
Como parte de los trabajos de clonación, el académico ha considerado la importancia de conservar especies en vías de extinción aunque no sean endémicas de Veracruz. Es el caso del pinus jaliscana que está en peligro de desaparecer, por lo que en el Instituto de Genética trabaja para conservar el germoplasma de la especie y propagar material por medios vegetativos. A pesar de que la jaliscana es una especie introducida, en nuestro estado se cuenta con las condiciones necesarias para que crezca de manera satisfactoria.

Las estacas se plantan a la misma altura para comparar su crecimiento.
Ética ambiental

Hablar de clonación vegetal implica por lo menos dos vertientes. La primera es la de visualizarla como una de las vías de solución a los problemas que aquejan a nuestro medio ambiente; la otra es verla desde una perspectiva dictada por la ética. Para hablar del tema entrevistamos al director de la Facultad de Filosofía de la UV, Alberto Ruiz Quiroz.

Destacó que el hombre siempre ha sido muy importante. El siglo XX lo reafirmó al retomar “la tradición cultural de colocarlo no sólo en el centro de todas las acciones, sino también en la cúspide de la misma evolución. Pero, a la vez, lo reubicó en su justa dimensión: la de ser parte de la naturaleza. Y esto no debe soslayarse, por eso ahora se tiene más claridad de que el hombre, como habitante del mundo, sin una casa ordenada no podrá subsistir, no podrá ser. Y así la ecología entró en jauja y regresa al hombre a su mismo hábitat, la naturaleza, para que pueda ser de manera más plena”.

Ese cuidado de la casa, representado por la ecología, dijo, requirió sacudirse de los mitos de Ícaro y Prometeo que llevaban hasta los extremos el dominio del hombre sobre la naturaleza. Porque se creía firmemente que ésta habría de ponerla a su servicio, al grado de someterla y avasallarla hasta construir una auténtica fábula. Esto lo confirma la inminente catástrofe de toda la naturaleza, incluyendo la vida humana a un poder limitado de la tecnología.

El interés por tópicos tan trascendentales ha incitado a la comunidad de Filosofía para desarrollar actividades interdisciplinarias, como cursos y diplomados sobre diversos temas como la muerte, el servicio médico, las perspectivas de la bioética y las condiciones que proporciona el medio ambiente. En este contexto, “se ha comprendido que el cuerpo humano, con sus limitaciones en la salud y sus aspiraciones de prolongación de la vida, manifiesta en sí mismo la crisis ecológica, así como al necesidad de recuperarse dentro de un proceso de restauración global”, comentó.

En este marco de reestructuración global se ubica el proyecto de manipulación genética en el mundo de la botánica. Explicó que “las plantas también son incluidas en este proceso renovador de una manipulación racional. Es claro que en ésta se ha querido ver la posibilidad de salvar especies en extinción. Se piensa que con dicha novedad tecnológica se contarán con las condiciones para el desarrollo racional de nuevas especies y plantas”.
El director agregó que “no deja de pesar en la conciencia humana la extinción de vegetales y plantas medicinales que, al extinguirse, se han llevado consigo el misterio del beneficio curativo que muchas de ellas encierran para la subsistencia humana. No se descarta que al manipular genéticamente los vegetales se esté incurriendo en una alteración indiscriminada e ilegítima de la naturaleza. En este momento, se estaría incurriendo en una actitud antiética por actuar contra la naturaleza”.

Para concluir, Alberto Ruiz dijo que actualmente la ética cobra nuevas dimensiones. Por esta razón, “los estudiantes de filosofía procuran recorrer esos caminos que, inclusive, vinculan estrechamente la revolución de la ingeniería genética con los recursos de la cibernética. En medio de ellos busca su lugar la ética, como disciplina filosófica aunque, en ocasiones, sólo alcance a pisar los terrenos de la problemática cotidiana que se plantea a lo largo del servicio sanitario y de un lejano vislumbre de un renovado hábitat para el hombre”.

La plantas clonadas se pasan a recipientes plásticos con toda la información necesaria para su estudio.