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Argumento
lógico impecable no garantiza contenido verdadero
Los medios expresan opiniones,
no sólo información objetiva
Dunia Salas Rivera |
| Quien
trata de convencernos de hacer algo sin que haya un contenido lógico
detrás no es un hombre de bien: filósofo de la UNAM |
Los
medios de comunicación tienen muchas razones por las cuales
apelar al manejo de la voluntad sin que haya una argumentación
de fondo, esto es, hacer uso de la lexis y carecer de logos en sus
discursos, aseguró el filósofo Carlos López en
la conferencia “Análisis lógico de argumentos,
falacias y retórica”.
Esta idea de manipulación también está mediada
por una concepción ética de lo que debe ser la palabra,
porque cuando alguien trata de convencernos de hacer algo sin que
haya un contenido lógico detrás no está siendo
un hombre de bien, ya que no está siendo justo al mostrar sus
reglas de argumentación para que la otra persona pueda discutir;
además, tampoco está mostrando sus contenidos, añadió. |
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Ante
un numeroso auditorio congregado en el Departamento de Inteligencia
Artificial (DIA) de la Universidad Veracruzana (UV), el catedrático
de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) habló de la argumentación lógica
y de la persuasión retórica en los medios masivos, valiéndose
de exposiciones acerca de lo que la tradición analítica
en filosofía considera falacias y de las consideraciones clásicas
que los retóricos latinos manejaban como el arte de decir las
cosas. |
Durante
el primero de una serie de “Logiloquios” que se celebrarán
cada viernes en el DIA, López hizo una revisión de cómo
los medios masivos manipulan la información. Explicó
que en éstos hay un pretendido manejo del logos porque se supone
que son meramente informativos: “Según ellos no están
expresando opiniones sino información, pero ésta se
editorializa y está orientada por la opinión de la televisora”.
El ponente añadió que el medio le da al espectador la
información como si fueran las premisas de un argumento y lo
deja abierto a su experiencia racional para que saque las conclusiones
implícitamente: “Los medios de comunicación tienen
el gran poder de generar poder al sesgar la opinión del espectador”.
En nuestro México contemporáneo, puntualizó,
tenemos muchas variantes –algunas muy elaboradas y sofisticadas,
otras mucho más burdas– de invitaciones a la conclusión
inferencial o implícita, a partir de información manejada
desde la lexis.
Para esto, el también académico de la Facultad de Filosofía
de la UNAM, Rafael Mondragón, desglosó un reportaje
realizado a partir del caso de San Salvador Atenco y desde una perspectiva
analítica reconstruyó el proceso inferencial al que
se conmina al espectador con la información proporcionada y
ubicó en dónde el proceso inferencial es falaz.
Posteriormente, pasó al análisis retórico a partir
del cual localizó las figuras que apelan a los sentimientos
y al movimiento de la voluntad de múltiples maneras y que sirve
para generar un efecto preciso en el espectador.
Mondragón y López ejemplificaron este tipo de manipulación
a partir de las declaraciones del gobernador del Estado de México,
Enrique Peña Nieto, respecto a los más recientes hechos
que involucran al movimiento de Atenco. Peña Nieto, expusieron
los ponentes, dijo: “La policía que estaba a mi cargo
no cometió ningún exceso con las mujeres. Si las violaron,
tienen la posibilidad de presentar sus denuncias y que se dejen revisar
por los médicos que pusimos para determinar si efectivamente
fueron violadas”.
Esto implica, analizaron los conferencistas, que si las mujeres no
denuncian, por tanto, no hubo excesos: “Este es un argumento
válido e impecable, pero debemos preguntarnos si es verdadero,
si es suficiente con que hayan sido violadas para que denuncien y
si una afirmación es consecuencia de la otra”.
Mondragón dijo que psicológicamente una persona que
fue violada difícilmente va a permitir que lo revise una persona
del mismo grupo que la violó: “Esto es lo que está
por debajo de la verdad de esa afirmación. Un argumento válido
que no funciona en la conclusión de verdad porque tiene un
truco retórico para hacernos creer su verdad”.
Los académicos concluyeron que la verdad de la relación
hipotética entre estas dos cosas está disfrazada con
una afirmación que depende de la valentía y que pone
a prueba la legitimidad de las acciones como gobierno contra la capacidad
de denuncia de las personas: “Una afirmación está
disfrazada sobre de otra y está postulando un argumento de
estructura lógica infalible pero de contenido semántico
falso”. |
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