Año 6 • No. 233 • agosto 14 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 
Arte

 Becas y oportunidades

 Deportes


 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos



 

 

  Del CIMI a la Orquesta más antigua del país
Pianista de 11 años debutará
como solista en la OSX
Gina Sotelo
Contando con sólo once años de edad Marcela Cárdenas tiene muchos motivos para sentirse orgullosa: en enero ganó el segundo lugar en un concurso nacional de piano, terminó el quinto año de primaria con promedio de diez, egresó del Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI) y fue admitida en los primeros lugares de la Facultad de Música. Y por si esto no fuera suficiente, fue elegida para ser solista de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) el próximo mes de septiembre.

Respaldada por el CIMI, la pequeña Marcela abre la posibilidad de que niños como ella sean solistas de una de las estrellas de la Universidad Veracruzana (UV), su Orquesta Sinfónica.

Marcela y otros compañeritos, convocados por el maestro Carlos Miguel Prieto, realizaron una audición para acompañar a la Sinfónica en sus tradicionales conciertos didácticos. Sin embargo, el desempeño de la pequeña pianista fue tan bueno que el propio director de la Orquesta la invitó a ser solista en uno de los conciertos de esta temporada, programado para el mes de septiembre.

Luego de escuchar su participación, Carlos Miguel Prieto felicitó a la niña pianista por su ejecución del segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta en Re mayor de Hayden. “Xalapa en música se representa por la Orquesta Sinfónica. Esta es una muy buena manera de foguearme pues no cualquier niño tiene la oportunidad de tocar con esta orquesta”, dice contenta Marcela, quien actuará con la OSX el 20, 21 y 22 de septiembre.

De enormes ojos chispeantes, Marcela empieza a labrarse un nombre en el mundo de la música. Fue en el mes de enero cuando obtuvo el segundo lugar en el 2º Concurso Nacional Petrof-Symphony-Pearl River que se celebró en la ciudad de Colima. Es bueno precisar que el primer lugar lo obtuvo otro niño del CIMI, Ricardo Vélez Rodríguez, compañero de Marcela.

Asimismo, la pequeña tocó en abril con la Orquesta Sinfónica Juvenil en un concierto especial del Día del niño, una de las tantas presentaciones que le han ido dando más confianza y seguridad frente al piano. Recientemente terminó sus estudios en el CIMI y en agosto inicia sus clases en la Facultad de Música, donde ocupó uno de los diez primeros lugares en una lista de más de 50 aspirantes, entre ellos niños y adolescentes.

De actitud muy sencilla, Marcela se siente satisfecha y orgullosa de los logros hasta ahora obtenidos, no sólo en el mundo de la música sino en su vida personal. Estudia en la primaria Simón Bolívar y terminó de cursar el quinto grado con promedio de diez. Sus compositores favoritos son Mozart, Hayden y Chopin, y –como era de esperarse– de grande quiere ser pianista: “Para ofrecer conciertos por todo Europa y México”.

Motiva el CIMI la autosuficiencia en los niños
Tendría que existir un dicho: Detrás de un gran niño hay un gran maestro y un gran padre. Casos como el de Marcela Cárdenas no serían posibles sin el apoyo de sus tutores y familiares. Así lo considera su maestra del CIMI, María Esther Vivanco.

La maestra considera que para que un pequeñín destaque debe haber de su parte una predisposición y un trabajo en conjunto por parte del maestro, los papás y el niño: “Ellos son un orgullo para nosotros los maestros, que siempre trabajamos con el mismo empeño pero a veces no hay resultados. Se tiene que conjugar el apoyo niño-maestro-padres, de lo contrario, difícilmente vamos a obtener resultados”, señala.

Ella, como otros maestros del CIMI, considera que el niño, cuando siente el apoyo de sus padres, trabaja con mucha más eficiencia, pues el apoyo de los padres significa amor, aceptación, sacrificio y compromiso: “Se vuelven niños más confiados, seguros y felices, y lo que queremos también es que los papás valoren el esfuerzo y se sienta contentos con lo que hacen sus hijos”.

La forma de trabajar de María Esther Vivanco es muy peculiar y su prioridad es que los niños aprendan a trabajar cada vez más solos y se vuelvan autosuficientes. Para ella, el niño debe de poseer características especiales.

Debe haber nacido músico: “Esto no quiere decir que tome el instrumento y ya diga algo, pero si yo le repito varias veces una pieza y él es capaz de reproducirlo, eso a mí me dice que él es músico. No sé –ni es importante– cuándo lo va a sentir, pero el niño ya nació músico y lo único que yo voy a hacer es ayudarlo a recordar cosas que ya sabe”.

La maestra finaliza que el nacer músico significa que ella ni siquiera le va a enseñar algo, pues ellos ya lo traen, lo saben. Además deberá contar con algún tipo de habilidad y, por último, “tener una cabeza que le permita analizar, que sea funcional, receptivo y que pueda concentrarse y no divagar”.