Para
que la generación de energía no atente contra el medio
ambiente y las políticas energéticas no afecten a
corto o largo plazo los intereses nacionales, las universidades
deben guiar científicamente la toma de decisiones de sus
gobiernos, coincidieron investigadores de la Universidad Veracruzana
(UV) y la Universidad de Texas (UT).
“En América Latina hay una verdadera preocupación
por los recursos energéticos, no sólo por la conciencia
actual de que no son renovables, sino porque las prácticas
y desarrollos del pasado han traído graves consecuencias
en todo el mundo”, comentó Charles Groat, director
del Centro Internacional de Energía y Políticas Ambientales
de la Universidad de Texas.
Habló por ejemplo del calentamiento global, que en gran medida
es provocado por la emisión de gases invernadero que generan
los combustibles, cuyos efectos han empezado a ser catastróficos
en muchas partes del mundo, no sólo donde los gases se emiten.
Por su parte Alberto Lorandi Medina, director del Instituto de Ingeniería
de la UV, resaltó el papel que tienen las universidades en
la formación de profesionales y en la investigación
en el área energética, pues cada vez es más
integral y considera para su desarrollo el impacto que la generación
y explotación puede tener para el medio ambiente.
Groat, quien fue asesor del Departamento de Energía de Estados
Unidos en la administración de Bill Clinton, aseguró
que la actividad de investigación y desarrollo científico
debe estar encaminada a encontrar mecanismos de producción
de energía limpia, y de conservación de los recursos:
“Nuestra preocupación debe ser, cada ves más,
decir a los gobiernos cómo manejarlos, con bases científicas”.
Habló de las energías alternativas, que en Estados
Unidos implican el 20 por ciento del total de la producción,
entre ellas la energía hidrológica, la eólica
y la nuclear, aunque aceptó que el desarrollo aún
es incipiente, pero reconoció que han sido las universidades
quienes más han apostado por la investigación en esta
área. |