Año 6 • No. 218  • abril 3 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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La carencia de una constitución imposibilita el reto
Falta de información impide unificar a la comunidad europea
Alma Espinosa
Después de 50 años de que nació la iniciativa para conformar la Unión Europea (UE), aún no se logran acuerdos trascendentales como una constitución y esto se debe a que los habitantes no cuentan con información suficiente para conocer los efectos que podrían causar determinadas medidas en sus países y en la comunidad del Viejo Continente, aseguró Francesc Morata Tierra, académico de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Francesc Morata Tierra, de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Invitado por el cuerpo académico del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores, Económicos y Sociales (IIESES) de la Universidad Veracruzana (UV), Francesc Morata explicó que la constitución de la UE no es igual que la de los estados, por lo que surge una ambigüedad entre la población.

“Es un tratado que adopta la forma de una constitución porque se refiere al reparto de las competencias entre los distintos niveles de gobierno, derechos fundamentales, instituciones, políticas, etcétera El proceso de integración de la UE ha sido siempre muy elitista porque se negocia entre gobiernos y la población siempre se ha quedado al margen de las decisiones”, asentó.
Por lo anterior, dijo, cuando se le pide a los ciudadanos que se pronuncien lo hacen basándose en problemas de sus países. Esto indica que se debe informar a la gente para que se logre un debate democrático, integral. “Que la población sepa lo que está en juego en esos momentos y lo que se puede conseguir con una Unión Europea reforzada”, expresó.

El director del Centro de Documentación Europea de la casa de estudios de Barcelona asintió que actualmente no existe un consenso de cómo llegar a un acuerdo para la constitución, tampoco si para ello se requerirá de más referendos. Indicó que se tenía previsto que en noviembre del 2006 la mayor parte de estados habrían ratificado el documento. Empero, Francia es el gran problema en estos momentos y no podrá haber algún cambio hasta las próximas elecciones presidenciales en el país galo, que se realizarán en mayo de 2007.

Entonces, la UE depende de que los países resuelvan, primero, los problemas internos, para que, posteriormente, solucionen los conflictos a nivel europeo. Este es el precio que hay que pagar por no disponer aún de un sistema político propio y más autónomo de los estados, señaló.

En su ponencia “Situación actual del proceso de integración europea”, ofrecida en el auditorio de la Facultad de Economía de la UV, Morata Tierra comentó que la reciente incorporación de 10 estados produjo cambios porque existe mayor heterogeneidad cultural, diferencias económicas y políticas, así como más habitantes. Esto se incrementa por países que tienen niveles de desarrollo más bajo, como es el caso de los países del este.

Los países que ingresarán en el 2007 están en una situación parecida o aún peor que los que entraron recientemente. La disimilitud entre los países provoca que el funcionamiento de las instituciones cambie y que se tengan que hacer políticas adecuadas para estos países. Esto hace que, a veces, se pierdan las perspectivas del proyecto común.

Al hablar de países con menores ingresos y su incidencia en la economía de la UE, el ponente dijo que en cierto sentido es positivo porque se amplía el mercado y ese es justamente uno de los objetivos de tener un mercado integrado. Por otra parte, destacó, requiere esfuerzos para disminuir las disparidades territoriales y esto sólo puede hacerse a través de una política de cohesión.

Actualmente en la UE actúan fuerzas contradictorias que tienen paralizado el proyecto de la constitución que, si bien no propone ideas revolucionarias, sí podrían contribuir a resolver algunos problemas que se viven. Por un lado están los países que presionan, como España que aprobó mediante referendo la propuesta, pero países como Francia y Holanda no han dado su visto bueno, y está el caso de este último que ha postergado la aprobación al no ver claramente los beneficios.